*La noche cae sobre el punto más alto del santuario, siendo en aquel punto que el sonido continuo de un andar apurado se escucha romper el silencio de las cámaras del sumo sacerdote. El dorado resplandor de la armadura que cubre el cuerpo de aquel hombre que continua avanzando anuncia su rango dentro de los caballeros al servicio de la diosa de la sabiduría. “Si lo que se ha mostrado en las estrellas es verdad, significa que el hombre detrás de la máscara del patriarca es un traidor”, mentaliza el joven guerrero de cabellera verde al detener su andar en el largo corredor delante de el trono destinado para el dirigente del santuario. La alba capa que pende a sus espaldas se mece al momento que la temperatura desciende de forma lenta alejando la tibieza del aire para sustituirla por una ráfaga helada que pareciera surgir de aquel guerrero que mantiene su vista al frente avanzando con pasos más lentos y decididos. “Si eso es verdad, por el bien de Athena y de este mundo ese hombre debe ser detenido” completa en pensamientos cerrando sus puños y manteniendo su pose erguida ante aquella revelación, más aún en búsqueda de respuestas a lo que el considera una traición*

* Algunos pasos metálicos resuenan casi a la par de los del guardián de la onceava casa, siendo apenas amplificados por la forma de aquel lugar. El culpable de aquel sonido surge de entre las sombras, siendo rodeado por un aura lumínica del mismo tono de la armadura que protege su cuerpo, mismo color que lo distingue como un igual al caballero que habría arribado al salón del Gran Maestro, con la única diferencia que una capa nívea se mantiene sujeta a la altura de sus hombros y ondea ligeramente, con cada paso dado por Shaka. Su voz parece etérea al momento que el hombre más cercano a los dioses abre la boca, manteniendo su rostro calmo y sus párpados cubriendo sus ojos azules. -Esta intrusión puede significar una ofensa al Gran Maestro. ¿Qué asuntos tienes que atender tan tarde, Degel?- Cuestiona en el momento que se planta frente al Caballero de Acuario, dejando que el descenso progresivo del clima que parece ser producto de la energía que aquel hombre frente a él expide hiciera una aleación perfecta con la tranquilidad sobrenatural que comienza a esparcirse en aquel salón, un ambiente que producido conjuntamente por ambos caballeros, puede erizar los vellos de cualquier otra persona que se acerque a ellos. *

*Los pasos del sabio de los hielos se detienen en el momento en que la figura de aquel hombre se hace presente en aquel salón, aquellos ojos de tonos violeta son cubiertos de nueva cuenta por los parpados blancos y en su sereno rostro un gesto de severidad se forma ante la presencia de uno más de sus compañeros en armas. “Virgo… Shaka” razona ante aquella aura calma que el hombre que se encuentra de si emana, dejando que su propio cosmos se manifieste en forma de partículas energéticas doradas que prontamente cubren su imagen emitiendo un fulgor contra el cual solo compite el áureo propio de la armadura que reviste su imagen. –La misma pregunta debiera ser hecha para quien ha cruzado desde la sexta casa hasta este sitio,  ¿No es así, Shaka?- responde enigmático el guerrero entrenado en el país de los hielos y cuya sola presencia en aquel salón provoca el descender de la temperatura, así como su cosmos genera que pequeños cristales helados comiencen una sutil danza alrededor de su silueta. Sus ojos se abren dirigiendo una mirada fría al rostro de aquel hombre se dice ser más cercano a un dios entre todos los demás, -El gran maestro es un traidor, es por eso que estoy aquí, sin embargo para alguien que se dice ha conseguido la iluminación total es posible que tú ya lo hubieras sabido antes-, continua aquel joven de cabellera oscura exponiendo aquella teoría ante el caballero de virgo, -Y si es así, significa también que no hiciste nada por evitarlo, sin embargo yo si lo haré aún y si eres tu quien trata de impedirlo-. Culmina extendiendo su brazo diestro a un lado y abriendo su mano generando en aquel momento una helada ráfaga de viento que recorre todo aquel templo mostrando con seguridad la convicción del noble guerrero de Acuario.*

*El fulgor dorado que se asemeja a un resplandor de la armadura del Caballero de Virgo centellea con mayor intensidad mientras su rostro permanece apacible, a pesar de las palabras que expone el hombre que se haya de pie frente a él. –Atacar al maestro es lo mismo que traicionar a Athena. Deberías estar consciente de ello, ya que tú eres uno de los caballeros dorados.- Su voz resuena en aquel lugar por la acústica producida por la forma de aquel salón, cuya arquitectura parece amplificar el tono de ambos hombres y agregarles un ligero eco. Su tono es imperioso y demandante mientras al hablar su mentón apenas se alza un poco al mismo tiempo que la imperturbabilidad que tanto su postura como su energía manifiestan recorren el salón del Sumo Sacerdote. “Lo mejor que podrías hacer es rendirte, Degel, de lo contrario tendré que matarte.” Cavila en silencio mientras permanece de pie, sintiendo la calidez del ambiente descender grado por grado, y como aquella noche calurosa va dejando paso a una mucho más gélida. Su mente se vuelve un refugio casi inexpugnable y al momento que aquella helada ráfaga recorre el espacio que separa el cuerpo de ambos hombres, su capa ondea como respuesta al cambio de las corrientes de aire mientras Shaka aprovecha su fortaleza mental para evitar que su cuerpo reaccione a la disminución de la temperatura de manera involuntaria, decidido a detener al guerrero acuariano de cualquier manera y no mostrarle debilidad alguna.*

* Aquella aura helada que es producida por el guerrero de acuario continua esparciéndose por el lugar, una ligera capa escarchada comienza manifestarse desde la base de los pies del sabio de los hielos cubriendo de forma gradual la superficie alrededor de aquel guerrero de cabellos verdes y buscando hacer sentir a su compañero la firmeza de sus decisiones. -¿Esquivas mi acusación Shaka, acaso estas también confabulado con aquel hombre?-. La voz del caballero de acuario se mantiene firme al dejar caer su brazo de manera natural, dejando que su postura se mantenga calma y completamente relajada, su rostro recupera con total facilidad la expresión serena y sus ojos se clavan en el rostro del Santo de Virgo detallando sus rasos y buscando comprender aquella actitud por un guerrero conocido por su sabiduría entre todos los caballeros de la diosa Athena. La pierna diestra del guerrero de los hielos se adelanta provocando el crujir de la capa helada en el suelo y al mismo tiempo ayudando a la expansión de aquella leve congelación que avanza en dirección al rubio guerrero, más aún sin representar alguna amenaza para él, su andar se reanuda y se detiene tras dar tres pasos contados, dejando una distancia menor entre ambos hombres, el pálido rostro del estudioso guerrero se eleva encontrándose de frente al del iluminado. –Caballero de Virgo, esta es la última advertencia, retírate o ayúdame a derrotar al falso maestro, o bien impide mi paso y trata de detenerme, pero yo soy un Caballero que sigue la voluntad de la diosa Athena y las estrellas me han marcado que esta es distinta a la de aquel impostor que descansa en las recamaras del patriarca-. completa al aumentarse el aura dorada alrededor de su figura y apretar los puños sabiendo que de decidir atacar al hombre delante de si no se trataría de una batalla fácil, y de ser él quien le ataque se debe de encontrar preparado para cualquier cosa.*

La expresión impávida en el rostro del guardián de la Sexta Casa es apoyada por su magnánima cosmoenergía que se expande hasta el infinito, manifestándose con una áurea alrededor de su majestuosa figura. La sabiduría que tanto su mente como su alma atesora, siendo una de las venerables entre todos los caballeros debido a que Shaka es considerado por estos como un ser iluminado, hace una competencia bastante reñida con la que el hombre frente a si posee, ya que también es apreciado como un sabio. Estimando este notable factor, no encuentra motivos para ocultarle sus verdaderas intenciones, expresando las mismas de forma solemne. - La verdad del universo es que no hay justicia perfecta ni maldad perfecta.- Da algunos pasos que resuenan con un crujido metálico alrededor de la figura del Caballero de Acuario, de forma que al finalizar su argumento vuelve a quedar de pie frente a él, quedando a la misma distancia que este le otorgó a sus cuerpos anteriormente para luego agregar de semejante forma, casi ceremoniosa. -Puedo hacer justicia desde la maldad y según veo, el maestro es justicia.- Finaliza su pequeño discurso de forma sublime, siendo acompañado el silencio por el ondear de la capa que se encuentra a sus espaldas, de forma que espera a que aquella tela vuelva a su estado original para agregar. –Es por este motivo, Degel que debo detenerte, así tenga que matarte.- Su tono augusto inspira respeto e incluso temor y un paso atrás es dado por el hombre que porta la armadura dorada de Virgo para hacer más énfasis en sus intenciones de impedir su avance, extendiendo ambos brazos a su lado, quedando estos en un ángulo diagonal y de forma paralela a su cuerpo, permitiendo que el halo de luz que lo rodea se torne más intenso y que de esa manera el legendario cosmos del hombre más cercano a los dioses haga una regia presencia para advertir al sabio de los hielos de su futuro más próximo si deseaba continuar, futuro que no era necesario ser leído por él en las estrellas ya que una sensación de sosiego inunda aquella recámara, misma calma que precede una tormenta.

*El imperturbable rostro del sabio de los hielos muestra una breve fractura al escuchar aquellas palabras del rubio guerrero, los parpados del guerrero se mantienen sobre sus ojos y su gesto adquiere una severidad única que es expresada de igual manera por la dorada aura de su cosmos que resalta a su alrededor. El tenue danzar de helados cristales de hielo se hace presente tras un abrupto descenso de la temperatura que deja una capa fina de escarcha desde la figura del joven Caballero de Acuario y se extiende en dirección al santo de virgo. –Tu concepto alterado de justicia, ¿En verdad es que esa clase de creencias pueden venir de alguien que se llama a si mismo Santo de Athena?- cuestiona sin temor a las amenazas por parte del rubio guerrero, y es solo su diestra la cual se extender a su lateral generando una tenue ventisca helada que agita el movimiento de cristales helados que cual diamantes pulverizados recorren aquel corredor dejando escarcha sobre algunas columnas y el suelo. –Solo por ser tú quien está delante de mi Shaka, rectifica tu postura… de no ser así  te eliminaré al igual que al mal del Santuario- completa al momento que sus cejas se tensan y su rostro inexpresivo muestra por fin determinación, solo el ondear de su capa es perceptible así como el helado ambiente que se manifiesta desde su presencia*