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General: ARREPENTIMIENTO Y PERDÓN DE PECADOS EN EL NOMBRE DEL MESÍAS
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: GOYOBRITO  (Mensaje original) Enviado: 03/02/2022 10:56


ARREPENTIMIENTO

ARREPENTIMIENTO, PERDÓN DE PECADOS Y SALVACIÓN, EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO:

De acuerdo al Nuevo Pacto que el Salvador concertó en pro de toda la humanidad, era Yohanán el Inmersor (Juan Bautista), quien inicialmente bautizaba con bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados, diciéndole al pueblo, que creyesen en el que vendría después de él, esto es en IESUE el Mesías (Mt. 3:11; Mc. 1:4; Lc. 3:3; y Hch. 19:4). De manera que luego de que el Mesías respecto de sí mismo les abrió el entendimiento a sus discípulos en cuanto a la Ley, los Salmos y los Profetas, él les dio mandamiento para que en su Nombre predicaran el arrepentimiento y perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén (Lc. 24:44-47); y es desde esta ciudad de los hebreos, que ellos efectivamente comenzaron a darle cumplimiento al mandamiento en mención, a poco tiempo que se derramó el poder desde lo alto, porque algunos judíos de otras naciones, que atraídos por extraordinario evento acaecido en el día de pentecostés, se compungieron de corazón al escuchar el discurso del Apóstol Pedro, cuando estando lleno de Espíritu Santo, se puso de pies con los otros once Apóstoles; y luego se bautizaron en el Nombre de Jesucristo, para arrepentimiento y perdón de pecados, en acatamiento a lo que en razón de los acontecimientos que sucedieron en pos a las Sagradas Escrituras, Pedro les dijo (Hch. 2:1-47).

Así que en secuente continuo de lo que se viene diciendo, es que había de esperarse, que a fin del cumplimiento de lo que el Eterno destinó y predestinó desde antes de la fundación del mundo, se procediera bajo un nuevo Sacerdocio de la tribu de Judá, al cambio del primer pacto que hizo con Israel, al concertar uno nuevo, para quitar el pecado en un día, a través de su Siervo el Renuevo, quien profeticamente hablando, había sido simbolizado en una piedra (1 Pd. 1:18-20; Ef. 1:3-11; Jr. 31:34; Hb. 8:7-13; Mq. 7:18-20; Is. 28:16; y Zc. 3:8-9); y que por esto y por otras razones, ese mandamiento tiene una secuencia armónica dentro de la voluntad y los designios del Eterno, ya que antes de que el niño prometido naciese en Belén, ya Yosef (José) se había enterado por medio de un ángel del Señor, que había de llamarse IESUE "Jesús", porque él salvará al pueblo de sus pecados (Mt. 1:21).

¿Y DE QUE MANERA SE SALVARÍA AL PUEBLO DE SUS PECADOS?

En observancia al Texto Bíblico inmediatamente anterior, se anticipa el nombre con el cual se llamaría al mencionado niño, porque él salvará al pueblo de sus pecados; ya que había de tenerse en cuenta, que el pueblo de Jacob, estaba bajo una rigurosa ley, dentro de la cual el pecador o el alma que pecare debía de morir (Dt. 24:16; 2Cr. 25:4; y Ez. 18:4). Y era pues necesario, que viniese un libertador, para librar al pueblo de esa ley, que tenía la pena legal sobre el pecado y la muerte. Por tanto respecto a la citada ley, que en cuanto al pecado es lo que Pablo le relata a los romanos diciendo: "...Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo IESUE, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte" (Ro. 8:2). Así que pues, como semejante de estar los israelitas esclavos en Egipto, que necesitaban ser liberados en el Nombre del Eterno por manos de un libertador, debió Jesucristo en su Nombre libertarlos del pecado penalizado en dicha ley, para que fuesen verdaderamente libres (Jn. 8:31-36); y es precisamente que en ese Nombre del Padre Creador y de sí mismo como Hijo Unigénito, según los Antiguos Escritos y de acuerdo a otros Textos Bíblicos del Evangelio que el Divino Maestro mandó a predicar a toda criatura, que él como la simiente de Abraham, es la salvación del pueblo de Israel y de los gentiles, desde el día cuando siendo sacrificado hasta morir en Jerusalén, derramó su sangre en remisión y propiciación de los pecados de todo el mundo, a la manera como dice la Sagrada Escritura:

"En tu Simiente, serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz" (Gn. 22:18 RV. 1960).

"...Por lo tanto, mi pueblo sabrá mi nombre, por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente. Cuan hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae alegres nuevas del bien, del que publica salvación... " (Is. 52:1-9 RV. 1960).

"...Padre Santo, guarda a ellos en el nombre de ti, el cual has dado a mí, para que sean uno, según como nosotros" (Jn. 17:11; 10:30; y Prv. 30:4 B.I.G).

"...pero ahora en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado...así también Cristo fue ofrecido una sola vez, para llevar los pecados de muchos..." (Hb. 10:26,28 RV. 1960).

"Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Hb. 9:22 RV. 1960).

"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (1 Jn. 2:2 RV. 1960).

"Id y predicar el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuese bautizado, será salvo..." (Mc. 16:15 RV. 1960).

"y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en el que podamos ser salvos" (Hch. 4:12 RV. 1960).

"De este dan testimonio todos los profetas, que todo los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre" (Hch. 10:43 RV. 1960).

"Ahora, pues, ¿porque te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hch. 22:16 RV. 1960).

Siguiendo ahora con lo que las Antiguas Sagradas Escrituras relatan en cuanto al mundo antiguo, para concatenarlo con lo que el Apóstol Pedro narra al respecto en su primera epístola, se puede observar, que los seres vivientes de la especie humana que estuvieron fuera del arca de Noé, no tuvieron salvación, porque todos en desobediencia a lo que con justicia se les estaba pregonando, perecieron sepultados en agua sin ninguna remisión ni propiciación por el pecado, cuando de parte del Altísimo, se produjo el diluvio universal sobre el mundo antiguo (Gn, 7:1-23; 1 Pd. 3:18-20; y 2 Pd- 2:5). Pero distintamente acontece en los tiempos postreros, porque el Bautismo que corresponde a ello como símbolo indubitable de ese diluvio, ahora nos salva, ya que los bautizados en el Mesías y no en una inventada trinidad católica, tienen la oportunidad de una salvación tan grande, al creer con arrepentimiento y ser sepultados juntamente con él para muerte por el Bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también se ande en vida nueva (1 Pd. 3:21; y Ro. 6:3-5).



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