*Una sonrisa de autoconfianza surca los labios del ambicioso guerrero apartado del camino de la justicia al tiempo que sus mano diestra se eleva primeramente y poco apoco sus piernas se posan firmemente sobre la arena de las costas escuchándose el mar como fondo de aquel peculiar encuentro. –Si esas son tus últimas palabras chiquillo me encargare de tomar tu vida y de derramar tu sangre- responde a las altaneras palabras del Santo conforme el aura negra rodea su figura y su cuerpo se inclina levemente al frente. “Bronce, Plata, Oro… no se de que demonios este hecha esa armadura, sin embargo no es rival para la muerte negra” reflexiona analizando tanto aquella coraza que reviste al de cabellos blancos como de igual manera el cosmos del enemigo. –Prepárate gusano, te daré tiempo para que reflexiones sobre tus actos antes de que conozcas una muerte llena de dolor- proclama con serenidad al ser sus manos las que comienzan un lento trazo delante de si cual si tocaran una a una las estrellas de la constelación que representa la negra armadura que porta, provocando que su cosmos arda con una inusitada intensidad al momento que en un abrir y cerrar de ojos su cuerpo se adelanta y sus piernas comienzan a desplazarle sobre la arena hasta situarse a una corta distancia del joven de blancos cabellos, inclinando su peso hacia atrás y levantando su pierna izquierda del suelo con la intención de que esta con fuerza y velocidad impacte el costado diestro del rival aprovechando la velocidad y el intento de hacer sorpresivo su ataque, mas manteniendo el flujo constante de energía que le provee de un oscuro cosmos, “ahora” medita para sí el mercenario sin dejar de prestar suma atención al rival*

*Una clara sonrisa se dibuja en los labios del Caballero negro al observar cómo es que aquel joven emprende un movimiento tan hábil, y sin embargo aquel ambicioso guerrero poco cede respecto sus intenciones mostrando sus instintos de batalla que le ayudaran a ser uno de aquellos hombres que sobrevive al infierno en tierra de la Isla de la Reina Muerte, su impulso inicial le ayuda a continuar el movimiento inclinando su cuerpo de forma instintiva y con la fuerza con la que el mantiene en la pierna dar un giro al pasar debajo del joven caballero de extraña armadura para situarse así de frente a él, solo un corte a la altura de su mejilla producto del rozón de la bota metálica de su rival queda como marca en su rostro resbalando una gota de tibia sangre por su mejilla, y de igual manera el yelmo del caballo alado muestra un rasguño que aun y si se trata de un muy leve daño demuestra que el rival no es para nada alguien que debiera tomarse a la ligera. “Ahora” repite en su mente al levantarse manteniendo los puños cerrados y su figura cubierta por el oscuro resplandor de su cosmo energía, a sus ojos la treta habría dado resultado dejándole en una situación ventajosa que no dudaría en aprovechar inclinando su cuerpo al frente y extendiendo su brazo diestro que termina en un puño cerrado con fuerza suficiente para liberar una serie de golpes que a la velocidad propia de un guerrero que despierta la fuerza de su cosmos pareciera solo un movimiento, -Ankoku Ryu Seiken- Exclama con fuerza al liberarse una fantasmal lluvia de negras estrellas que surcan un ínfimo espacio entre los contrincantes y buscan aprovechar la postura del Santo Negro que se mantiene ya a espaldas del Caballero, aquella técnica de combate busca impactar al menos una vez el cuerpo del rival y si bien posee una fuerza de impacto nada despreciable es quizá mucho más temible por dos características distintas, la primera de ellas es una capacidad extraña par atravesar las armaduras del rival sin ser perceptible prácticamente al impacto, sin embargo es la segunda la que guarda un secreto terrible que provoca una risa confiada y despiadada por parte del mercenario que concentra su fuerza en lograr al menos un golpe aprovechando cada ventaja que se ha dado o que él ha podido crear*

*La expresión de sorpresa por parte del Santo negro se mezcla con una de enojo al momento que aquel joven caballero salta sobre si, el instinto que le ha hecho sobrevivir incluso al más duro de los ambientes es el mismo que provoca que su cuerpo se lance al frente apoyándose primero en su pierna diestra y después en la izquierda dando un paso que se transforma en un salto para dar distancia entre ambos guerreros girando al caer sobre la arena y dejando que de sus labios escape una cruel y burlona carcajada ante las acusaciones de su rival. –Santos de Athena…- Exclama irónico cerrado sus puños y tensando poco a poco su cuerpo que ante el enojo del rival responde poniéndose  en pose defensiva cerrando los puños y calmando su respiración tras el ataque emprendido. “Parece que logro evadir todos los meteoros, maldito… pero no tendrá oportunidad de hacerlo nuevamente” analiza con la mirada a su rival con ambas sorpresa y cautela conforme planea su siguiente estratega,-Mocoso, yo no soy un Santo de Athena, así que no me importa lo que sea que digas, vine aquí por tu armadura y me iré con ella sin importar como la obtenga- exclama moviendo sus piernas que se abren en un compas que le planta firme sobre la arena y su mirada baja por fracciones de segundo sobre el terreno levantando después la mirada a donde su rival.*

*El gesto de enojo por parte del Caballero Negro desaparece de su rostro dejando solo la sonrisa llena de ambición propia de un hombre que renuncio al camino de los santos en su búsqueda de  poder. –Solo palabras mocoso- exclama sin miedo y de igual manera observa atento los movimientos del rival conforme sus piernas toman nuevamente postura de batalla frente al enemigo apartando la arena. Su cuerpo se inclina levemente al frente para que sus manos delimiten de nueva cuenta la constelación de Pegaso conforme su cosmos aumenta gradualmente envolviéndole por una peculiar aura negra que resalta en aquel claro paraje de las costas italianas, -Bien, sin embargo te mostrare que todo tu poder y todo tu entrenamiento son una burla en contra de mi- exclama al detener el movimiento de sus manos y erguir su postura con los puños cerrados y haciendo arder su energía en nombre de su deseo de poseer aquella formidable armadura y el cumplir sus ambiciones. “Ni hablar, he de tomarte seriamente  chiquillo, aunque eso será algo de lo que te arrepentirás” medita mientras sus ojos permanecen fijos en el oponente, no solo buscando encontrar algún punto para realizar un ataque si no con cierta cautela ante los movimientos del joven guerrero que pese haber sorprendido al experimentado mercenario aun no significa más que un obstáculo a vencer para el*

*Es el crujir de la negra armadura oponiéndose a los cabellos que le sostienen lo que se escucha al inicio por parte del Santo Negro en cuyo rostro que expresa dolor una mueca se abre para mostrar la más cruel y tétrica de las sonrisas al notar el efecto de su letal golpe en el joven guerrero ante sí. – ¿Ahora lo sientes?- cuestiona con un tono burlesco entrecortado que esconde perfectamente el dolor sentido mientras su cuerpo lucha por liberarse sin mucho éxito de aquella trampa letal tejida por su joven oponente. –Esa es la muerte negra, siente como ardes desde dentro y poco a poco todo tu cuerpo entrara en una agonía total- exclama para después volver a un gesto de dolor al notar como su protección cede dejando parte de su piel y carne expuestas a la tensión de los extraños alambres cayendo ya algunas gotas de tibio liquido carmesí a las arenas de Italia. “Este maldito no suelta estas cuerdas ni siquiera al estar ya bajo los efectos del meteoro negro” piensa mientas sus músculos se tensan oponiéndose a las cuerdas aunque causando un dolor mayor, el lento flujo de su cosmos se extiende elevándose poco a poco y buscando generar oposición, mas no solo eso también como intento por dar el golpe de gracia a su rival antes de que su cuerpo sea destrozado por esas cuerdas que lo tienen cautivo, expandiéndose el aura negra del Pegaso que se enciende con dificultad mas poniendo todos sus deseos y ambiciones en el con cada segundo.. “No importa, esa armadura ya es nuestra” medita para sí el mercenario pues si bien es uno de los caballeros negros lo cierto es que el jamás trabaja solo y que sin duda alguien más ira a reclama esa peculiar armadura si es que el cae ante aquel joven*

Ankoku Saint Pegasus