La primera de las posibilidades (y la más aceptada) es que Bernarda era una prostituta que vivió allá por septiembre de 1925, durante la Guerra del Rif, y que viajó hasta Marruecos para sobrevivir económicamente a costa de mantener relaciones sexuales con los soldados que habían participado en el desembarco de Alhucemas. Por lo visto, la tropa se obsesionó con Bernarda y dejó hasta de tener interés bélico: pensaban continuamente en estar con ella.Decir que “esto parece el coño de la Bernarda” equivale a manifestar que algo está desorganizado, que es caótico, confuso. Sirve para aludir a un lugar donde todo el mundo opina de forma distinta o donde cada uno hace lo que le place, sin orden ni concierto. Pero, ¿de dónde viene esa popular expresión? Lo cierto es que no hay quórum lingüístico al respecto, pero sí una variedad de versiones históricas y literarias muy divertidas.
La primera de las posibilidades (y la más aceptada) es que Bernarda era una prostituta que vivió allá por septiembre de 1925, durante la Guerra del Rif, y que viajó hasta Marruecos para sobrevivir económicamente a costa de mantener relaciones sexuales con los soldados que habían participado en el desembarco de Alhucemas. Por lo visto, la tropa se obsesionó con Bernarda y dejó hasta de tener interés bélico: pensaban continuamente en estar con ella.
Todo lo que ella tocaba con su vagina se llenaba de salud y de fertilidad: sanaba a los ganados, hacía florecer las cosechas, volvía fecundas a las mujeres, curaba enfermedades. Bastaba con meterle la mano en el interior de su cavidad pélvica, y chas: se obraba la magia, el deseo, la necesidad. Hay quien dice que era morisca, o musulmana, o directamente hija del rey Aben Humeya.La primera de las posibilidades (y la más aceptada) es que Bernarda era una prostituta que vivió allá por septiembre de 1925, durante la Guerra del Rif, y que viajó hasta Marruecos para sobrevivir económicamente a costa de mantener relaciones sexuales con los soldados que habían participado en el desembarco de Alhucemas. Por lo visto, la tropa se obsesionó con Bernarda y dejó hasta de tener interés bélico: pensaban continuamente en estar con ella.