**La guerra entre Hades, señor de los infiernos, y Athena  se encuentra en su clímax; y la situación es tan grave que los mismos guerreros de han dejado sus templos para custodiar los alrededores del Refugio. Una colosal figura se encuentra patrullando el perímetro del  Santuario, andando con pasos tranquilos y contemplado casi hipnotizado la belleza de los escarpados montes que sirven como muralla natural. Sin embargo, pronto es arrancado de sus suaves pensamientos por una energía llena de maldad que se adentra cada vez más en el sagrado territorio de Athena. Moviéndose como un relámpago, aquel fornido hombre aparece en la parte más alta de las gradas del coliseo; con el astro poeta brillando en tonos ensangrentados justo detrás de él, haciendo brillar su armadura con el roce de sus rayos rojizos. La blanca capa que cae de sus toscas hombreras ondea de forma heroica por el soplido del viento, y aquel fornido hombre aparece con sus brazos como troncos cruzados sobre su pecho, al momento que  exclama con una profunda voz llena de autoridad -¿Quién eres y qué buscas en el santuario?-. Su mirar se clava como una daga sobre el encapuchado, haciéndole saber sólo con los ojos que no permitirá que dé un paso más. El color de aquella armadura, parecido al del sol, junto con un imponente yelmo del cual sobresalen dos afilados cuernos delatan a aquel gigante como Hasgard de Tauro, uno de los 12 caballeros dorados al servicio de Athena; sin embargo el toro ha renunciado a su nombre y la estrella guardiana de su constelación es su bandera: Aldebarán.**

巨星 // Taurasu no Hasugādo

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**Cuando el enemigo finalmente se revela un escalofrío recorre la espina dorsal del coloso de oro, quién apenas cree lo que ve.  -Aspros…- susurra para sí melancolía, deteniendo sus ojos, ciertamente confundidos,  sobre el antiguo caballero de Géminis como si de un sueño se tratase. La onda energética lanzada, como un grito de odio, golpea al gigante de Tauro, aunque  aquel choque parece el del viento contra una montaña pues apenas agita los blancos cabellos de Aldebarán  y la capa que cuelga a sus anchas espaldas; aún así el segundo campeón de oro parece sumido en sus reflexiones y no pronuncia palabra alguna. Sin embargo, cuando el ken de energía maligna se abalanza en su contra, el guerrero de oro regresa su concentración al campo de batalla justo a tiempo y con el dorso de su enorme mano golpea la esfera como un bat a una pelota, cambiando de súbito el trayecto de la ofensiva que ahora se dirige contra una montaña cercana. -¡Aspros!- menta el toro resoplando, con la mirada ahora llena de coraje y el ceño fruncido -¿Es que acaso no tienes honor ni orgullo?-. La energía dorada que emana su cuerpo adquiere mucho más fulgor y fuerza con cada palabra que menta el gigante, resquebrajando la roca bajo sus pies y haciendo sentir su fuerza por todo el lugar. Aldebarán conoce la habilidad del señor de los muertos para traer de vuelta a la vida a los guerreros caídos; pero lo que causa su furia es ver regresar a uno de los 12 hombres más poderoso del santuario, manchando así la orden de los caballeros dorados. -Nunca debiste haber salido del Infierno… Tu traición no será lavada del santuario ni con tu muerte.- sentencia, mientras de un salto, aterriza sobre el ruedo, haciendo temblar el piso y quedando a la par que Aspros. El coloso de oro lentamente regresa sus brazos a la posición cruzada sobre su pecho, y sus ojos se clavan como dagas sobre el perro del Infierno. El pacífico toro muestra sus cuernos, y la batalla entre el oro y la oscuridad está a punto de comenzar.**

巨星 // Taurasu no Hasugādo

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