Para que entendamos qué es la reencarnación obligatoria, primero debemos entender cómo se lleva a cabo normalmente la reencarnación.
La reencarnación sucede por afinidad y atracción. Los espíritus afines, espíritus que tienen afinidad entre sí, tienden a atraerse entre sí. Esto es tan evidente que el resultado lo vemos todos los días: En un estadio de fútbol se reúnen miles de personas a ver fútbol, porque les gusta el fútbol, tienen en común el gusto por el fútbol; en un bar, los espíritus (las personas son espíritus) a los que les gusta beber se juntan, tienen esta afinidad entre sí: les gusta beber, entonces se reúnen en un bar y beben; una universidad reúne a personas a las que les gusta cierto tema, cierta área de conocimiento; etcétera. Di ejemplos de cosas físicas, de cosas que pasan aquí en el plano físico, pero la afinidad es espiritual, solo se manifiesta en el plano físico.
Así los espíritus se reúnen en una misma familia: por afinidad. Así los espíritus se sienten atraídos por sus futuros padres. Entonces este es el proceso natural: los espíritus tienen afinidad entre sí, se atraen entre sí y esta atracción puede resultar en la reencarnación.
Pero tenemos que entender qué es la afinidad: tener afinidad con alguien es tener puntos en común con ese alguien, pero estos puntos en común pueden ser positivos o negativos.
Nuestros enemigos son nuestros espíritus afines. Son nuestros enemigos sólo porque tenemos afinidad con ellos; almas gemelas, entonces, son los afectos y los desamores, son los espíritus con los que desarrollamos relaciones de amor y de odio. Lo opuesto al amor no es el odio, lo opuesto al amor es la indiferencia. El amor y el odio entre personas (entre espíritus) es afinidad entre estos espíritus. El odio es amor enfermo, es un desajuste en nuestra capacidad de amar.
Otra forma de reencarnar es a través de la planificación. Los espíritus superiores y más experimentados coordinan, dentro de ciertos límites, la evolución de grandes grupos de espíritus y pueden intervenir a favor de sus protegidos. En la literatura espírita tenemos un ejemplo de planificación de la reencarnación en el capítulo 13 del libro Misioneros de la Luz, que trata de la reencarnación de Segismundo. Vemos que cuando se acercaba el momento de la reencarnación de Segismundo, el instructor Alexandre tenía en sus manos los mapas cromosómicos del espíritu, donde se preveían todas las características del nuevo cuerpo físico del espíritu reencarnante.
Segismundo reencarnaría como el hijo del hombre que había matado, en la reencarnación anterior, y de la mujer por la que ambos se pelearon. En la existencia anterior los dos se disputaron la misma mujer, y Segismundo mató a su rival para quedarse con la mujer. Ahora Segismundo iba a reencarnarse como su hijo para que juntos, en un formato familiar, pudieran rearmonizarse, reajustarse consigo mismos y entre ellos.
En el caso de Segismundo, había un plan en ese sentido – por su mérito; cometió un grave error, se arrepintió, se regeneró, se convirtió en un excelente trabajador de la espiritualidad.
En ese caso, pues, tenía mérito y estaba enteramente de acuerdo con lo que se esperaba de él. Pero hay casos en los que el espíritu no está interesado o no es capaz de seguir un plan. Es muy común que los espíritus que han cometido muchos errores se encuentren en un estado de semiconsciencia, en un estado de fijación mental, reviviendo algunas de las escenas más fuertes de su última reencarnación, o incluso repitiendo indefinidamente los mismos hechos - disputas con otros espíritus, crímenes - aprisionados en una esfera de remordimiento, dolor, rebeldía e ignorancia.
En estos casos, los espíritus superiores, los que coordinan la evolución de sus pupilos, pueden interferir en la vida de estos espíritus perturbados, organizando una reencarnación de reparación, una reencarnación en la que el espíritu tiene, en primer lugar, la oportunidad de deshacerse de ese estado de fijación mental. Entonces el espíritu recibe un nuevo cuerpo, padre y madre, o cualquier otra persona que lo guíe, según sus capacidades, el espíritu vuelve al plano material para tratar de reajustarse.
Tomando nuevamente un ejemplo del trabajo de André Luiz, vemos en Nosso Lar, que es el primer libro de la serie A vida no mundo Spiritualo, que la madre de André Luiz ya era un espíritu más evolucionado, más avanzado. El padre de André Luiz, en cambio, estaba en las regiones bajas del umbral. Su padre había tenido algunas amantes cuando estaba encarnado y ahora estaba involucrado con dos de esas amantes en un estado mental enfermizo.
La madre de André Luiz se estaba preparando para reencarnar y planeaba volver a casarse con su marido y asumir como hijas a estas dos amantes de su marido. No tendrían elección: reencarnarían obligatoriamente, bajo la influencia de la madre de André Luiz.
En este caso, vemos un espíritu avanzado con un interés directo en esta planificación, en este reajuste. Pero hay innumerables casos, innumerables casos de espíritus que se reencarnan forzosamente sin contar con la ayuda interesada de nadie. Espíritus dedicados a la obsesión, por ejemplo. Estos espíritus, cuando son separados de sus víctimas, a veces son enviados obligatoriamente a la reencarnación.
Con el avance de los tratamientos espirituales, con el avance de la intervención de espíritus encarnados y desencarnados en el plano astral, lo que vemos hoy es justamente un fenómeno de reencarnación masiva de estos espíritus inadaptados, de estos pequeños y grandes malhechores del astral.
Gran parte de los jóvenes delincuentes -que son muchos- son espíritus que se han reencarnado a la fuerza. Se les ha dado una nueva oportunidad -porque la reencarnación siempre es una nueva oportunidad- y no saben cómo aprovecharla.
Algunos de estos espíritus están teniendo su última oportunidad en la Tierra. Si no se ajustan, seguirán su proceso evolutivo en otro planeta, más adecuado a sus posibilidades.
Estamos en medio de un proceso de transición planetaria.
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