
Di "sí" a tus sueños
Pasamos parte de nuestra vida autolimitándonos y justificando nuestras decisiones en parámetros de riesgo y seguridad. Nos “hacemos creer” que no nos arriesgamos porque no merece la pena, o es un riesgo excesivo, o nos produce miedo… o en el fondo, porque no nos creemos capaces ni merecedores de conseguirlo.
En una sociedad que tiene en tan alta estima la seguridad, ésta nos hace pagar un duro peaje: renunciar a nuestros sueños y dejar sin explorar un elevado porcentaje de nuestro potencial vital. Todo, a cambio de una vida segura con pequeños goces de subsistencia.
Los primeros sorprendidos al superarnos somos nosotros. De igual modo, los primeros y los únicos que podemos y debemos dar el primer paso para cumplir nuestros sueños somos nosotros; nadie más puede. Podemos autojustificarnos culpando a las circunstancias, a la mala suerte o a nuestras limitaciones personales, pero en el fondo, el interruptor que pone en marcha el proceso mágico y desconocido en su manifestación concreta que es materializar nuestros pensamientos, sentimientos y deseos, se activa con nuestra capacidad de mantenerlos con vida por medio de una actitud paciente, agradecida, calmada pero expectante ante los nuevos acontecimientos.
Albert Einstein‘
*********
nos dio las pauta a seguir;
Dios nos hizo perfectos y no escoge a los capacitados, sino que capacita a los escogidos. Hacer o no hacer algo, sólo depende de nuestra voluntad y perseverancia’
Aunando el mensaje con la ilustración del Maestro Quino: a veces es preferible arriesgarse a quemar nuestra vida intentando ensanchar nuestra conciencia en lo desconocido, que limitarse a esperar en un cómodo y seguro aislamiento que la vida transcurra como mera subsistencia ante nuestros ojos.
A veces el triunfo se mide por nuestra capacidad de asumir riesgos… aparte, por supuesto, de la suerte ...
|