*…Y es de esta manera como aquel infinito escenario sideral revela su verdaderas intenciones, la presión y la asfixiante atracción hacia el punto donde el titán galáctico espera su ofrenda. -… ¿Qué es esto?...- Aiacos inquiere con fuerza al ser paulatinamente arrastrado hacia el clímax de la técnica de aspros, mas clava sus pies en el marmolado esperando que con esto le entregue unos escasos instantes para que su total atención se postre tanto en la ejecución y los alcances de la peculiar movida del geminiano “…Su poder y concentración es tal que logro generar una grieta dimensional a su antojo… aunque…” sus cerúlea mirar se centra en la notoria concentración empleada por el geminiano en la ejecución y la aparición de tan absoluto paraje “… ¡Eso es!...” conjetura mientras su porte comienza a ser arrastrado, fiel prueba de esto serían los surcos dejados por sus pies en el terreno y la perdición de parte de sus subordinados en la negrura del abismo -…Muy inteligente de tu parte, emplear tu poder para tratar de encerrarme en una prisión dimensional… pero…- exhorta mientras valiéndose de las alas de su Surplice para mantener una leve estabilidad, para así, enaltecer a un punto magnificente aquellas energías que su cuerpo guardaba celosamente. Y es de esta manera, que una antropomorfa efigie brota tras la sometida imagen del Kyoto, más dentro de la enramada y la falta de legibilidad de la representación cósmica tras de él, una trinidad de grandes orbes permanecen totalmente cerrados y apuntando al Geminiano -…No será suficiente…- es en ese minuto, que aquellos esqueletos que son empujados a su perdición, comienzan a convulsionar hasta liberar un extraño alito blanquecino que desemboca en la joya superior del yelmo de Garuda -…. ¡Tonto, el único que será sometido a un tormento ecuánime a la muerte serás tú, Aspros!...- vocifera mientras sus brazos y por ende, sus manos se entrecruzan por sobre su yelmo al instante que aquellos apocalípticos orbes comienzan a abrirse expulsando una irresistible luminiscencia -…¡Que tu castigo comience ahora!....¡Galactic…- entre los dichos de Aiacos, los funestos orbes galácticos se abren de par en par libertando una excelsa e ineludible luz que consume instantáneamente aquel ennegrecido escenario desde toda disposición sin dejar sitial manchado por la oscuridad de Aspros-…DeathBling!...- remata desatando todo el poder de la técnica más terrorífica del Kyoto de Antenora, la cual busca enterrar en el ser de Aspros un constante suplicio que radica en el chamuscar del sistema nervioso del adversario el mismo tormento inminente que se desencadenaría una y otra vez ante cualquier acción ofensiva o tan siquiera el empleo del brío del universo interno convirtiendo la estampa de su adversario en un inútil cadáver viviente. La Supremacía del ojo del conocimiento se torna tan latente como el destino mismo, mientras la estampa del prefecto del infierno se logra ver aun en la lucha de no ser absorbido hasta desaparecer en el egregio manto de incógnita que se cierne sobre la más funesta y despótica movida del último juez en pie…*