¿Cuántas veces he tratado de comenzar un proyecto para luego no llevarlo a cabo? ¿Acaso dudo de mi capacidad debido a errores pasados? ¿He sentido temor de no tener la habilidad o talento necesario para completarlo con éxito?
Restrinjo mi poder de acción cuando permanezco en el pasado o en el futuro. Dejo ir el pasado, tomando las lecciones que aprendí y los recuerdos que atesoro. Hago lo que puedo para asegurar mi éxito y libero las preocupaciones y dudas acerca de mis esfuerzos.
Dejar ir el pasado y el futuro mantiene mi atención enfocada en el momento presente. Es ahí donde me siento consciente de mi naturaleza divina, donde más siento la presencia de Dios.