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La Galeria de la Academia (en italiano, Galleria dell’Accademia) es uno de los museos más conocido en Florencia, tanto por su estructura y colección, de la cual destaca esculturas de Miguel Angel, muy importantes en la historia del arte.
Considerada como una de las más importantes de Italia, la Galeria de la Academia posee a su vez una diversidad de manifestaciones artisticas que se pueden apreciar en la diversidad de salónes que posee.
El Museo de el David de Miguel Ángel (Michelangelo) se encuentra en el lugar donde habian originalmente dos conventos.
El núcleo de la colección se formó en 1784 con un grupo de pinturas antiguas donadas por el duque Leopoldo Peter a la original Academia de Bellas Artes, de modo que pudieran servir como modelos para la formación de los estudiantes. Más tarde que se añadieron las obras de las iglesias y conventos de Florencia.
En 1873 fue trasladado allí desde la Piazza della Signoria (donde fue sustituido por una copia), el David de Miguel Ángel y otras obras del maestro en el siglo XX: las cuatro cárceles, el San Mateo y la Piedad de Palestrina.
Algunas de las habitaciones dedicadas a la pintura florentina ofrecen una visión general de la producción artística en el período comprendido entre Giotto y Masaccio. El museo también alberga los iconos rusos de la colección privada de los grandes duques de Lorena y los modelos de yeso de las obras de los escultores del siglo XIX, la Toscana.
El edificio alberga el Museo de Instrumentos Musicales, con unos cincuenta piezas de las colecciones del Gran Ducado, recogidos entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XIX, entre ellos una viola tenor y un violín hecho por Stradivari en 1716 y un cello Niccolo Amati 1650.
Esculturas Galeria de la Academia
El Florencia, la Galería de la Academia es uno de los museos más atractivos. Su visita no requiere un tiempo largo, pero allí hay un contenido fundamental para descubrir la obra de Miguel Ángel. Ahora, este centro ha vuelto a las primeras páginas de las publicaciones de arte, merced a una importante restauración del David
Tras unos años trabajando con Botticelli, Filippino Lippi se destapa como el gran maestro florentino en la década de 1480 momento en el que empieza sus trabajos en la capilla Brancacci, continuando la decoración iniciada 60 años antes por Masolino y Masaccio. En 1486 ejecuta una de sus obras maestras: la visión de san Bernardo. El santo sentado en su pupitre se coloca al aire libre, junto a una roca de aristas puntiagudas donde deposita sus libros como si de una estantería se tratara. La Virgen y una corte de ángeles se presentan ante él sin aparecer ningún elemento de divinidad como luces doradas o aureolas. Al fondo se observa el monasterio con las figuras de los monjes a la puerta y un sensacional paisaje. El donante contempla la escena con las manos unidas en actitud orante, integrándose en la perspectiva. Las figuras son ligeramente alargadas, cubiertas por pesados paños que no permiten apreciar su anatomía, mostrando la intensa relación con Botticelli en los idealizados rostros y el brillante color. La minuciosidad detallística de todos los elementos dispersos por el espacio es una evidente influencia de la pintura flamenca que por aquellos años era muy apreciada.
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