
Todos tenemos el derecho a elegir cuál camino queremos seguir en nuestra vida.
Uno, sentarnos y lamentarnos por todos los problemas que nos pasan en la vida y el otro, levantar nuestras cabezas y enfrentar la vida con entereza, sin dejarnos sucumbir ante el dolor y los tropiezos del día a día.
Es algo con lo que debemos aprender a vivir aunque no nos guste. Por un lado, se resuelve un problema y por otro, llegan mil más y aun peores que el anterior.
Sentarnos a lamentarnos no resolverá nada, encerrarnos en nuestro propio mundo solo contribuye a que el problema se haga más grande.
No es fácil, pero debemos sacar fuerzas de donde no tenemos y enfrentar la vida con gran valentía, porque si no, será ella misma quien nos consuma y en el ocaso de nuestra vida nos preguntaremos, “qué hubiera pasado si yo hubiera actuado para resolver aquel problema”.
Desconozco autor
ktp

|