*Los pasos del espectro se escuchan pisar la tierra volcánica de la Isla griega, famosa entre sus habitantes por la leyenda de un demonio que la habita, pero el enviado del Emperador del inframundo poco miedo puede encontrar en supersticiones humanas cuando conoce los demonios de verdad y el mismo es uno de ellos. La tenue luz de la luna se refleja en su Sappuri que refleja  el cielo nocturno mismo única imagen clara además de sus sombras moviéndose apresuradas por aquel tétrico terreno. Su misión es una y solo una que mantiene para si mismo y al sonido de sus pasos el sonido de una cuerda produce una nota de escala baja que provoca un aterrador eco que rompe el silencio de aquel paraje. –Que desperdicio de lugar es este, espero poder terminar la misión que me han asignado para de esa forma poder regresar al inframundo- su voz se escucha al borde del hartazgo al tiempo que su imagen se detiene proyectando solo una silueta humana que sostiene un objeto de extraña forma en sus manos manteniendo aun en secreto su figura*

*La siniestra tonada del espectro se detiene escuchándose con claridad el sonido de la noche y el rugir del volcán que domina el paisaje de la isla griega. Los ojos del espectro se clavan en las sombras atendiendo como buen músico los sonidos que son ajenos a aquel sitio y su postura erguida y orgullosa mirada permanecen inmutables al momento que sus manos e colocan sobre las  cuerdas del instrumento que sostiene. –Alguien viene- adjunta basándose únicamente en el sonido. Su sonrisa se dibuja y las notas de su instrumento crecen imponiéndose al ambiente generando un sonido de tono bajo poco ahoga incluso el rugir del volcán que rodea el lugar uniendo las escalas y notas en un réquiem infernal que comienza a manifestarse en toda la isla al momento  que su cosmo-energía se manifiesta a su alrededor en tonos violáceos indicando su presencia de manera cínica como si esperara  a alguien siguiendo su oído que es uno de sus sentidos más refinados por tratarse de un músico*

Pharaoh de Esfinge.