AMOR:  EL PODER COHESIVO DEL COSMOS
 
El Amor es el poder cohesivo del Universo y la actividad más poderosa en el Cosmos. Es el Poder que mantiene unidos los electrones en cada átomo que comprende su gran cuerpo y es el que proporciona al hombre (o pequeño Cosmos) la forma Electrónica de su Presencia. A través de su poder fue creado y mantenido unido al Universo y su colapso sería inevitable si se pudiera retirar dicha Presencia. Es de modo similar que la Tierra comenzó su existencia y le debemos a la Radiante Presencia del Amor que los seres del Reino Elemental fueran traídos aquí, y nos sirvan. Fue el Amor lo que trajo de Venus a Sanat Kumara a la Tierra, lo que conserva la Hueste Angélica en su atmósfera y lo que empujó al Arcángel Miguel a quedarse veinte de cada veinticuatro horas en los Reinos Síquico y Astral, para redimir las erradas creaciones humanas. El Amor creó cada bendición que gozamos; y debemos a su benéfico poder, todo lo que somos o esperamos ser.
 
El Amor es una actividad Divina y su Fuerza Cósmica es el Corazón de Dios. Es liberado al Universo en poderosas corrientes de feliz energía sobrenatural; mientras pasa, alimenta cada forma creada y se manifiesta como la coronada Presencia Radiante del Dios Padre-Madre a su creación.
 
Como Divina Manifestación es el vértice hacia el cual todos los caminos conducen. Es el poder de motivación y sostén del cual los otros Divinos Principios de Dios, para ser exteriorizados, deben de tomar fuerza y competencia. Con Puro Amor como guía, el sendero del Hombre hacia la Mansión de Dios es claro y seguro. Amor, para el Hombre, es lo fundamental. Así como un Principio Divino que el Hombre debe exteriorizar, debe ser construido con el Poder Cohesivo de otras virtudes de Dios y así como un edificio necesita una base de concreto sobre la cual descansar con seguridad, el Amor Puro debe de tener como elemento de enlace la Inocencia, que cuando se manifiesta en forma apropiada y es llevada con sinceridad, destruye todas las limitaciones.
 
La fuente de limitaciones es el egoísmo humano y el egoísmo es el poder que lleva al hombre a la actividad involucionante y le impide conseguir el Amor Puro. El individuo que aspira convertirse en canal de Amor Puro no debe de considerarse una entidad separada, egoísticamente aislada, sino como una unidad cooperativa trabajando por el bien de la mayoría. Ocupándose de los asuntos de su Padre, vive conscientemente como un alma-amante de Dios y de todo - con su vida dirigida y orientada en forma tal que ve todas las formas como creaciones de Dios y exteriorizaciones del Poder Uno Infinito.
 
A través de su clara misión entiende la causa interna que produce las condiciones del Mundo exterior y empujado por su Yo Interior corre a socorrer donde se le necesite. Se convierte así en el "Guardián de su Hermano" y como sus motivos nacen del Corazón de Dios, en su esfera de acción no hay lugar para sentimentalismos o conveniencias.
 
Como la abeja es atraída por el néctar de las flores, así él es atraído por las otras virtudes de Dios y los defectos que antes lo exclavizaban ahora, en orden sucesivo, son remediados y eliminados conscientemente. Guarda reticencia en el habla; las acciones impulsivas y precipitadas son controladas, y desarrolla una actitud no-crítica para las faltas de sus compañeros. Se polariza con la voluntad de Dios y se prepara para ser un verdadero canal de Puro Amor y su dispensador a los demás hombres.
 
Cuando además de ésto hay conocimiento auténtico del Cosmos y de las Leyes de la evolución del Hombre y del Universo que habita, además de un servicio amoroso al Dios Uno Supremo, entonces se puede decir que el individuo está en el camino para conseguir el Amor Puro. En ese caso los Centros del corazón y la cabeza trabajan al unísono, mientras el centro de la garganta, activado, se hace creativo.
 
Un hombre así evolucionado emerge entre los demás y realmente es "Dios viviendo Su Universo en la perfección".
 
El Puro Amor tiene su fuente en Dios, pero está anclado en el corazón del hombre, convirtiéndose en un atributo humano, dependiendo su expansión o estancamiento de la evolución individual. Como Principio fundamental, sus virtudes básicas atraen enseguida la intuición como una inmediata reacción de asentimiento por el Yo Superior del Hombre.
 
Su atracción, para una personalidad no desarrollada, es débil y a veces inexistente, pero a medida que el hombre avanza en la escala de la evolución y se acerca a su Divina Presencia "Yo Soy" responde a las ideas y al atractivo que emanan de este Principio, lo que marca justamente un punto en su evolución.
 
En el hombre en el que el Amor se ha desarrollado, hay siempre una radiación consciente de paz y buena voluntad que sale de su aura constantemente.
 
Ella es sentida prácticamente por todos los que tienen contacto con él, pero en particular por individuos sensitivos. En ese hombre la Llama del Amor se ha extendido tanto que no sólo es una radiación de bondad, sino también una pulsación de poder, repelente para todo lo que no es Divino.
 
En ese hombre, realmente Dios se ha Individualizado de modo que a través de Él, el Principio de Amor puede fluir, y otro foco de Dios puede establecerse en la Tierra.
 
Como para cualquier otra virtud Divina, para adquirir Amor Puro debe invocarse a la Fuente Eterna y el punto de partida debe ser dentro del corazón del hombre, con humildad y gratitud por el privilegio y oportunidad de exteriorizarlo y dispensarlo a los demás. Cuando pasando el tiempo el servicio del hombre ha sido probado y todos los requerimientos llenados, si el hombre aspira a convertirse en un dispensador total de Amor en el mundo material de las formas, nuevamente a través de la invocación, pide al Dios Padre-Madre que le permita unir su Ser con la Infinita Conciencia del Uno y convertirse en Señor del Amor. Inútil es decir que llegado a ese grado y si el privilegio ha sido otorgado, el hombre ya no es un ser común; está caminando por el Sendero de los Grandes Iniciados.
 
En cambio, mirando el reverso de la medalla, hay individuos entre nosotros que han estado tanto tiempo "lejos del Señor" que ni siquiera tienen la capacidad de comprender lo que han perdido.
 
"Si alguien se da cuenta que no puede sentir Amor por sus hermanos ó compasión por el Mundo y sus problemas", dice el Maestro Saint Germain, "que reconozca que ésto indica un estado de aridez que necesita que se le infunda Amor Eterno con una poderosa invocación".
 
A continuación, con más ternura, innata en la naturaleza de la Amada Ascendida Maestra Nadia, Diosa del Amor, ella dice: "Algunos individuos encuentran difícil amar impersonalmente. Si ese es vuestro sentir, inviten a Uno de Nosotros, que somos el Momentum Cósmico de ese Amor, para dirigir la Llama en vuestro corazón y dejarnos amar a través de vosotros".
 
Siendo el Amor el Tercer Aspecto de la Divinidad, después de la Sabiduría y el Poder, es el Gran Imán que magnéticamente atrae el Poder del Corazón de Dios, cargado con Su Santa Sabiduría.
 
En la Llama Triple de Dios, el Poder viene primero, pero su invocación, aún para aquellos que pertenecen al Primer Rayo, debe hacerse a través del magno Imán del Amor. Así, el Amor precede inclusive al Poder como Principio Divino, destaca y es la joya más elevada en la Santa Diadema de Dios.
 
Siendo el Amor la esencia del Ser interior de Dios, es el Santo Espíritu (o Madre) en acción, que envía los pensamientos Divinos en alados chispazos de Luz a todos aquellos que dan libremente de lo mejor de sí mismos por la elevación de los demás hombres.
 
Estos son los nacidos del Espíritu (Santo), para quienes el Amor, como Principio Divino, es un encargo sagrado de Dios, para ser dado a todos los que puedan aceptarlo, libremente, en su Santo Nombre.
 
Debe sin embargo recordarse, que el Amor del hombre por el hombre, no es tan grande como el Amor de Dios por el hombre! 
 
El Amor de Dios Padre-Madre, es ese poder que irradia constantemente, y nos ha dado espíritu, mente y forma (cuerpos) y no puede compararse ni remotamente con el Amor humano, por más desarrollado que esté.
 
Como el hombre no puede alcanzar el increíble Poder del Puro Amor Divino y la "creatividad del Eterno que fluye a la manifestación en infinitas formas de maravilloso diseño", sin embargo puede llegar a alturas en el Espiritu de Amor, para realmente ser "nacido del Espíritu".
 
Individuos como San Francisco de Asís han entrado en los reinos del Puro Amor a la Naturaleza, e irradiando Su Amor sienten el latido del corazón del reino de los cuadrúpedos y de los pájaros del aire y sienten también sus esfuerzos y sus penas.
 
El Maestro Jesús y el Señor Príncipe Gautama (o Buda), irradiando su Amor se hicieron Uno con el hombre.
 
Esta comprensión de toda la vida a través del Amor, sin embargo, como dice tan acertadametne el Maha Chohan, "no es identificación con el dolor y la miseria, sino la capacidad de sentir eso en cualquier parte de Vida, lo que causa cierta acción, y comprendida dicha causa se la puede curar luego.
 
En la sociedad de hoy, a pesar de que el caos y el desorden aumentan, hay entre nosotros individuos altamente evolucionados, cuyo cuyos corazones han sido impregnados de Puro Amor Divino y derraman pura radiación blanca en corrientes constantes para beneficio del Mundo.
 
No son legiones y sus nombres no dan material para los encabezados de los periódicos. Como joyas escondidas en lugares oscuros, brillan sin que el que pasa las note, y a veces aunque fueran vistos no serían reconocidos.
 
Pero con su manera tranquila y silenciosa, con la pureza de sus corazones, con el Amor que tienen por sus hermanos y el deseo de iluminar cada aspecto de la Vida Planetaria, han contribuido mucho a la elevación del hombre y a la llegada de la Nueva Edad en la Tierra. Su manera pausada, silenciosa y el constante fluir desde sus corazones de puro Amor altruista, ha ayudado a despertar a muchos, quienes por ignorancia o indiferencia han fallado en reconocer los más altos valores de la Vida y la necesidad de saber que el Amor Divino es el Poder cohesivo que mueve el Cosmos y nuestra Tierra; y es a ese Poder que el hombre debe de volver sus ojos, si quiere encontrar felicidad y paz en su corazón.
 
Tellis S. Papastravo (The Gnosis and the Law)
 
Fuente: EL MÁGICO AMOR, El Poder más grande del Universo, de Eduardo Elías