La primera dijo:
" Quiero crecer! Quiero que mis raíces
lleguen muy abajo en el suelo
y que mis retoños rompan la
corteza de la tierra que tengo arriba...
Quiero desplegar mis tiernos brotes
como banderas para anunciar
la llegada de la primavera...
Quiero sentir el calor del sol en mi cara
y la bendición del rocío matinal en mis pétalos!"
Y entonces creció.
La segunda semilla dijo:
"Tengo miedo.
Si dejo que mis raíces vayan hacia abajo,
no sé qué encontraré en la oscuridad.
Si me abro camino a través del suelo
duro por sobre mi puedo dañar
mis delicados retoños...
¿Y si dejo que mis brotes se abran
y una serpiente tratade comerlos?
Además, si abriera mis pimpollos,
tal vez un niño pequeño me arranque del suelo.
No, me conviene esperar hasta que sea seguro".
Y entonces esperó.
Un ave que andaba dando vueltas por
el lugar en busca de comida,
encontró a la semilla que esperaba
y enseguida se la tragó.
"El que al viento observa, no sembrará,
y el que mira a las nubes, no segará.
Por la mañana siembra tu semilla,
y a la tarde no dejes de reposar tu mano."