No te preocupes si alguna vez te hicieron ver que no eres perfecta. No lo eres. Nadie lo es. Por eso nadie tiene el derecho a reprochártelo. No has de ser perfecta sino para ti. Y eso significa únicamente sentirte libre, feliz y especial. No de otra manera. Simplemente siendo fiel a ti misma, a esas locuras que te hacen cuerda, a ese mal genio que te hace adorable, a esa paz que te convierte en tormenta. En definitiva, a esa princesa que te transforma en guerrera.
Si alguien te echó en cara que no eres perfecta, alégrate, porque te dijo algo mejor: que eres humana.
Perfectamente imperfecta.