En cierta ocasión, un joven vivió sin una figura paterna por situaciones ajenas a él, se crio solo con máma y abuela

 como pilares fundamentales desde su formación temprana y adulta.

Vivir sin una figura paterna le genera ciertas dificultades en la escuela, colegio y en diferentes reuniones con sus amigos. Cuando topaban preguntas sobre su padre trataba de mentir para cubrir un vacío en él, ya que al no vivir con él no sabía cómo responder ante las preguntas comunes generadas por sus amigos; como por ejemplo: ¿en qué trabaja?, ¿Cuántos años tiene?, ¿Cual es su profesión?

Sin embargo estas preguntas generaban dolor en su corazón, y ante las respuestas favorables de sus amigos que tenían papá, fue creando raíces de amargura hasta crear heridas abiertas que solo el amor de madre y abuela podían alivianar aquellas heridas.

Aquel jóvenes acepto al Señor como su Salvador en el 2009, a pesar de aceptar a Jesús en su corazón siempre vivía latente esas heridas, en cierta ocasión aquel joven por casualidad se encontró con su padre, conversaron de temas superficiales pero jamás de curar las heridas y de pedir perdón, porque el orgullo podía más que el decir perdón

.Después de aquel encuentro, quince días después su padre murió, y entonces aquel joven lamentaba aquella oportunidad que Dios le brindo, a la cual le llamo casualidad. Desde aquel momento aprendió que el perdón debe ser a tiempo y no desaprovechar las oportunidad que Dios nos da para decir a alguien que causo dolor en nosotros TE PERDONO.