Cuando nació mi alegría...
Y cuando nació mi Alegría, la alcé en brazos y subí con
ella a la azotea de mi casa, a gritar:
- ¡Venid, vecinos! ¡Venid a ver! Porque hoy ha nacido
mi alegría: venid a contemplar este ser placentero que
ríe bajo el sol.
Pero fue grande mi sorpresa cuando ningún vecino mío
acudió a contemplar mi Alegría.
Y todos los días, durante siete lunas, proclamé el
advenimiento de mi Alegría desde la azotea de mi casa,
pero nadie quiso escucharme.
Y mi Alegría y yo estábamos solos, sin nadie que fuera a visitarnos.
Luego, mi Alegría palideció y enfermó de hastío, pues sólo yo
gozaba de su hermosura, y sólo mis labios besaban sus labios.
Luego, mi Alegría murió, de soledad y aislamiento.
Y ahora sólo recuerdo a mi muerta Alegría al recordar mi
muerta risa. Pero el recuerdo es una hoja de otoño que
susurra un instante en el viento, y luego no vuelve
a escucharse más.
Khalil Gibrán