Cambio. - Ng Lc - Nuevo Genesis Lost Canvas

* "Athena... ¿Por qué siempre me niegas ese derecho?" Pensamiento que se apodera de la mente de uno de los caballeros que ha sido convocado, quien acude ante el Patriarca, el caballero de Tauro que ahora rige sobre las 88 constelaciones. "¿Qué es lo que no poseo? ¿Poder, voluntad o es que...?" Continúa conjeturando conforme se inclina ante el máximo líder del Santuario, dejando que la rodilla derecha se apoye contra el suelo mientras retira el casco, el cual, es sostenido por el brazo derecho justo cuando inclina la cabeza. - Caballero de Oro, Saga de Géminis... Acude a su llamado. - Dice con una voz sobría y llena de paz, emociones que se transmiten con facilidad, pues aquel hombre es admirado por su bondad y honorabilidad, siendo un ejemplo dentro de las filas de Athena. - Su ilustrisima. - Adjunta con respeto, así como con humildad. "No soy digno... Athena, responde a mis preguntas"…*

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¿Acaso quieres ver como pulverizo las estrellas?

*Siguiendo los pasos del amo de las dimensiones, una elegante figura aparece en la sagrada Cámara Patriarcal. Igual que los otros hombres presentes, el cuerpo de aquel joven de mirar sombrío es protegido por una armadura dorada que chispea al roce de la luz, delatándolo como uno de los 12 campeones de Athena. Al estar frente a la colosal humanidad del recién nombrado Patriarca el hombre de cabellos azules retira su yelmo, que imita con elegancia las patas de un cangrejo, de la cabeza y lo coloca en su costado mientras coloca una rodilla en el piso con respeto. -Máscara de la Muerte, santo dorado de Cáncer....- susurra, dejando que en sus labios se dibuja una horrible sonrisa -...A su servicio.- Tras estas palabras, el cuarto guerrero deja que el silencio se apodere del lugar. Aquel hombre dorado, amo de espíritus y coleccionista de rostros, cree firmemente que el poder equipara a la justicia y, por el momento, el gigante de Tauro representa el poder en el Santuario. Su fidelidad descansa junto a Aldebarán.*

*Cada una de las estrellas, fijadas sobre el firmamento son testigos del inicio de una nueva era para los santos de Athena y tan solo eso se refleja ante la presencia de los que hasta ahora han logrado obtener el rango más alto dentro de los ochenta y ocho caballeros dorados, 2 de esos doce puestos sagrados que implica una gran carga y responsabilidad para quienes lo portan con el compromiso de usar sus fuerzas para defender a Athena de todo peligro, pero ahora que la reunión dorada está siendo llevada a cabo, solo resta expresar ese sentimiento invaluable que reboza en su espíritu para demarcar el inicio de una nueva era a cargo del imponente Toro celestial...-Ahora que están aquí, los únicos dos que han logrado consagrarse bajo la utopía de Athena hasta el momento y como parte de la alta casta, la máxima jerarquía reflejada en doce armaduras doradas cuyos portadores corresponden a la guardia personal de la diosa que protege a este mundo, les doy la bienvenida a una nueva era para nosotros, los Caballeros de Athena- impone en primera instancia con una seriedad inminente, digna de alguien que cuenta con suma experiencia y una nobleza intensa que puede apreciarse a través de su cosmos...-Nuestro único deseo y el que nos unirá por siempre será el de proteger cada parámetro de este mundo por más pequeña o indefensa que sea, la vida que se proyecta sobre cada ser viviente es un sustento para la supervivencia de este mundo y nosotros mismos, fuimos elegidos para resguardar su bien estar, mas allá de que muchas veces nos equivocamos y tomamos malas decisiones, pero así somos los humanos y son esas cualidades las que nos permiten balancear la estabilidad de este mundo, al que tanto amamos.... Y al que tanto ama nuestra Athena...- Entonces, por un instante un aire de melancolía se sitúa sobre la esencia del gigante investido por la segunda armadura zodiacal y automáticamente su mirada se alza hacia el firmamento nocturno, aquel que tiene todas las respuestas a un futuro incierto, pero que asegura la presencia de los santos para brindar esperanza ante la oscuridad...-Athena confía en nosotros... y yo confío en ustedes... ¡Saga!, ¡Death Mask!- devolviendo su rostro en un breve descenso para situarlo ante aquellos que permanecen ante un emblema de total respeto...-¡El futuro de la tierra y de la próxima generación de caballeros, está en nuestras manos, de ustedes también depende la felicidad de Athena... Que por sobre todo con su amor... y ese cosmos tan pacífico y sin igual solo vela día y noche por el bien estar de cada una de las almas que habitan en este lugar... Sin importar cuan pecadoras puedan ser o cuanto daño hayan podido engendrar... La misericordia y el corazón de Athena siempre será capaz de redimir cualquier daño en esta tierra y reemplazarlo por luz y felicidad... Por eso es necesario la luz de su sonrisa...- evoca con seguridad, dejando que una pequeña lágrima caiga desde su ojo diestro, recorriendo su mejilla hasta su mentón, donde cae al piso evaporándose en un humo cristalino que se alza hacia el cielo y se fusiona en su extensión, haciendo resaltar la constelación del celestial Taurus ante el reflejo de su estrella más brillante, Aldebarán..."Ese es mi deseo, el de un verdadero caballero que solo se guía por la justicia y el honor... Y ese es el deseo que deberá sentir todo aquel que de verdad tenga la fe, el valor y la fuerza para defender a la única esperanza de sostener el linaje sobre nuevas generaciones que también protegerán este mundo imperfecto, pero lleno de valor y sentimiento" Dejando solo una leve sonrisa que demuestra cuan llena está su alma, toda esa disposición que incluso puede incluir el precio de su propia vida a costo de mantener a esa joven que ha nacido con el espíritu de la diosa de la Guerra, pero que siempre ha rebozado en amor y no ha dudado en sacrificarse para defender a cada persona existente en esta etapa de vida*

* Palabras que son escuchadas atentamente por el geminiano, quien mantiene la misma postura, sin si quiera levantar la mirada que se encuentra algo descompuesta, pero que poco a poco recobra la calma, pues es capaz de comprender y aceptar la voluntad del Patriarca. "Si esta es tu decisión, entonces yo la aceptaré... Lucharé como un caballero dorado" Se dice, reconfortando su alma aun cuando su corazón poco a poco es consumido por la oscuridad, por una que incluso pareciera más intensa que la de su compañero, Máscara Mortal. Es así como posiblemente inicie una lucha interna, una maldición destinada a la constelación de los Gemelos que parece repetir los horrores de un pasado maldito o quizá de un futuro lleno de oscuridad. - Así será, Gran Patriarca. - Dice como un juramente, dejando que su voz transmita lo que en ese momento cree y, eso es ni más ni menos que ideal de Aldebarán…*

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¿Acaso quieres ver como pulverizo las estrellas?

*Las palabras de paz y justicia pronunciadas por el Toro dibujan una burlona sonrisa en labios del santo de Cáncer, sin embargo su postura inclinada ocultan aquella mueca. El corazón de Máscara de la Muerte reboza en crueldad, y su lealtad con el Santuario vive mientras el poder esté con ellos. -Así se hará, Aldebarán.- contesta, sólo un instante después de la respuesta de Saga y sin mover un músculo. Tras unos momentos de silencio, el italiano se levanta de su posición y da media vuelta con gestos respetuosos. -Ahora me retiro a la casa de Cáncer a cumplir con mi deber sagrado.- dice, antes de comenzar su descenso desde la cámara patriarcal hasta el cuarto templo del zodiaco bajo la luz de la Luna y el destello estelar.*