Hoy termina una Semana mas. Siento que se fue como agua. No sé qué me pasa, pero llevo una temporada con mi atención automáticamente centrada a la gran velocidad con la que pasa el tiempo. Una admiración sobrecogedora me ha surgido como consecuencia. No puedo negar que pasan días donde me siento tan extraña, tan ajena a todo lo que pasa en el mundo. Y es que pasa tan rápido que ya casi no me puedo asir a nada ni a nadie. Sé que mi estilo de vida favorece esto, pero hoy lo estoy sintiendo más que nunca.  También sé que esto pasa cuando se deja de meditar. Debo volver a hacerlo.

        Hace unos minutos leía un poco de Khalil Gibran y me cautivaron algunas de sus palabras dentro de la historia de "La Sabiduría y yo". Se trata de una pregunta hermosa que aquí cito: "¿Quién es el Hombre que se da por contento con los favores de la Fortuna y está suspirando por un beso de los labios de la Vida, mientras que la Muerte le abofetea el rostro?". Caray, pensé que ese hombre podría ser yo. Podrías ser tú. En fin. O quizá no, ni tú ni yo. Recuerdo que me he dado besos con la Vida, y profundos y hermosos, exquisitos. La he acariciado con pasión. Incluso, al cerrar mis ojos y recordar hace años a mi primer amor, me sorprendo al saber que la magia que tuvo el primer amor fue la total ignorancia de que algún día terminaría. La vida siguió y aquí estoy. Listo para proseguir con un trayecto interminable y que por fortuna, me ha generado gran emoción por existir.