
Himno
Al caer de la tarde silenciosa,
cuando todo era calma en el ambiente,
una luz se encendía diligente
en oración humilde y amorosa.
Eras tú, Clara, corazón amante,
que velabas al Dios sacramentado,
pidiendo por el mundo atormentado,
de tanto desamor desconcertante.
Plegaria y sacrificio así juntabas
con alegre talante contagioso,
que arrastraba tras sí, por amoroso,
a las flores vivientes que cuidabas.
Y así, cuando por fin llamó el Esposo
a tu puerta, radiante de alegría
a su encuentro saliste en este día
con aceite abundante y luminoso.
En el coro de vírgenes prudentes,
alabas al Señor tres veces santo;
nosotros nos unimos a tu canto
y a tu gozo seráfico y ferviente. Amén.
Oración
Oh Dios, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo pobre, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén