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Mitos y Leyendas: leyenda arikara
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De: Thenard  (Mensaje original) Enviado: 12/07/2010 22:05
Los pájaros de fuego

leyenda arikara

En un lugar agradable, donde la grulla se yergue entre las cañas, vivía Bisonte Claro, un valiente arikara. Un Espíritu de la Luz le había regalado dos flechas mágicas, que siempre daban en el blanco, una roja y otra negra.

Un día, mientras dormía después de comer, dos Pájaros de Fuego salieron de las nubes, lo asieron con sus garras y lo llevaron lejos, hacia el Oeste, hasta depositarlo en un rellano, cerca de la cumbre de una inmensa montaña.

Al despertar, Bisonte Claro se dijo que nunca había estado en aquel territorio. Intentó descender al valle, pero no encontró más que precipicios y paredes abruptas.

De pronto, un ruido de huracán estremeció la montaña. Un enorme Pájaro de Fuego volaba hacia él. Se posó a su lado y dijo:
- Soy Kai Rok, jefe de los Pájaros de Fuego. Quédate con nosotros y seré tu abuelo. Eres un cazador valeroso y nos espera una dura batalla.
- ¿Qué debo hacer?
- Luchamos contra los Espíritus de las Tinieblas, pero el Monstruo del Lago devora nuestros pequeños. El Monstruo tiene dos cabezas y nuestras flechas-relámpago resbalan sobre su caparazón de sílex. Ayúdanos, y serás hermano de todas las aves.

Kai Rok guio a Bisonte Claro hasta su nido y le mostró las crías que piaban.
- En cuanto les salgan las plumas, vendrá el Monstruo.

Desde entonces, el arikara llevaba a los pequeños toda la caza que conseguía. Un día, Kai Rok le dijo:
- Se acerca el momento. Los polluelos ya están cubiertos de plumón.

Aquella noche, una terrible tempestad anunció la llegada del monstruo y, al amanecer, las aguas del lago empezaron a hervir y espesas nubes de vapor subieron hasta el cielo. Luego aparecieron dos enormes bolas, redondas y escamosas. Eran las cabezas del Monstruo.

La bestia empezó a escalar la montaña, y los Pájaros de Fuego se echaron en picado, lanzando chispas por los ojos. Golpearon una y otra vez las duras escamas mientras crepitaban los relámpagos. Nada detenía la subida del Monstruo, que continuó trepando hasta llegar al nido. Kai Rok gritó:
- ¡Ayúdanos, Bisonte Claro!

El guerrero colocó la flecha roja en el arco. Esperó a que se abriera una bocaza, y disparó al interior de la garganta. Con un crujido terrible, la repugnante cabezota se hizo pedazos, como si la flecha roja hubiese sido el tronco de un pino.

Pero ya se abría la otra boca para engullir a los pequeñuelos. La flecha negra pasó del carcaj a la cuerda, y con un silbido vibrante penetró en las fauces abiertas. La segunda cabeza reventó, como si la flecha negra hubiese sido un abeto poderoso.

El cuerpo del monstruo cayó por la pared rocosa, se fue rompiendo en trozos cada vez más pequeños, y los restos se hundieron en el lago.

Empezaron a llegar millares de pájaros de los cuatro rincones del mundo. Revoloteando en bandadas, cantaban, piaban, graznaban, gorjeaban, trinaban y chirriaban para demostrar su alegría. Kai Rok dijo:
- Has salvado a nuestros hijos. Todos los que están aquí te protegerán. ¿Quieres que te llevemos a tu país?

Bisonte Claro reflexionó un instante y declaró:
- No. Seguiré matando monstruos.

Desde entonces, recorre la tierra. Con sus flechas mágicas combate a los Espíritus de las Tinieblas, y los hombres pueden dormir en paz.
autor:¿?


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