Hacerse la victima es algo que uno hace, porque ha olvidado que su verdadero poder reside en su interior.
No siempre podemos controlar nuestras circunstancias externas.
No siempre podemos conseguir que la gente haga lo que queremos.
Pero hay una cosa sobre la que SIEMPRE tenemos un control absoluto: nuestra manera de responder ante los hechos.
Una víctima cree ser el EFECTO de CAUSAS que están más allá de su control, y sobre las que se siente impotente.
La confusión radica en que creemos que necesitamos controlar nuestras vidas. Pero lo único que necesitamos controlar es nuestra actitud hacia ella. Y en eso consiste la verdadera responsabilidad.
La mayoría de las personas que se hacen la víctima son profesionales en el arte de echarle la culpa a otros. El objetivo es ver cuanta gente y circunstancias pueden identificar evitando mirarse a si mismos.
Quejarte es lo peor que puedes hacer para tu salud y prosperidad. En lo que concentras tu atención, se acaba multiplicando. Cuando te quejas, ¿en qué te concentras, en lo que va bien en tu vida o en lo que va mal? Obviamente te concentras en lo que va mal, y como en lo que te concentras se multiplica, acabas obteniendo más de lo que va mal.
Culpar, justificar y quejarse son como aspirinas, pero no hacen más que reducir el estrés. Alivian el estrés del fracaso. Piensa en ello, si una persona no estuviera fracasando en algún aspecto de su vida, ¿necesitaría culpar a alguien o algo, quejarse, o justificarse? Obviamente la respuesta es no.
De ahora en adelante, cuando te oigas culpando a alguien o algo, justificando tu mala suerte o quejándote, detente inmediatamente. Acuérdate de que estás creando tu vida y que en todo momento estás atrayendo o éxito o fracaso.
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