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En un tiempo lejano existió un grupo de jóvenes que protegía a Athena, la Diosa de la Sabiduría. Se les llamaba Santos de Athena y siempre combatían sin armas. La leyenda nos dice que los Santos siempre aparecen cuando las fuerzas del mal intentan apoderarse del mundo. Se dice que con un revés de la mano eran capaces de desgarrar el cielo y que de un solo puntapié abrían grietas en la tierra.
Guiando las fuerzas de Athena se encuentra el Sumo Pontífice. El es la principal figura entre los 88 caballeros, y su sabiduría no tiene fin. Normalmente, el más sabio, noble y bondadoso de entre los 12 santos de oro es elegido Patriarca del Santuario; aunque han existido ocasiones en las que este título es usurpado por santos malignos y traidores...
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Los Caballeros de Oro son aquellos guerreros que poseen las mayores habilidades entre los Santos. Visten ropajes con un brillo similar al del sol y sus puños se mueven a la velocidad de la luz. Ellos protegen las doce casas y representan los signos del zodiaco.
La casta intermedia de las tres órdenes de soldados al servicio del Santuario y Athena está compuesta por los santos de plata. Expertos de la guerra y dotados de una excelente capacidad de lucha, los santos de plata pueden moverse a una velocidad que supera por mucho a la del sonido. Ellos son la verdadera fuerza del ejército de Athena y un digno ejemplo de caballería.
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Los caballeros de bronce son la fuerza básica del ejército de Athena. Si bien su poder es menor en comparación con los santos de oro y plata, muchas de las armaduras de los caballeros de bronce cuentan con habilidades únicas para ayudarles en el combate: El escudo del dragón, el cuerno del unicornio, la regeneración del fénix, la cadena de andrómeda.... Esos son solo algunos ejemplos de las místicas habilidades de sus ropajes. Pero no se dejen engañar por su rango, pues los santos de bronce han sido capaces de elevar su cosmos hasta el infinito y realizar milagros.
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