Reflejar
la vida es aprovechar cada instante en lo más mínimo, no importa lo grande o
pequeño que sea, por muy insignificante que sea. Morir no es solamente dejar de
respirar, que el corazón pare de latir. Morir es rechazar la vida, existiendo
simplemente sin adorar un rayo de sol, una hoja de un árbol, un niño llorando o
riendo, el aire que se respira, el cielo, el mar...
Nadie
es mayor ni nadie está muerto hasta que se deja realmente este mundo. Está en
nuestra mente, en nuestro pensamiento el hecho de ser mayor o viejo, el
sentirse cansado, harto, inútil, ...
La
vida se nos da, no la elegimos. Puede ser por amor, por error, por lo que sea,
pero estamos en este mundo.
Y
cada uno de nosotros, somos únicos e irrepetibles; nadie es igual a nadie. Para
lo que uno es felicidad o alegría, para otro supone tristeza, esfuerzo,
cansancio...
Cada
uno es dueño de su propia vida, es fácil de decir; sin embargo, es bastante
difícil este pensar, esta verdad, pues la vida es inmensa, tiene muchas
facetas, muchísimas y cada cual ha de saber cuál escoger y cuál puede dominar.
El
sentido de la vida lo da cada uno en su andar, en su mirar, en su escuchar, en
su interpretar. La vida es la misma para todos. Una planta es la misma para
todos, un árbol es el mismo para todos, un animal, una persona es el mismo para
todos... sin embargo, cada uno escoge esa parte, interpreta con su mirada, con
sus sentidos, esa vida.
Y
la cuestión es, ¿por qué una planta es ilusión para una persona y para otra es
insignificante? ¿por qué una misma persona es simpática para una y antipática
para otra? ¿por qué ante una misma circunstancia cada persona reacciona de una
manera diferente?
Nada
hay más complejo que el ser humano. ¡Cuán difícil es!
La
vida es difícil, el ser humano es difícil, vivir es difícil y morir también lo
es. ¿Hay algo fácil? ¿Por qué la vida y el ser humano son tan complejos?
Pero
lo que sí es absurdo es estar muerto en vida, ver que corren las saetas del
reloj sin aprovechar sus segundos, sus instantes.
La
felicidad no sé si existe, ¡es algo tan complejo de definir y obtener!; sin
embargo, es ¡tan hermoso disfrutar de una mirada, un gesto, una compañía,
incluso de la soledad!
Cada
uno de nosotros somos el reflejo de la vida y cuanto más dichosos seamos, más
hermosa será ésta.
Autora:
Rosa Mª Villalta Ballester