♦ La sinfonia tras las mil noches ♦ - .мαяισlleттe eмpιяe.

Si bien podía andar libremente por los cardinales aún de día, prefería, por mucho, la noche. Bajo la palida luz de la luna su silueta poco corporea lucía mucho más sólida, parecería incluso, que podrías sentirlo con solo estirar la mano. Pues de noche podría pasar como una marioneta más. Mientras más pálida la luz, más real su presencia, así que con una luna nueva como la que había ahora prácticamente podías ver cómo su cabello se agitaba con el viento.
Pero todo esto era una vana ilusión, ilusión que le había costado la vida a tantas marionetas antes...
El cementerio no era uno de sus lugares favoritos; de hecho prefería habitar en castillos o mansiones, de algún lado debían salir todas aquellas historias ¿no es así? Y si lo hacía lo suficientemente bien, los nobles que lo ocuparan acabarían abandando el lugar, tachándolo por maldito. Si, era una buena manera de ganarse la vida. Figuradamente hablando.
Disfrutaba especialmente de aparecerse como un espíritu benévolo ante las doncellas; era fácil engatuzarlas con una trágica historia de amor eterno. Lindas promesas, poemas cada noche (de algo le había servido recordar algunas cosas de su vida pasada) y finalmente la unión de espíritus. Pues a todas las doncellas a las que conquistaba les prometía que con la muerte estarían juntos por siempre. Era con el suicidio de una dama cuando la mayoría de los nobles decidían que no tolerarían habitar un lugar así y huían, siempre huían. El fantasma de las damas quedarían embrujando los castillos por siempre -¡Encima harían su trabajo!- Y nada más terrorífico que el espíritu errante de una doncella con el corazón roto.
Tenía una obsesión por volver Fantoms a las personas, siendo las únicas marionetas que realmente podía tocar, (y en algo tenía que invertir su tiempo eterno ¿no?) pero su alma necesita tener razones para permanecer en la tierra, por lo que había matado mucho, mucho más de los fantoms que había logrado 'crear'.
Jóvenes, doncellas, niños, ancianos...tenía maneras para quebrantarlos a todos, ya sea con miedo o con palabras bonitas, ¡lo único que importaba era crear fantoms!
Y por ello visitar el cementerio no era precisamente una de sus actividades favoritas. Muchas de las almas que residían allí habían muerto por o para él, lo que no lo hacía presisamente una de las figuras más 'populares' del lugar. Cada que deambulaba entre sus tumbas recibía miradas de odio y resentimiento de varios otros fantasmas, pero simplemente los ignoraba, como si no pudiera recordar todas las promesas que había hecho. ¡La vida de fantom era mejor!, Ya aprenderían a apreciarlo. ¿Quién necesita reunirse con Gaia o su psyché o como sea? Definitivamente sobrevalorado.
Caminó expertamente entre las múltiples lápidas, no importándole realmente si las personas que habían ido a visitar a algún familiar le veían o no, las intrusas en este recinto después de todo eran ellos. Se dirigía a la tumba de una fantom, -en cuya existencia, por cierto, el no había tenido nada que ver- Por lo menos ella no se dedicaba a lamentarse o maldecir como muchas de las otras almas. Era relativamente 'nueva'; había llegado hace poco más de dos mil noches -él llevaba más de ochenta mil- y por ello la chica tenía un espíritu mucho más fuerte que el de el resto de las marionetas más antiguas. Habían unas que se habían olvidado tanto de su vida pasada que apenas eran un susurro en el aire, aún de noche.
La encontró sentada en su tumba, apacible como siempre, con su elegante espada frente a ella. Había tomado interés en la pelirosa originalmente por esa espada; que a pesar de todo parecía no oxidarse nunsa, sino -de ser posible- verse cada vez más reluciente. Esta muy oscuro hoy la escuchó murmurar mientras se acercaba a ella por dentrás. "Deberíamos sentirnos afortunados" le deijo suavemente, mientras limpiaba la gota de sangre que resbalaba por su mejilla. Sangre que, no importaba qué, escurriría por siempre. Él había muerto ahogado, así que no tenía ninguna marca física en su persona, a diferencia de los bansenshi, que estaban llenos de heridas de guerra. "No todos los días tenemos vistas como esta" aseguró señalando con el brazo el resto del cementerio. "Tú misma deberías salir más de vez en cuando, o sus patéticos lamentos acabarán por contagiarte" dijo, estirándo los brazos como si estuviera cansado. Pura costumbre.

Una figura destacaba de entre el resto, pues esta amigos míos, respiraba. Era una bufoon! Sonrío pues realmente le gustaban los bufoons. Eran elegantes, misteriosos y llenos de ingenio. No por nada los fantoms y los bufoons habían mantenido buena relación todos estos años. Pero ¿qué hacía una bufoon tan lejos de Palacio? Normalmente eran los fantoms quienes visitaban a los bufoons; no al revés.
Se recargó tranquilamente contra una lápida, postrando sus ojos rojos sobre la chica bufoon. Sí, eventualmente sentiría su presencia.
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EEEH ya me uní *------* y el nombre quedó cool! <3 y asldja setting lúgubre xDDD
hicoe como que Nowe y Mich ya se conocían xD espero no importe ;w;
y basé el tiempo de su muerte en referencia a cuantas veces le habían tocado ver a almas llorar o: 2 veces = 2 mil noches xD = poco más de 5 años....Nowe lleva como 80 mil noches, así que lleva como 219 años muerto~ *viejote el tipo xD
y asdjas cherry tu entrada no es fail hmph! u_ú y y es raki <3
perdón por intro larga ;O; siempre termino haciendo las intros largas <.< *le tiran tomates*