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♦♦HISTORIA Y ARTE♦♦: EL SOCIALISMO UTÓPICO (2ª p.)
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: frank2  (Mensaje original) Enviado: 26/05/2010 23:33

Socialismoutpico2parte.jpg picture by francisco19333

 

 

Socialismo utópico (2ª)

Owen y las granjas cooperativas

Robert Owen comenzó siendo un reformador del trabajo industrial, pues en la misma fábrica donde él era dueño implementó medidas de beneficio para el obrero, como la supresión de las labores penosas y mantenimiento del salario en épocas de reducción de ventas.

Más adelante propuso “granjas cooperativas” (villages of cooperation), que también tenían lugar para los emprendimientos industriales, pero básicamente estaban volcadas a la agricultura. Al principio lo ideó como un plan para resolver la desocupación, pero pronto se convirtió en un método de regeneración social. Las granjas colectivas tendrían la función de generar un nuevo espacio moral y educativo, que para Owen eran los dos factores más importantes por los cuales se corrompían las personas en la sociedad.

Étienne Cabet y los icarianos

Étienne Cabet recibió la influencia de Robert Owen durante su exilio en Inglaterra. Regresado a Francia, predicó un comunismo pacifista, democrático y proclive a la construcción de colonias de propiedad común. En la insistencia en la educación y la moral se nota la influencia de Owen. Su novela utópica Viaje a Icaria (1842) fue muy bien acogida en su tiempo y popularizó fuera de Francia la idea de construcción de colonias igualitarias. En 1848, después de una campaña de reclutamiento de icarianos que abarcó toda Francia y varios países de Europa, partió a América, donde colaboró en diversos emprendimientos sucesivos de colonias agrícolas comunitarias, que fracasaron por diversos motivos.

Saint-Simon y sus seguidores

En rigor, Saint-Simon no desarrolló una idea de mundo perfecto en el futuro, sino que sometió a la sociedad surgida de la revolución francesa a una crítica radical. En ese marco, entendía que todo lo que hicieran los gobiernos debía tender a mejorar la situación moral y material de los que trabajaban, y terminar con los dos flagelos que seguían azotando al mundo: la pobreza y las guerras. Para ello, debía desplazarse a los sectores improductivos y los productivos debían dirigir los destinos de la nación, ejerciendo cada vez menos gobierno (entendido como despotismo) y más administración.

En función de esa propuesta, no se oponía a la propiedad privada, pero propuso suprimir la herencia, de manera que la acumulación que cada uno lograra fuera producto del propio esfuerzo y no hubiera enormes acumulaciones generacionales. Por otra parte, la industria (entendida como toda actividad productiva) debía ser el centro de los esfuerzos de la sociedad, para subvenir a las necesidades de todos. El Estado debía realizar grandes emprendimientos en beneficio del conjunto social: ferrocarriles, diques, puentes, canales de comunicación (fueron los que idearon los canales de Suez y de Panamá), bancos populares, etc.

En definitiva, su utopía consistía en un capitalismo equitativo, sin anarquía económica, con una planificación que permitiera superar la pobreza y evitara las guerras entre naciones. Para Saint-Simon, su propuesta consistía sobre todo en trasladar a la política los preceptos del cristianismo.

Las herencias del socialismo utópico

El grupo fourierista, tras la muerte del maestro en 1837, siguió empeñado en la creación de falansterios durante todo el siglo XIX. Algunos se crearon, sobre todo en América, pero todos fracasaron a los pocos años. El nuevo líder del fourierismo, Victor Considerant, llevó al grupo francés a una participación política más decidida y llegó a ser elegido diputado.

La herencia de Fourier fue retomada, en parte, por Pierre-Joseph Proudhon, quien tomó de su antecesor la idea de trabajo atractivo y una concepción individualista y artesanal del trabajo social.

El owenismo en Inglaterra pronto ganó adeptos entre los primeros sindicatos de los años 30 y fue uno de los grupos que participó de la dirección del cartismo, sector que agrupó al movimiento obrero inglés desde 1836.

Los icarianos de Cabet fueron uno de los grupos más activos en Europa en favor de la creación de colonias perfectas. Lograron construir diversas colonias en América, pero casi todas fracasaron económicamente y su llama se extinguió a fines de siglo.

El sansimonismo, tras la muerte del maestro en 1825, se convirtió primero en escuela, luego en religión y, tras la revolución de 1830, en una especie de mezcla de partido político y secta religiosa. En esos años tuvo un enorme suceso entre los obreros de Francia, pero la escisión de 1832 y la posterior persecución estatal del grupo hicieron desaparecer todo vestigio de organización.

El sector más “industrialista” del sansimonismo se integró a la burguesía francesa, tras las propuestas de grandes industrias estatales. Los hermanos Pereire fundaron el banco más grande de Francia, otros fueron funcionarios del ferrocarril francés, propusieron la construcción de los canales de Suez y de Panamá, colaboraron con la colonización de Argelia, etc. El sector más “obrerista” (los “productores” de Saint-Simon) se integró de diferentes maneras a la lucha política de su tiempo: Louis Blanc teorizó sobre la “organización del trabajo” y la creación de talleres nacionales y estuvo en el gobierno surgido de la revolución de 1848; Pierre Leroux (creador de la palabra “socialismo”) escribió diversas obras sobre un socialismo humanista; Eugenie Niboyet y Pauline Roland militaron en favor de la emancipación de la mujer; Philippe Buchez desarrolló el cooperativismo y ayudó a poner en pie un diario escrito exclusivamente por obreros, L’Atelier;  Flora Tristán abogó por la unidad de la clase obrera y teorizó sobre la opresión de la mujer.

El sansimonismo se extendió a otros países. Influyó en Garibaldi y Giuseppe Mazzini, de Italia; en Esteban Echeverría y Juan Baustista Alberdi, de la naciente Argentina; en el joven hegeliano Moses Hess, quien intentó hacer una síntesis entre Saint-Simon y Hegel y a la vez convenció de la necesidad del comunismo a su amigo Friedrich Engels.

En España tuvieron cierta influencia las ideas de Fourier y de Cabet, en los años 30 y 40 del siglo XIX.

separador_aabstracto-2_.jpg picture by francisco19333


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