*- Bienvenido al sendero de tu muerte - repentinamente, la mayor atencion se enfoca en la boca de Minos, la cual emboza una sonrisa al raz del corte de su cara, mostrandose confiado... "Jaja... pudiste sentir mi energía... funcionó tal y como lo esperaba" menta en su cabeza con una convicción de gloria y satisfaccion al haber cumplido su mision - vaya, vaya... y este es el poder de los Santos de Oro, los cuales se dicen que son los mas fuertes del ejercito de Athena?... - y cambiando repentinamente el tema, por debajo de los mechones de cabello que cubren su mirada, comienza a quedar evidente la profundidad de sus ojos, mismos que se clavan de forma inmisericordiosa en el león, creciendo el resplandor que envuelve toda su figura enteramente, desplazando su cosmos dentro de un lugar tan mitico y extraordinario, el cual hace que el polvo de aquella catedral comience a ser desplazada como por obra del viento, encerrándose todo en aquel punto en el que todo es parcialmente cubierto por el perimetro de aquella estancia - como bien dices, yo soy Minos de Grifo, uno de los tres jueces del Inframundo - determina con honor y gran gallardia, haciendo uso de su titulo, un titulo del cual parece estar orgulloso, como todo guardián de Hades, como todo ser del oscuro Inframundo... seres estupendos, y tan interesantes como todos, devotos a la fidelidad del Dios mas puro, mas entero, mas completo y generoso que hay en el Olimpo... - Y te dire una cosa... - pronuncia con un tono totalmente cambiado, ahora fino, mas soberbio y ciertamente místico, haciendo una pausa en sus palabras... - no se si hayas cruzado a algún espectro ya, pero soy totalmente distinto a todos los que han ido al Santuario, yo no soy... ¿cómo decirlo? el típico asesino que llega y mata... me gusta jugar... me gusta divertirme - Comenta aguantando y reteniendo el impulso para no reirse, como si cada cosa que dice le produjera una intensa gracia y es ahí en aquél punto de la situación en que sintiendose una tension extraordinaria sobre la escena misma , el Kyotou elevando sus dos manos hasta la altura de sus hombros, dejando caer sus dedos tal y cual si su muñeca se hubiera quebrado, un poderio macabro se hace presente partiendo desde sus largas uñas un destello que determina la extension y la punta de cada una de ellas, pero una segunda linea que decae de sus dedos apuntando directo hacia el suelo... - ¿Te parece grato este lugar para morir? supuse que sí, pues se trata ni más ni menos que la antigua Catedral del pueblo  ¿qué mejor lugar santo para sepultar tu cuerpo? jaja...¿no crees "santo de Athena"? - determina con una ironia increible, consumiendose en el resplandor purpura que envuelve su figura, haciendo que este desaparezca por unos instantes*




Gryphon Minos | Juez de Ptolomea | Eien Kurayami
Hotsuhyoyou_@hotmail.cl

* - Jhmm que gracioso conocer a un mocoso tan arrogante de tu estirpe... el juego- corta su comentario con una satisfacción mostrada en su rostro que vá más allá de querer frenar el paso del intruso, sino queriendo obtener su primer trofeo en esta guerra santa - el juego no lo determinas tú, Yo te enseñaré porque me llaman el jugador más terrible del Infierno - sentencia mientras que su cosmoenergía se altera a tal modo en que numerosas cargas eléctricas se hacen presente rebelando por segundos sobre su imagen casi imperceptible como si estuviese parpadeando en aquella sala - Te invito a jugar, y tienes la mala educación de ni siquiera responder a mi pregunta...¿es o no un buen lugar para tu muerte?... pues ni modo - menciona ahora, cuando su posición que pareciera estar sujeta a algo no se altera demasiado, pero su cuerpo se reclina un poco, quedando perfectamente situado delante del muchacho- Tendré que obligarte a jugar... - menciona cuando una fuerte presión se genera en todo el ambiente, y una energía exclusiva, propia del Primer Juez del Infierno, empieza a aumentar sin medida haciendo que todo se vuelva ciertamente opaco y tenebroso - ¡Conviertete en mi juguete ahora mismo! - segundos despues de este grito, una extraña sinfonía maléfica empieza a oirse sonar, como si se adentrara a un mundo de fantasías y muñecos de madera, como una verdadera película de terror, algo monstruoso, una sensación capaz de debilitar a la mas inquebrantable convicción, de derrocar a la mas fuerte de todas las determinaciones - ¡¡¡MARIONETA CÓSMICA!!! - e hinchando sus pulmones para gritar con fuerza, al momento en el que este grito se produce como eco de las paredes de toda la catedral, las dos manos de Minos se alzan con una fuerza indescriptible, elevándose del mismo polvo del terreno una enorme cantidad de hilos que se proyectan y son visibles en un primer segundo solo por los ojos del juez como señal de existencia, pero luego y en conjunto con la noche y su característica, desaparecen incluso del plano visual del Kyoto, expandiéndose en todas las direcciones del cuerpo de Régulus, buscando sorprenderlo ante tal maniobra, y a la vez capturarlo en una red de infinitas cuerdas formadas a base del poder del espectro, al punto tal que la finura y entereza de cada una de ellas, haga levitar el cuerpo del León, quitándole toda posibilidad de movimiento personal... es decir, pretendiendo sellar cada uno de sus movimientos y dejarlo al merced de los dedos y las uñas de Grifo quien pretende controlar este espectaculo*




Gryphon Minos | Juez de Ptolomea | Eien Kurayami
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* - Jajaja ¡Qué mocoso tan divertido llegaste a salir! - exclama el juez del infierno con un claro gesto de sadismo al ver como su técnica se apodera rapidamente de la escena, siendo aquellos hilos invisibles manipulados por la terrible fuerza del Griffo quienes aterran al chico - Ahora mi pregunta es ¿que haré contigo, pequeña sabandija...? uhmm ya sé - corta su comentario al ver como una fuerza superior se proyecta desde su cuerpo donde busca torcer cada uno de los dedos del santo de Leo, para asi triturar cada uno de sus huesos - esto es ¡Fascinante! Conviertete en mi próxima marioneta - termina disfrutando de cada acto, especialmente del sufrimiento que acaba de comenzar por parte del enviado del Santuario - ahora que estas atrapado, eres tan sólo una marioneta, un juguete en mis manos... - asegura con gran confianza, cuando el impulso de su energía, en lugar de descender, pareciera concentrarse más y más, aumentando, y haciendo que esa melodía inexplicable que suena en todo el lugar con su malicia, se vuelva cada vez más intensa para los oídos, como si se tratara de una perfecta escena, una escena realmente impactante, que diera temor y produjera terror... espanto - pero... se vuelve aburrido que estés tan alto, aun cuando disfruto tu miedo... puedo sentirlo... está en mi piel, jajaja - declara como un verdadero demonio, retomando nuevamente a su confianza - ¿Sabes una cosa? te seré lo más sincero posible... espero no herir tus sentimientos... - y cortando esa sensación de maestria y dominio absoluto, ahora se muestra como generador de tensión y expectativa - Realmente no me agradan los mocosos feos como tú, mejor comenzaré a despedazarte y me divertiré escuchando tus gritos de dolor - ahora, la atención se refleja en sus ojos que logran despejarse para fijar su mirada punzante, sin sentimiento alguno por el león, en una de las extremidades de su cuerpo... - A ver con qué brazo comenzaremos entonces... ¿el derecho? - cuestiona ahora, cuando usando el dedo índice de su mano izquierda, emite un movimiento mandando una señal a toda la madeja de hilos, la cual se concentra en producir una extensión en todo el brazo derecho de Régulos y cada uno de sus dedos, al punto tal de extirarlo hasta que los huesos y la estructura entera de este se rompa sin ninguna contemplación... al contrario, gustoso de hacerlo, pues se nota como los disfruta*

 

Gryphon Minos | Juez de Ptolomea | Eien Kurayami
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