Viniendo Jesús a la región de Cesaerea de Filipo preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quie dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos Juan el Bautista; otrod Elías; otros Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simon Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. - Mateo 16:13-16.

«En esa época apareció un hombre sabio a quien llamaban Jesús. Toda su conducta era irreprochable, era conocido por su virtud. Muchos judíos y gente de otras naciones se hicieron sus discípulos. Pilato lo condenó a la crucifixión. Pero sus discípulos no abandonaron su enseñanza. Contaron que él se les había aparecido tres días después de su muerte y que entonces estaba vivo. Quizás él era el Mesías, cuyos milagrosos hechos habían anunciado los profetas».

Este relato de Flavio Josefo, influyente escritor judío del primer siglo de nuestra era, revela lo que los contemporáneos de Jesús podían saber de él por los medios de comunicación de la época. Conocían su vida ejemplar y su sorprendente muerte, pero sólo tenían suposiciones en cuanto a su origen divino.

Solamente la fe permite superar las hipótesis y las vacilaciones, aceptando con confianza las declaraciones de la Palabra de Dios. ¿Qué dice ella de Jesús? Los evangalios nos cuentan su vida radiante de amor, de compasión, de humildad y de pureza. Esto da tanto más poder a sus palabras: "Pues para que sepaisque el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados. (Dijo al paralítico) (Marcos 2:10)"Yo y el Padre uno somos"  Juan 10:30).

Así, pues, Jesús no sólo era un hombre, sino ciertamente el Hijo de Dios.

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