**Dentro de los desolados parajes del submundo tras la prisión egipcia un pequeño rincón desentona del resto de la decoración, un jardín de coloridas flores donde la paz se transmite por sus escondrijos, un espacio otorgado para los eternos amantes como muestra de la inmensa generosidad que el Dios de las ánimas; es pues, en este primaveral espacio donde la tranquilidad se ve perturbada por el resonar de metálicos pasos, que al irse acercando logra vislumbrarse una imponente figura de largos cabellos, misma que al entrar en los parámetros de dicho espacio sus botines arrasan con la flora que bajo sus plantas se interpone entre sus pasos y el suelo -Se supone que ese traidor debe estar por aquí- menta para sí misma mientras sus ojos violáceos recorren el paraje, dejándose a la vista su intimidante porte**