En estos días he pensado que el mundo sería un lugar mejor si Santa Claus existiese. Veámoslo así, Santa es increíblemente popular. Si vamos a un centro comercial no es difícil encontrar a un imitador suyo saludando a niños y adultos; su imagen aparece en miles de ventanas y paredes; y su color, el rojo, se ha convertido en el oficial la Navidad. ¿Se imagina si Santa se lanzara para Presidente?
Y que útil que sería poder enviarle una carta al Polo Norte y pedirle los regalos que uno quiera. Eso no solo sería un alivio para el bolsillo de más de uno, también tendría un impacto social enorme porque, como sabemos, si Santa solo le da regalos a quienes se han portado bien, ya muchos no andarían haciendo travesuras durante todo el año.
Y ni hablar del trineo. No solo sería bonito ver un trineo rojo halado por renos voladores cruzando el mundo la noche del 24, sino que se ahorraría mucho combustible al no tener que mover los regalos en aviones y carros. Y, de paso, sería un respiro para el planeta ya que no se contaminaría tanto.
En fin, se me ocurren muchas más razones por las que creo que sería interesante que Santa existiese, pero lamentablemente aún no tenemos certeza de que así sea. Así que no podemos recurrir a él en estas fechas; el mundo seguirá siendo lo que nosotros hagamos de él. Y sin Santa es a nosotros a quienes nos toca llevar y repartir el espíritu navideño. Y es por eso que hoy quiero desearte, una FELIZ NAVIDAD y un PROSPERO 2010.
