Veamos...
Existen en la actualidad, diversas formas y enseñanzas para tratar de llegar al conocimiento de qué, o quién es Dios, por lo que a través de los tiempos, la historia nos revela que el hombre siempre ha estado inquieto en referencia a este asunto, pràcticamente desde su creación y hasta la fecha, tiempos en los que han surgido, crecido y desaparecido doctrinas que han tratado de aclarar este profundo misterio. Pero también a la fecha han permanecido doctrinas o dogmas que se han convertido, para quien las ha adoptado, en la forma verdadera de alcanzar ese conocimiento.
También existen varias asociaciones que han tratado de llegar a él siguiendo métodos trazados a través del conocimiento de humana sabiduría, tomando invariablemente, de enseñanzas de doctrinas existentes y doctrinas que existieron, lo que les ha parecido lo más cercano a la verdad, interpretada ésta según el libre albedrío humano. Sólo que de todas esas doctrinas para conocer a Dios, resalta una que fue capaz de dividir en dos partes los tiempos históricos del mundo, y ésta es: la doctrina de Jesús llamado el Cristo.
No se pretende juzgar o descalificar de ninguna manera la veracidad de esas doctrinas o dogmas diferentes a la fe cristiana, sino más bien hacerlas dignas de respeto porque también buscan el amor y la misericordia de Dios y el conocimiento para entender el propósito de la existencia del hombre, es decir: de dónde viene y a dónde va. Pero, de lo que verdaderamente se trata, es de que si todos los que creemos en Jesús de cualquier Iglesia o denominación tenemos un fundamento que hemos aceptado a través del Nuevo Testamento para conocer la voluntad de Dios, entonces deberíamos interesarnos verdaderamente en estudiar, reflexionar y meditar en su contenido para llegar a ese conocimiento, para que así nuestro cuerpo, alma, mente y espíritu se sintonicen y vibren en perfecta armonìa en la Trinidad Santa y Perfecta de Dios.