Dios es mi fuente de fortaleza y consuelo.
Consuelo
En momentos de transición, el espíritu de Dios me envuelve con Su amor poderoso y sanador —bien sea que esté enfrentando la pérdida de un ser querido, de un empleo o el final de una relación personal. Siento que el amor de Dios me sana emocionalmente a un nivel profundo.
El amor divino es mi apoyo, ayudándome a proseguir con fe. Siento alivio. Mi espíritu se aligera y mi corazón se llena de gozo al recordar las personas y situaciones que me han hecho crecer espiritualmente.
Al honrar el pasado y abrazar el futuro, siento gratitud por las experiencias de la vida, y acepto las nuevas bendiciones por venir.
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”—Salmo 23:4