Un día como el de hoy, pero del año 1914, hace su entrada triunfal a la ciudad de México, el poderoso Ejército Convencionista. Este fue un día de intenso movimiento militar. Todos los llanos de Chapultepec, Anzures y Paseo de la Reforma, se encontraban invadidos por numerosos contingentes de tropas de caballería, infantería y artillería. Las columnas estaban formadas por más de 50.000 hombres. Los habitantes de la capital también invadían las principales avenidas, llegando hasta las orillas de la ciudad, deseosos de admirar al nuevo ejército. La marea campesina se abatía sobre la capital. El General Emiliano Zapata, llegaba desde el sur y el General Francisco Villa, desde el norte. El traidor y tirano Huerta, había huído unos meses antes, de la misma forma que, años atrás, lo hacía el dictador Porfirio Díaz. Los “andrajos” le ganaban la guerra a los “encajes”. Zapata “el Atila de Morelos”, y Pancho Villa “el orangután, el que come carne cruda y roe huesos”, arremetían vengando ofensas. En vísperas de Navidad, la prensa burguesa, huertista y oligárquica, ostentó una orla negra en primera página. El luto anunciaba la llegada de “los forajidos, los bárbaros violadores de señoritas y cerraduras”. Zapata y Villa peleaban por la justicia social, por una reforma agraria y por una educación al alcance de todos. El ideal de aquellos revolucionarios era crear un México moderno con derechos, y libre de analfabetos.