Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches.
Tu vientre manso, suave, infinito. Bajo mis manos
que pasan y repasan midiéndolo, besándolo;
bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.
Me doy cuenta de que tus pechos crecen
también, llenos de ti, redondos y cayendo.
Tú tienes algo. Ríes, miras distinto, lejos.
Mi hijo te está haciendo más dulce, te
hace frágil.
Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.
Guardadora, te amparo contra todos los
fantasmas; te abrazo para que
madures en paz
Jaime Sabines.