No podemos ser una división más en el mundo, somos parte de la humanidad como un todo, atomizándonos dentro del género humano diverso y variado, eliminando fronteras, banderas, etiquetas, definiciones, identificaciones, calificaciones. Dejemos de ser parte del fragmento para sumarnos a la totalidad de las religiones, filosofías, políticas, grupos y verdades. Donde esté un ser humano no importa de qué tendencia, allí con él, estemos auxiliando, dialogando, ayudando, atendiendo, compartiendo, asociándonos, instruyendo, aprendiendo, amando, orando, estudiando y todo lo demás. EL DISCÍPULO es como un hueco que en su profundidad contiene a toda la humanidad de la que es parte. Ser incluyentes es, permitir que todos se acerquen a uno, y uno allegarse a todos, sin obstáculos físicos, emocionales ni mentales.
Del libro: "REQUISITOS DEL SENDERO"
Autor: Rubén Cedeño