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 En la oscuridad de la noche entre las estrellas, estaba Selene, la diosa de la luna. La soledad la envolvía noche tras noche, hasta que conoció a Endimión, un pastor, nieto de Zeus, que subió al trono de Elida, tras ser desterrado se refugió en el monte Larnos.
Al aparecer la noche se recostaba en la puerta de su cueva sintiendo su soledad como única compañía.
Mirando siempre hacia la luna, se enamoró de ella, sin saber que la diosa Selene también lo miraba.
Ambos se enamoraron sin saber los sentimientos del otro.
Con un ataque de valentía Selene bajó hasta la tierra mientras su amado dormía y descansó con él hasta que llegó de nuevo el día.
Así lo hizo noche tras noche, hasta que un día este despertó y la vio junto a él, se confesaron sus sentimientos y empezó su historia de amor.
Al cabo de los años Endimión envejecía y le pidió a Selene que le ayudara a que el tiempo no pasase por él, ella recurrió a Zeus y éste decidió que Endimión no sufriría el paso del tiempo mientras estuviese dormido; sólo envejecería durante la vigilia.
Endimión dormía de día y recibía a su amada por la noche, de ellos nacieron 50 hijos.
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