Cuando llegan las vacaciones todo cambia en la vida del perro. 

Salidas, alojamiento en diferentes lugares, visitas a nuevos sitios,

 descontrol de horarios, nuevos perros con los que jugar,

 distintas personas que saludan a sus dueños y que pueden percibir

 como un peligro... un sinfín de situaciones que pueden llegar a pasar

 desapercibidas para nosotros, pero que para el perro son

 una fuente inagotable de estrés, ansiedad, temor o miedo. 

En algunas de estas ocasiones,

 para superar su desasosiego, el can lame insistentemente a las

 personas de su entorno o, incluso, a otros perros.

Tras estas pistas hay que actuar con tranquilidad, intentar relajarlo

 y procurar establecer rutinas.

Los perros a veces tienen miedo de ciertas personas u otros perros.

 Cuando los perros lamen en esta situación es una señal 

de sumisión intentando ganarse la aprobación de la otra parte.

Una de los primeros motivos por los que un can pasa su lengua

 sobre ti es para demostrarte afecto. Del mismo modo que nosotros

 abrazamos, besamos o hacemos cualquier otro gesto de afecto

 para demostrar nuestro cariño a quienes amamos,

 los perros lamen porque es la única forma que tienen de demostrar

nos su cariño. Es una de las primeras cosas que aprende un cachorro, 

ya que su madre lo hace para limpiarlo y estimularlo,

 así que es una de sus señales sociales más importantes.

Pero también lo usa para demostrar su dolor o su miedo.

 Hay perros que cuando los vas a curar porque tienen alguna herida

 o han sufrido un golpe te lamen sin parar la mano haciéndote

 saber que tienen dolor y que no quieren que los

 toques o manipules.

También lamen para reconocer los lugares en los que están

 y familiarizarse con todo lo que hay para sentirse como en

 su hogar. Esto es típico cuando vamos a un hotel y aunque

 para nosotros sea una situación comprometida, para ellos es una 

forma de sentirse bien y adaptarse al nuevo lugar.

Patas peladas

A veces se ponen a chuparse las patas y no hay forma de que paren.

 Es signo claro de estrés y, generalmente, de falta de ejercicio.

 Aunque nosotros estemos de descanso,

 debemos facilitar actividad al perro .

Paseos saludables

Tener un can tranquilo y equilibrado es una buena terapia 

para las personas de avanzada edad. 

Uno de sus principales beneficios es que incitan a los mayores

 a pasear y salir del sedentarismo que les agudiza muchas

 enfermedades. Una caminata diaria con el can, lejos

 de ser perjudicial, mejora la salud y es sinónimo de más

 años de vida.

A toda velocidad

La rapidez con la que nuestros perros nos reciben cuando

 volvemos a casa, además de ser signo de lo mucho que nos extrañan,

 es fruto de su afán por protegernos. Si los dejamos en un hotel,

 la soledad les puede hacer percibir que un peligro

nos acecha y sus ganas de ayudarnos les puede lleva

r a destrozar la puerta.

Emerre Iglesias