Un día como el
de hoy, pero del año 1937, a las 04:30 pm la pequeña ciudad vasca de Guernica comenzó a ser bombardeada por la aviación alemana (aliada de los golpistas españoles). El ataque fue devastador. De una población de 5.630 habitantes, fueron más de mil las víctimas entre muertos y heridos. El objetivo de la operación, deliberadamente mortífera, era aterrorizar a los civiles, probar las nuevas armas nazis y que sus pilotos “adquirieran experiencia”. Aunque el 70 % de los edificios fueron destruidos, curiosamente, ni el puente ni la fábrica de armas fueron tocados. Los 33 bombarderos de la Legión Cóndor llevaban no solo explosivos destructivos, sino también bombas antipersonales y bombas incendiarias. La destrucción fue tan grande que provocó un intenso humo, por lo que los últimos bombarderos descargaron las bombas a ciegas. Tres horas después, terminó el ataque, no pudiéndose apagar totalmente el incendio hasta el día siguiente. Guernica era conocida por su roble sagrado, al pie del cual se reunían, desde la Edad Media, los representantes del pueblo vasco. Aquel 26 de Abril de 1937, la pequeña ciudad, símbolo de las libertades vascas, fue destruida por la aviación alemana al servicio de Franco. Por primera vez en la historia militar, un poblado civil era totalmente sometido bajo un diluvio de bombas. Tres días más tarde, por el puente, harían su entrada a Guernica las hordas franquistas con el General Mola a la cabeza. Trastornado por este crímen de guerra, Pablo Picasso realizaría su obra maestra y uno de los cuadros clave de la pintura del Siglo XX.