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"Pero empecemos por el principio, el origen y cómo San Rafael se convirtió en el custodio de nuestra ciudad. Nos situamos en el siglo XVI, cuando la ciudad de Córdoba se vio azotada por una epidemia de peste que diezmó la población durante años. Según recogen antiguos escritos, durante esta trágica etapa de la historia cordobesa tuvo lugar la aparición divina del Arcángel San Rafael.
El sacerdote Andrés de las Roelas advirtió de dicha visión en hasta cinco ocasiones, pudiendo comunicarse con él solo en la última de ellas: “Yo te juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad”.
Con esta sentencia clarificó el arcángel su propósito al padre Roelas. Según se cuenta, la epidemia comenzó a cesar tras este sobrenatural suceso y con ella el número de personas que fallecían a su causa. A raíz de este hecho, el Arcángel San Rafael fue tomado como Santo Custodio y guarda de la ciudad, en el lugar de sus auténticos patrones San Acisclo y Santa Victoria.
La devoción por su figura arraigó profundamente, y además de los diferentes monumentos, estatuas y construcciones consagradas o que reciben su nombre por este arcángel, cada 24 de octubre se celebra en Córdoba la festividad local de San Rafael."