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Astral: PLANO ASTRAL
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 17/05/2010 15:53
Modelo Multidimensional Teosófico
PLANO ASTRAL

Características generales del segundo plano, o plano astral:

Muchos de sus habitantes tiene la maravillosa propiedad de mudar de forma con protéica rapidez y de fascinar a los que escogen para divertirse con ellos.

La visión del mundo astral es muy diferente y mucho más amplia que la visión física. En el plano astral se ven los objetos de todos lados a la vez, y el interior de un sólido es tan visible como la superficie.

El escenario de estos planos es el mismo y mucho más que el de la tierra porque cuando desde ellos observamos por medio de los sentidos astrales, hasta los objetos puramente físicos presentan muy diferente aspecto... por lo que aún los objetos más familiares pueden parecer al principio totalmente desconocidos.

Por otra parte, se ha de tener presente que en circunstancias ordinarias, la generalidad de los habitantes del mundo astral, tanto humanos como elementales, sólo perciben los objetos astrales, pues para ellos la materia física es tan invisible como lo es la materia astral para la mayoría de la humanidad terrena.

Habitantes humanos del plano astral:

Éstos se dividen en encarnados y desencarnados, dependiendo si tienen cuerpo físico o ya no lo tienen. Esto es si están vivos o muertos en el plano físico.

Encarnados

Los humanos encarnados pueden visitar voluntaria o involuntariamente el plano astral durante sus sueños o meditaciones.

Desencarnados

La vida en el plano astral de los humanos desencarnados varía, pues aunque algunos permanecen allí sólo unos cuantos días, otros están muchos años o aún siglos.

Todo ser humano ha de pasar después de la muerte física por todos los subplanos del astral en su camino hacia el plano mental, aunque no se sigue de ello que haya de ser consciente en todos ellos.

La permanencia del alma en cualquier subplano del astral está precisamente en relación a la cantidad de materia que de dicho subplano contiene su cuerpo astral. Cuando al morir el cuerpo físico pasa el hombre al mundo astral, las desintegradoras fuerzas de la naturaleza comienzan a actuar sobre su cuerpo astral hasta liberar al alma de él.

En el ínfimo subplano del astral sólo permanecen los individuos que durante su vida terrena alimentaron pasiones siniestras y deseos brutales.

Si el individuo ha sido durante su vida terrena enteramente espiritual, su cuerpo astral será tan sutil que atravesará en rápida ascensión todos los subplanos del astral y despertará conscientemente en el plano inferior del mundo celeste o plano mental.

Habitantes no humanos:

La esencia elemental perteneciente a nuestra evolución

Para comprender la evolución elemental es necesario tener en cuenta que se efectúa en el arco descendente y por lo tanto progresa hacia la completa caída en la materia que acontece en el reino mineral, de suerte que para la esencia elemental el progreso significa descenso a la materia, en vez de ascenso a los planos superiores.

Cuando una porción de esencia elemental permanece durante algunos momentos sin que la afecten extrañas influencias (lo que dicho sea de paso, raramente se realiza), carece de forma definida, aunque su movimiento es todavía rápido e incesante; pero a la más mínima perturbación provocada acaso por alguna pasajera corriente mental, asume una desconcertante confusión de móviles y siempre cambiantes formas que surgen y desaparecen con la rapidez de las burbujas en la superficie del agua hirviente.

Estas evanescentes formas, aunque generalmente asumen las de seres vivos de alguna especie, humana o no, son manifestación de la existencia de separadas entidades en la esencia elemental a manera de las cambiantes y múltiples ondas que levanta una turbonada en las ondas de un tranquilo lago. Parece como si fueran meros reflejos del basto océano de luz astral, pero tienen cierta relación con la índole de la corriente mental que las pone en existencia, aunque casi siempre con alguna grotesca distorsión y espantable o repugnante aspecto. Se trata del resultado producido por la corriente de frívolos y medio involuntarios pensamientos emitidos por el cerebro de las gentes.

Al considerar cuán bajo de nivel es aún el pensamiento colectivo de la humanidad no es extraño que el hombre coseche lo que sembró; y así la esencia elemental que careciente de la facultad de percepción, recibe ciegamente y refleja cuanto sobre ella se proyecta, denota generalmente hostiles características.

Todo neófito lo sabe por experiencia, pues en la mayor parte de los casos su primera impresión al visitar el plano astral es la presencia en su alrededor de una numerosa hueste de protéicos espectros que hacia él avanzan en actitud amenazadora, pero que siempre retroceden o se desvanecen sin hacer el menor daño, si se les da en rostro valerosamente.

El cuerpo astral de los animales

La inmensa mayoría de los animales no han logrado aún permanente individualización, y cuando uno de ellos muere, la esencia monádica por su medio manifestada revierte al particular depósito de donde provino, llevando consigo las experiencias adquiridas durante la vida física. Pero esta reversión no se efectúa inmediatamente, sino que el cuerpo astral del animal se reordena lo mismo que en el caso del hombre, y el animal tiene en el plano astral positiva existencia cuya duración, aunque no muy larga, varía según el grado de inteligencia que haya desenvuelto. En la mayor parte de los casos está el animal en conciencia soñolienta, pero parece completamente feliz.

Los pocos animales domésticos que ya han alcanzado individualidad, y por tanto ya no renacen como animales en el mundo terrestre, tienen mucho más larga y consciente vida en el plano astral, y al final de ella, caen en una subjetiva condición, que dura muy considerable periodo.

Espíritus de la naturaleza

Tantas y tan variadas son las subdivisiones de esta clase, que merecerían en justicia un tratado especial. Sin embargo, daremos alguna idea de ellos, pues todos tienen características comunes.

Los espíritus de la naturaleza no han sido ni serán nunca humanos. Su línea de evolución es del todo punto diferente, y su sola relación con nosotros es que ocupamos el mismo planeta.

Los espíritus de la naturaleza son el equivalente a los animales de otra línea de evolución mucho más desarrollada que la nuestra. También se subdividen en siete órdenes que habitan respectivamente en los siete planos.

A continuación consideramos a los espíritus de la naturaleza más comprensibles para nosotros que son los de la tierra, agua, aire y fuego o éter. Son definibles e inteligentes entidades astrales que residen y funcionan en cada uno de dichos ambientes.

Se preguntará que cómo es posible que un ser viviente habite en una materia tan sólida como una roca en la corteza terrestre. La respuesta está en que como los espíritus de la naturaleza están corpóreamente constituidos por la materia astral, la materia de la roca no es obstáculo que impida su movimiento ni su visión; y por lo tanto, la materia sólida es su natural elemento y el único al que están acostumbrados y en el que se sienten a buen acomodo.

En el lenguaje vulgar se les conoce con muchos nombres, entre ellos hadas, gnomos, sátiros, faunos, elfos, duendes, nereidas, trasgos, ondinas, salamandras, sílfides, etc. Sus formas son muy variadas, pero más frecuentemente de configuración humana y cortos de talla. Como todos los habitantes del plano astral, son capaces de asumir cualquier tipo de aspecto a voluntad, pero tienen definida forma peculiar o mejor diríamos, una forma preferida en que aparecen cuando no les interesa asumir otra. En las condiciones ordinarias son invisibles a la percepción visual física, pero son capaces de materializarse para hacerse visibles físicamente.

La mayoría de los espíritus de la naturaleza evitan la relación con el hombre, cuyas costumbres y emanaciones le repugnan, y les molestan las corrientes astrales que ponen en movimiento los incesantes y desordenados apetitos humanos.

Otras órdenes de espíritus de la naturaleza son las entidades que en diversas ocasiones han sido reverenciadas como dioses locales o de los bosques. Estas entidades gustan de la lisonja que acompaña a la veneración que se les tributa y sin dudad están dispuestos a recompensar la veneración con algún servicio.

Los devas o ángeles

La superior línea de evolución relacionada con nuestro mundo físico es, según alcanza nuestro conocimeinto, la de los seres llamados devas por los induístas y que también en otras partes han recibido los nombres de ángeles.

Se pueden considerar como un reino inmediatamente superior al humano, como el humano es inmediatamente superior al animal; pero con la importante diferencia de que mientras para el animal no hay otro camino de evolución que pasar por el reino humano, el hombre tiene abiertos ante sí, al llegar a un alto nivel, siete senderos, uno de lso cuales es la evolución dévica.

Aunque relacionados con la tierra no están los devas confinados a ella, porque el conjunto de nuestra presente cadena de siete planos es para ellos un solo plano, pues evolucionan en un superior sistema de siete cadenas. Hasta ahora han reclutado sus huestes en otras humanidades del sistema solar, pues muy pocos individuos de la terrestre han llegado al nivel en que fueron capaces de unirse a la evolución dévica; pero también es cierto que algunas de sus numerosas clases no han pasado en el camino de su evolución por ninguna humanidad comparable a la nuestra.

En nuestro estudio del plano astral y el plano mental sólo necesitamos mencionar las tres inferiores categorías de los devas, llamados en la antigua terminología kamadevas, rupadevas y arrupadevas.

Así como el cuerpo físico es el más inferior posible en el hombre, así el cuerpo astral es el más inferior posible en el kamadeva. Pero aunque vive en el cuerpo astral, puede desprenderse de él visitar en cuerpo mental la esfera superior. El cuerpo inferior del rupadeva es el mental, mientras que el cuerpo inferior del arrupadeva es el causal.

Sin embargo, la manifestación de los devas mentales y causales en el plano astral es tan sumamente rara como la manifestación materializada de una entidad astral en el plano físico. Así es que sólo nos referiremos aquí a la categoría inferior, la de los devas astrales.

El término medio de sus individuos aventaja de mucho a nuestro término medio, porque se ha eliminado hace tiempo de sus filas todo lo activo e intencionalmente maligno. Generalmente parece como si no se dieran cuenta de nosotros en el plano físico; pero de ciando en cuando sucede que uno de ellos advierte alguna tribulación humana que excita su compasión y presta su ayuda, así como nosotros auxiliamos a un animal que vemos angustiado. Sin embargo, comprenden que en el presente estado de evolución humana, cualquier interferencia sería más perjudicial que beneficiosa.


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