Cerrar los ojos y verte
flotando, surgiendo, latiendo.
Soñar que te tengo
maravillosamente fantástico,
ostentosamente mío.
Bajar la luz iluminando
las sombras hasta perder
la visión; o esperar con los
ojos espectralmente abiertos.
No importa, igual vendrás;
traerás en tus manos
capullos de seda para
mi cuerpo tibio, adormecido.
Soñar, dormir, soñar.
El silencio es testigo de mi
esperanza, la lucha es perpetua.
Pero has de venir, lo sé;
apoyo mis oídos en la pared
que te extraña y percibo tus
pasos fantasmales, algodonosos
sutiles y fuertes.
Soñar que te tengo, alma
gemela, pastor de mis anhelos,
soñar que te sueño.