**El entrenamiento no cesa en el Santuario, los distintos aprendices practican el arte de la batalla en aquellos patios a las afueras de los templos del zodiaco donde los celebres caballeros dorados resguardan. Constante es la expectativa por la muerte de distintas personas muy cerca al Santuario, pobladores que fallecieron en un destino inexplicable, producto tal vez del oleaje invasor de los espectros como también de otros fenómenos que no es necesario explicar. La noche impera en el lugar demostrando ese oscuro manto en el magno cielo, la poca luminosidad de los diminutos astros logra mantener oculto aquel misterioso destino que depara a este lugar. Desde el Heinstein una orden fue dictada y es la muerte del Pegaso, un asesino es el encomendado a cumplirlo. El posible eco de la batalla es el que se escucha entre los distintos contendores ignorando el posible aparecer en el cielo de una numerosa banda de mamíferos animales dueños de la noche, volando bajo un movimiento constante y emitiendo un perturbador chillido, los pequeños animales sobrepoblan el cielo de aquel escenario, agitando sus alas constantemente y emitiendo ese misterioso chillido --Sonar de Pesadilla-- susurra una voz oculta en las sombras. Una mención a un ataque más que nada basado en el poder de los murciélagos, aquellos animales que inofensivos vuelan como todo animal volador, valga la redundancia, sin mostrar la mas mínima muestra de desconfianza que en su chillido transmiten una poderosa cadena de ondas ultrasónicas a grandes distancias, inaudibles para los seres humanos, agregado a ello son confundibles por el chillido natural del animal. Estas ondas atacan directamente al sistema nervioso de las víctimas, considerarlo un ataque grupal,  y estas están destinadas a paralizar sus movimientos para por inercia caer en un profundo sueño. Los murciélagos, ordenados por el asesino oculto, se dirigen a todo ser humano que este en el lugar, es decir, las zonas de entrenamiento. Su sonido buscaría apoderarse de todos estos personajes y sumirlos en el profundo sueño para que así el asesino se haga presente. Un ataque digno de su portador, una habilidad ineludible al parecer ººPobres aprendices, duerman...duerman y esperen la salvación. Todo ser vivo de este lugar caerá en el profundo sueño. Pronto Pegaso te encontrareºº un accionar que Wimber emplea para poder entrar directo al Santuario, considerando que únicamente se encuentran los aprendices en el lugar ignorando al santo de oro que por allí observa que de seguro también los murciélagos detectarían e intentarían influenciar sus ondas ultrasónicas en él para hacerlo caer en el mismo mecanismo que de seguro los aprendices caerían, las ondas viajan a largas distancias y un primer sonar es suficiente para caer en el cansancio y desvanecimiento, un ataque que ni el más capacitado de los caballeros lo esperaría.**