Las algas están instaladas en la mesa de los orientales. Occidente, en cambio, las ha adoptado, tímidamente, en los últimos años.

Si bien son varios los aportes de las algas, uno de los beneficios más importantes es el equilibrio del peso corporal.

En principio, disuelven las grasas y, por su aporte de fibras, favorecen la eliminación de sustancias tóxicas. Además, su yodo activa el metabolismo de la glándula tiroides y favorece una mayor combustión.

Las algas aumentan su tamaño cuando se las hidrata. Es el caso de las pardas, que al contener ácido algínico, tienen la propiedad de ocupar más espacio, y cuando las consumimos nos dan sensación de saciedad.

Dentro de esta variedad de algas, se encuentra el Fucus Vesiculosus o Encina de mar, que crece en los acantilados de las costas del norte del océano Atlántico y es apreciada por combatir la celulitis y la obesidad.

Sus propiedades son

 

  • Absorbente: incorpora hasta 6 veces su peso en agua. Al llegar al estómago, aumenta su volumen.
  • Retarda la absorción de los azúcares.
  • Disminuye el nivel de lípidos en sangre.
  • Es ligeramente laxante gracias a su contenido en mucílagos (laxante mecánico).
  • Protege la mucosa intestinal.
  • Es digestivo: absorbe parte del jugo gástrico disminuyendo la acidez estomacal.
  • Nutritivo: aporta sales minerales, vitaminas y otros nutrientes. Contiene aceite esencial y vitaminas A, B1, C, E y pequeñas cantidades de B12; Potasio y Bromo; proteínas y lípidos.
  • Estimulante de la glándula tiroidea.
  • Emoliente: en uso externo, facilita la reducción del tejido adiposo.