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☻BIOGRAFÍAS☻: MARY WORTLEY MONTAGU
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: frank2  (Mensaje original) Enviado: 12/05/2010 01:02

MARY WORTLEY MONTAGU

 

MARYWORTLEYMANTAGU1.jpg picture by francisco19333

 

Mary Wortley Nontagu (1689 - 1762), fue una aristócrata, viajera y escritora británica, autora de una famosa correspondencia.

Lady Mary Montagu es, sin duda, la figura femenina más interesante de la primera mitad del siglo XVIII inglés. Consiguió una buena cultura en la biblioteca de su padre, el duque de Kingston, y luego contrarió a su ilustre progenitor casándose a escondidas contra su voluntad. Fue amiga de Swift y de Addison, recibió piropos de Alexander Pope y se hizo notar en la corte del rey Jorge I por sus opiniones poco convencionales, que divertían y escandalizaban a partes iguales en la buena sociedad. Pero ella se aburría ese ambiente y acogió con entusiasmo el nombramiento de su marido como embajador en Constantinopla para huir de él. Conocemos los incidentes de su viaje hasta Turquía y su fascinación por el mundo islámico que allí descubrió a través de su correspondencia, elogiada más tarde por Voltaire como superior a la de madame de Maintenon y de madame de Sevigné.

Las observaciones antropológicas de lady Montagu son perspicaces y notablemente carentes de prejuicios. Desde luego, le impresionan favorablemente la sensualidad y el refinamiento del sultanato. También constata con aprobación que los efendi, es decir, los eruditos locales, no conceden más fe a las enseñanzas de Mahoma que los europeos cultivados a la infalibilidad del Papa, aunque disimulen como los otros para evitarse problemas. Años después, de vuelta en Inglaterra, intentó introducir en su país el sistema de vacunación antivariólica que había aprendido entre los turcos, chocando con la obstinación de médicos conservadores (de su ignorancia) y clérigos que anatematizaban esos manejos paganos: pero ella ya sabia que supersticiosos y fanáticos hay en todas partes.

Sin embargo, quizá lo más chocante es su valoración del papel de las mujeres en el sistema otomano. Esta señora ilustrada, una de las primeras occidentales que penetró en el harén de un sultán, llega a la conclusión de que las damas turcas son, en algunos aspectos, incluso más libres que otras europeas. (Algo que actualmente están tratando de explicar algunas periodistas norteamericanas). Pero, como explicaba lady Mary: 'Cierto, tienen que andar siempre veladas por la calle, pero ello les permite ir y venir sin ser reconocidas..., lo cual no contribuye a la tranquilidad posesiva de los maridos.' Mahoma les destina un paraíso distinto al de los hombres, 'lo cual no tiene forzosamente que hacérselo menos agradable'. De él son excluidas las vírgenes y las viudas que no vuelven a casarse, pero esa creencia no le parece más nociva que la que entre los cristianos consagra la santidad de quienes hacen voto de castidad perpetua.

Lady Mary cuenta con simpatía el caso de una española raptada en el mar por un almirante turco: cuando la familia reunió el dinero del rescate, la señora calculó que en su país la deshonra sufrida la condenaba a pasar el resto de su vida en un convento y prefirió quedarse en el serrallo. A su debido tiempo heredó una fortuna del enamorado almirante y volvió a casarse con otro marino no menos galante.

Finalmente lady Mary volvió a Dover y desde allí escribe su última carta, en perfecto francés al abate Conti. En ella finge envidiar a quienes no viajan y por tanto nada añoran, los felices ingleses que creen que el vino griego es repugnante y su cerveza sublime, los que consideran que los higos y las frutas exóticas no son comparables a un buen roastbeef y concluye: '¡Ojalá Dios me permita a mi también pensar así para que, contentándome a partir de ahora con la nublada luz que este cielo nos dispensa, sepa olvidar poco a poco el estimulante sol de Constantinopla!'.

No cabe duda de que la actitud de lady Mary era la de un ser culto y eminentemente civilizado. La civilización es precisamente el esfuerzo por ir más allá de la propia cultura, lo que hace sentir curiosidad e interés por otras. Lady Mary objetaba a quienes se encerraban sólo en los usos conocidos. En verdad, a aquel que considera sus costumbres preferibles a todas las restantes y muestra antagonismo cerril hacia las formas de comportamiento humano diferente, siempre se le ha llamado bárbaro, nunca civilizado. De hecho, ni siquiera puede tenerse por realmente 'culta' a la persona que sólo conoce su propia cultura: es culto -decía- quien habla cuatro idiomas, no el que solamente practica el suyo.

Actualmente los problemas de Occidente con el mundo musulmán son mucho más pedestres. De ahí el absurdo de hablar de 'guerra o choque entre civilizaciones': sólo hay una civilización, la que proyecta más allá de las limitaciones culturales con las que uno ha nacido y nos urge a comprender, aunque no forzosamente a compartir, las restantes formas que ha sabido darse el espíritu humano.

El Islam es una religión compasiva con sus fieles e implacable con los infieles, cosa que no la hace históricamente distinta del judaísmo y del cristianismo. Es inútil empeñarse en decir que los talibanes o Jomeini no responden al 'verdadero' Islam, porque cada religión es verdaderamente lo que en ella quieren ver sus distintos intérpretes clericales. También Torquemada y Francisco de Asís son 'verdaderos' cristianos, aunque se parecen poco, y tan Papa era el que en el siglo XVIII condenó la proclamación de los derechos humanos como el actual que los defiende. Lo malo de las religiones no está en su contenido peculiar, ocasionalmente sabio o poético, sino en quienes se las creen a pie juntillas. La única ventaja del cristianismo es que su influencia secular está hoy muy mitigada y es principalmente alegórica, mientras que el islamismo todavía es fuente fundamental de legislación en muchos países y para muchos creyentes.

MARYWORTLEYMANTAGU2.jpg picture by francisco19333



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