Un día como el de hoy, pero del año 1755, a las 9:20 de la mañana, en Lisboa, se produce uno de los terremotos más destructivos de la historia, causando la muerte de aproximadamente 100.000 personas, (ya que las ondas sísmicas fueron sentidas, a través de Europa, hasta Finlandia y África del Norte). El sismo fue seguido por un maremoto y un incendio. La destrucción de la ciudad fue casi total: El 85% de los edificios de la capital resultaron destruidos, incluyendo palacios y famosas bibliotecas, así como la mayoría de los ejemplos de la arquitectura manuelina, distintiva del siglo XVI portugués. Esta tragedia, señaló el nacimiento de la sismología moderna, ya que fue el primer terremoto estudiado científicamente. Los geólogos estiman hoy, que la magnitud del terremoto de Lisboa sería de un 9 en la escala de Richter, con su epicentro en el océano Atlántico a unos 200 km al oeste-sudoeste del Cabo de San Vicente. Los informes contemporáneos indican que el terremoto duró entre 3 minutos y medio y 6 minutos, produciendo grietas gigantescas de cinco metros de ancho que se abrieron en el centro de la ciudad. El desastre natural fue discutido extensamente por los filósofos ilustrados europeos, sobre como conciliar la existencia de Dios con la presencia del mal en el mundo. El sismo acentuó las tensiones políticas e interrumpió abruptamente las ambiciones coloniales de Portugal durante el siglo XVIII.