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Enigmas: La Virgen de Guadalupe
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 29/06/2010 11:20
La Virgen de Guadalupe, puede decirse que se trata de un cuadro de belleza extraordinaria. De acuerdo con Alberti, en una pintura debe observarse en términos generales el color, la línea y la composición. Con respecto a esta última, se define como la unión armónica de las partes para formar un todo, constituyendo unidad en la diversidad de los objetos. Una de las formas más bellas de lograrla, es por medio de la llamada proporción dorada, áurea o divina. Está formada por un cuadrado al que se le agrega un rectángulo, para formar un espacio donde el lado menor corresponde al mayor en una relación de 1 a 1.6181...denominada número áureo o "".
Se encuentra en todas las manifestaciones del arte. Desde Mesopotamia, Egipto y Grecia, hasta nuestros días. Ha sido estudiada por Pitágoras, Euclides y Vitrubio. En el Renacimiento la investigaron, Uccello, De la Francesca, Paccioli y Alberti. Miguel Ángel, Rafael, Leonardo y Durero la emplean con mucha frecuencia y aún pintores modernos, como Mondrian, la manejan a menudo. Se emplea igualmente en la escultura y en arquitectura, desde Ictinos en el Partenón, hasta Le Corbusier. Se encuentra además en las proporciones de la diferentes partes del hombre o de varios animales, es el patrón de crecimiento de gemas de vegetales, de caracoles, de fósiles y puede identificarse en la forma de las galaxias y en la agrupación de los átomos de algunas substancias. Por lo mismo constituye un elemento técnico importante que ofrece unidad, equilibrio, balance y elegancia en el arte universal.

Partiendo de la costura central de la Tilma de Juan Diego, la proporción dorada se identifica con evidente claridad en la imagen de la Virgen de Guadalupe. Ella le confiere una especial belleza y además, al coincidir en su desarrollo, con prácticamente todos los elementos de la figura, refuerza su integridad y refuta de manera contundente, la extraña idea de que se le han hecho añadidos..

Es también un importante argumento, para demostrar el gran valor estético de la imagen, a la que no se le puede añadir ni quitar de su lugar ningún elemento, sin deteriorar su belleza. Hace también improbable, desde el punto de vista estadístico, que se encuentren en la pintura tantas señales de diferentes disciplinas, y que hayan sido fruto de la casualidad.





Los simbolos, la historia, algunos códices y la tradición oral -fielmente transmitida de padres a hijos plena en valores trascendentales- hacen que la sagrada imagen de la Santísima Virgen María de Guadalupe constituya para el pueblo indigena un códice pictográfico que pudo ser leido y valorado desde el primer momento.
Para los frailes cristianos fueron certezas religiosas lo que allí entendieron: María se encuentra estampada en actitud de oración y recogimiento, lo que no se alejaba de las imágenes tradicionales por ellos conocidas, pero lo religiosos comprobaron principalmente el impacto gozoso con que los naturales la acogieron. " Si para los españoles la aparación del Tepeyac no era más que una de tantas, para los indígenas vino a ser su resurrección"

La Virgen, desde el ayate, fue un libro abierto que analizaron, entendieron y compararon; sus simbolos les ayudaron a tender el lazo entre sus creencias y lo que la doctrina cristiana proponía. Con criterio histórico, el padre Mario Rojas ha estudiado a profundidad la pintura guadalupana y nos ayuda a situarnos en el contexto de aquel 1531 para tratar de comprender en todo su valor la imagen.

De una primera hojeada vieron a una doncella vestida de sol, con el simbolo de la luna en cuarto creciente, que dulcemente baja la cabeza y llava la pierna izquierda un poco más avanzadsa que la derecha pero ligeramente flexionada; eso los hacia asociarla con una mujer en paso de canto y danza, es decir en oración.

Los brazos estan apoyados sobre su vientre abultado por un embarazo, pero es un embarazo especial, pues la cinta que insinúa la cintura era el símbolo del embarazo virginal en la diosa madre azteca, Coatlicue.
La palabra Metzxico significa "en el ombligo de la luna"; nuestra Señora, por tanto, se dignó a pararse en el centro de México, puesto que sus pies descansan sobre ella mientras su zapato asoma de su lado derecho y el otro se insinúa bajo el doblez de la túnica.
Muchos significados tenia la luna: se refería tanto a la vida como a la fecundidad.
En el lienzo, el astro está presente con los cuernos hacia arriba, cuarto creciente, es decir, señalando el oriente, punto cardinal mas importante para los indígenas, que lo relacionaban con la salida del sol cada mañana.

Recordemos la importancia del sol en la vida azteca: era el dios Huitzilopochtli que recorría su cielo cada día, brindando la vida, el calor, la fecundidad de sus cosechas; pero que a la vez exigía la vida de una persona para vivir; el sacrificio humano estaba pensado para que un corazón palpitante reforzara la vida del sol y éste, cada mañana, tuviera la fuerza necesaria para iniciar su recorrido, siendo el amanecer la hora en que Dios se manifestaba. María se encontró con Juan Diego al amanecer, dando toda una connotación de vida, rodeada de rayos solares que forman una almendra a su alrededor.

Pero el impacto de vida mas importante en la simbología lo lleva Ella en su vientre, donde una flor de cautro pétalos nos señala el sentido de su presencia en tierras mexicanas: es un NAHUI OLLI, el símbolo por excelencia del sol por nacer. Guadalupe por tanto porta el sol.

Los misterios encerrados en el ayate y la imagen misma de la Reina de México paracen no agotarse. Y es que, según otras investigaciones, en sus ojos se advierte el efecto Purkinje-Samson: reflejo de figuras, tal y como se mostraría en un ojo humano.

El interes por estudiarla surgio en 1929, cuando Alfonso Marcué, fotógrafo de la Basílica, descubrió en el ojo derecho de la imagen "una clara imagen de un hombre con barba". Sin embargo aun sustentando con gráficas sus afirmaciones, las autoridades del santuario le ordenaron guardar silencio.

En 1958, el asunto recobró auge cuando el oculista Rafael Torrija Lavoignet confirmó públicamente el hallazago, luego de examinar el lienzo apoyado con un poderoso lente.

Antes, a partir de 1948 se tomarón varias iniciativas, entre las cuales destaca la de Carlos Salinas Chávez quien, el 29 de mayo de 1951, además de refrendar esta aseveración, también detectó algo similar en el izquierdo.

A éstas, se sumaron las practicadas por el doctor Torroela Bueno (1956) y Charles Wahlig (1962). Este último anunció el descubrimiento de dos imágenes aparentemente reflejadas en los ojos de la Virgen al examinar una fotografia ampliada 25 veces.

En 1974, 23 años después de su descubrimiento y tras declinar invitación para abundar en su análisis, Sálinas Chávez retomó la encomienda con la condición de realizarla de manera directa sobre el ayate.

" Además de lo ya descrito, observé que el iris brillaba más que el resto, no así la pupila, lo que da una sensación de profundidad. Semanas después efectué tres exámenes que me permitieron ver reflejado, en la córnea y en el cristalino de los ojos de la imagen, el busto de un hombre barbado."

Fotografías impresas por expertos han logrado reproducir estos mismos reflejos en los ojos de una misma persona -que, para el caso, representaría a la Virgen-, colocada a 35 centímetros de otra que ocuparía el lugar de Juan Diego.

En los últimos 20 años se han realizado otras investigaciones que , con ayuda de computadoras, denotan las figuras de personas que estaban presentes en el momento de la estampación de la Sagrada Imagen.

En 1979 el doctor José Aste Tonsmann anunció el descubrimiento de al menos cuatro figuras humanas: un indio que despliega su ruana ante un religioso, un franciscano en cuyo rostro se desliza una lágrima, un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración, otro indio en actitud de rezar, así como algunos niños y varios franciscanos más.

Casí imposible que en un espacio tan pequeño -sobre una tela tan burda-, se hayan pintado esas imágenes y que para advertirlas se deban ampliar dos mil veces.

Una miniatura tal sólo podría ser obra de un artista verdaderamente excepcional, que habría de ejecutarla sobre una superficie tan lisa y dura como la del marfil.

Por otra parte, en trabajos realizados por oftalmólogos destacados, también se ha identificado microcirculación arterial en el borde libre de los párpados de la Virgen Morena.

A la fecha, la ciencia no ha encontrado explicaciones convincentes que permitan entender la naturaleza de la imagen. Los veredictos se limitan a catalogarla de ser una realidad irrepetible clasificada dentro de lo que es considerado un hecho sobrenatur

Abrigada por 471 años de historia, la imagen de la Virgen de
Guadalupe se ha consolidado no sólo en objeto de veneración
de millones de creyentes; tambien de persistentes investigaciones,
la mayoría tendientes a descifrar su composición material y
significados en ella implícitos.

El ayate en el que se encuentra plasmada la imagen de la Virgen de Guadalupe está hecho de figra de maguey, de la variedad conocida com agave popolute; mide 1.78 cm de largo por 1.03 cm de ancho. Consta de dos piezas unidas por el centro de arriba abajo con un delgado hilo, sin que la unión atraviese el rostro de la Virgen, debido a que su cabeza esta ligeramente inclinada.

La imágen es traslucida, no presenta ningún tipo de preparación previa. Se han hecho estudios sobre el ayate, sin encontrarse colorante animal, vegetal o mineral.

Pese a los muchos años que estuvo expuesto a la veneración de sus fieles, a los embates del tiempo, atentados, la imagen se ha conservado se manera extraordinaria, aun cuando el material del ayate solo dura 20 años naturalmente, éste se ha conservado por 471 años

Las Apariciones de Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe a Juan Diego,
la milagrosa estampación de su Santa Imagen en el humilde ayate de su
vidente y su mensaje de amor por nosotros tienen como fin principal
anunciar a su amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, a los pueblos
que habitaban el "nuevo mundo".

Aquí se cuenta, se ordena, cómo hace poco, en forma por demás maravillosa, el amor de la perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, nuestra venerable Señora y Reina, la hizo visible allá en el Tepeyac, que se conoce [ahora] como Guadalupe. En un principio se dignó dejarse ver de un indito de nombre Juan Diego, y, al final, su amor nos entregó su preciosa y amada imagen en la presencia del reciente Obispo Don Fray Juan de Zumárraga.

" Diez años despues de tomada la ciudad de México se suspendió la guerra y hubo paz en los pueblos; así como empezó a brotar la fe, el conocimiento del verdadero Dios por quien se vive"


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: ☼TäRA☼ Enviado: 29/06/2010 11:21
En el manto de la Virgen de Guadalupe se encuentra representado con mucha fidelidad, el cielo del solsticio de invierno de 1531 que tuvo lugar a las 10:40 del martes 12 de diciembre, hora de la ciudad de México.
Están representadas todas las constelaciones, que se extienden en el cielo visible a la hora de la salida del sol, y en el momento en que Juan Diego enseña su tilma (capa azteca) al obispo Zumárraga.

Caen las rosas que llevaba en ella y aparece estampada en la tela, la imagen de la Virgen.

En la parte derecha del manto se encuentran las principales constelaciones del cielo del Norte. En el lado izquierdo las del Sur, visibles en la madrugada del invierno desde el Tepeyac. El Este se ubica arriba y el Oeste en la porción inferior. Como el manto está abierto, hay otros agrupamientos estelares que no están señalados en la imagen, pero se encuentran presentes en el cielo. Así la Corona Boreal, se ubica en la cabeza de la Virgen, Virgo en su pecho, a la altura de las manos, Leo en su vientre, justo sobre el signo del Nahui Ollin, con su principal astro denominado Régulo, el pequeño rey. Gemini, los gemelos, se encuentran a la altura de las rodillas, y Orión, donde está el Ángel.

En resumen, en el manto de la Guadalupana se pueden identificar las principales estrellas de las constelaciones de invierno. Todas ellas en su lugar, con muy pequeñas modificaciones.


 
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