No hay nada
que perder por intentarlo de nuevo;
por tratar
de hacer bien y no caer en el recuerdo;
por seguir
una huella aunque solo se trate de eso;
por fracasar
cuando se ha puesto todo el empeño.
No hay nada
que ocultar cuando se actúa con deseo;
nada que la
voluntad niegue por hacer con empeño;
nada que
asumir si no se tiene consciencia de ello;
nada que
celebrar que no sea mejoría y esfuerzo.
No hay nada
que disimular si se mira hacia dentro;
mas el alma
es el mejor diamante y es un espejo;
si el interior
brilla y es reflejo de gran ensueño;
pues el
corazón late mientras amanece primero.
No hay nada
que rehacer cuando ya se ha hecho;
pues el
pasado no retorna pero existe el sueño;
mas se
intenta no volver a caer en el mismo cebo;
y en cada
instante se procura un gran esfuerzo.
No hay nada
que dejar con constancia y anhelo;
pues el
deseo es el motor que marca un proyecto;
pues lo
importante no es llegar sino estar en ello;
mas si se
llega todavía es más válido es esfuerzo.
No hay nada
que decir cuando no es verdadero;
cuando falta
claridad y no se siente por entero;
cuando la
palabra no tiene ningún fundamento;
cuando la
voz es dulce pero sin ella sustento.
No ... no
hay nada que perder ... por nuevo intento;
porque no
hay nadie en esta vida que sea perfecto;
porque, sin
probar, no se sabe si es no bueno;
porque la
buena intención es lo que marca primero.
No ... no
hay nada que perder ... corazón latiendo;
mientras la
vida nos dé oportunidad de nuevo;
mientras la
intención sea el amor como pasajero;
mientras el
alma sienta tranquilidad y gran respeto.
Autora: Rosa
Mª Villalta Ballester