Yo no soy ni este cuerpo ni esta mente, solo soy espíritu.
Ni hambre, ni sed pueden matarme;
el fuego no puede quemarme;
la espada no puede atravesarme.
Mi conciencia no se involucra en nada negativo:
en la enfermedad, en el sufrimiento, en el odio, en las discusiones…;
todos mis miedos desaparecen;
vuelve a mí la paz, la tranquilidad, la alegría y la armonía
y de esta forma, creo un cielo a mi alrededor para mí
y para todos los que están conmigo.