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Respuesta  Mensaje 1 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD  (Mensaje original) Enviado: 04/05/2011 04:41

  

  

  

Nuestro servicio religioso, durante el mes

de ABRIL 2011 , la palabra de Dios y su presencia

dia a dia

Que el nos proteja y nos guie

 

 

 

 




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Respuesta  Mensaje 11 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:53

MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Gál 6, 14

Debemos gloriamos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, nuestra Vida y nuestra Resurrección; por él hemos sido salvados y redimidos.

Se canta o se dice el Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo úngenito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, banquete pascual de su amor; concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Éx 12, 1-8. 11-14

Lectura del libro del Éxodo.

El Señor dijo a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto: «Este mes será para ustedes el mes inicial, el primero de los meses del año. Digan a toda la comunidad de Israel: ‘El diez de este mes, consíganse cada uno un animal del ganado menor, uno para cada familia. Si la familia es demasiado reducida para consumir un animal entero, se unirá con la del vecino que viva más cerca de su casa.

En la elección del animal tengan en cuenta, además del número de comensales, lo que cada uno come habitualmente.

Elijan un animal sin ningún defecto, macho y de un año; podrá ser cordero o cabrito. Deberán guardarlo hasta el catorce de este mes, y a la hora del crepúsculo, lo inmolará toda la asamblea de la comunidad de Israel. Después tomarán un poco de su sangre, y marcarán con ella los dos postes y el dintel de la puerta de las casas donde lo coman. Y esa misma noche comerán la carne asada al fuego, con panes sin levadura y verduras amargas. Deberán comerlo así: ceñidos con un cinturón, calzados con sandalias y con el bastón en la mano. Y lo comerán rápidamente: es la Pascua del Señor.

Esa noche yo pasaré por el país de Egipto para exterminar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales, y daré un justo escarmiento a los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre les servirá de señal para indicar las casas donde ustedes estén. Al verla, yo pasaré de largo, y así ustedes se librarán del golpe del Exterminador, cuando yo castigue al país de Egipto. Éste será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua’.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Quizás con sorpresa escuchamos hoy la lectura del libro del Éxodo que describe el ritual de la pascua, celebrada por los judíos antes de la salida de Egipto, ritual que será transmitido de generación en generación, en memoria de lo que el Señor hizo y como garantía de las promesas que él mismo llevará a término. La Pascua judía era la celebración de la fidelidad de Dios en cumplir sus promesas, liberando a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Igual que al pueblo de Israel el Señor nos socorre cuando lo invocamos en la aflicción.

SALMO Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18

R. ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo?

O bien: El cáliz que bendecimos es la comunión de la Sangre del Señor.

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. R.

¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos! Yo, Señor, soy tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor. Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo. R.

SEGUNDA LECTURA 1Cor 11, 23-26

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía”. Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Esta narración de Pablo sobre la institución de la Eucaristía es una auténtica joya. No sólo porque nos cuenta lo que Jesús hizo, “según una tradición que viene del Señor”, sino también porque es un testimonio único de la celebración eucarística de la Iglesia primitiva. Pablo nos da una versión «eclesial» del relato de la Cena. Él insiste, además, sobre la comida del Señor como proclamación de la muerte y la fe en la presencia del Resucitado en el corazón de la acción eucarística es claramente afirmada. Por tanto, la celebración de la Eucaristía no sólo es el centro del culto, sino el espacio esencial de la proclamación evangélica.

ACLAMACIÓN Jn 13, 34

“Les doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”, dice el Señor.

EVANGELIO Jn 13, 1-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, éste le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?”.

Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”. “No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!”. Jesús le respondió: “Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte”.

“Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos”. Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: “No todos ustedes están limpios”. Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Jesús, que es el único Maestro y Señor, adopta una inequívoca actitud de servicio frente a sus discípulos. Lavándoles los pies, el Maestro realiza el gesto más significativo de la condición del siervo que sirve a la mesa. La imagen dice lo que debe ser el servicio de amor hacia todos, incluido Judas.

La ambición más profunda de la Eucaristía es la de reunir a los hombres y mujeres animados por este espíritu.

LAVATORIO DE LOS PIES

El rito del lavatorio de los pies se realiza después de la homilía y antes de la presentación de los dones y nos invita a practicar el mandamiento de la caridad fraterna. Lavar los pies al otro es hacerse servidor de todos con amor. Sólo mediante este amor fraterno tiene sentido comer el pan eucarístico en la mesa del Padre.

El Maestro en un gesto muy rico de significado, lavó los pies a sus discípulos. Hoy, en muchas iglesias, el sacerdote repite el gesto del Maestro como señal de que también en nuestra época el amor a los demás es una necesidad. Es imposible lavar los pies a otra persona, si el que los lava no se arrodilla a sus pies.

Mientras el presbítero lava los pies a las personas elegidas, se cantan algunas de las antífonas siguientes o bien otros cantos apropiados, por ejemplo: Un mandamiento nuevo nos dio el Señor.

ANTÍFONA 1ª

Después de levantarse de la Cena, Jesús echó agua en un lavatorio y se puso a lavarles los pies a los discípulos. Éste fue el ejemplo que les dejó.

ANTÍFONA 2ª

Señor, ¿lavarme los pies tú a mí? Jesús le replicó: Si no te lavo a ti los pies, no tienes nada que ver conmigo.

V/. Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:

R/. Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?

V/. Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.

R/. Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?

ANTÍFONA 3ª

Si yo el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, cuánto más ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Inmediatamente después del lavado de los pies, o si éste no se realiza, después de la homilía, se hace la oración universal.

En esta Misa no se dice el Credo.

ORACION DE LOS FIELES

PRESENTACIÓN DE LOS DONES

Preparando la liturgia eucarística, se llevan al altar el pan, el vino y un poco de agua. Nosotros presentamos el fruto de nuestras privaciones, en favor de los más necesitados. Donde se haya realizado una colecta, presentamos las alcancías correspondientes a la campaña "Cuaresma de Fraternidad", como expresión de que nosotros mismos queremos ofrecernos a Dios y al servicio del prójimo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, concédenos participar dignamente en estos misterios, pues cada vez que celebramos el memorial de este sacrificio, se cumple la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA

EUCARISTÍA, I

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo Señor nuestro.

El cual, verdadero y eterno Sacerdote, al instituir el sacrificio perenne, primero se entregó a ti como víctima de salvación y luego nos mandó ofrecerlo en su memoria.

Cuando comemos su carne, inmolada por nosotros, somos fortalecidos; cuando bebemos su sangre, derramada por nosotros, somos purificados.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles, los tronos y las dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar: Santo, santo, santo...

ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Cor 11, 24- 25

Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Este cáliz es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que lo beban, háganlo en memoria mía.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso, te pedimos que, así como somos alimentados en esta vida con la Cena pascual de tu Hijo, también merezcamos ser saciados en el banquete eterno. Por Jesucristo nuestro Señor.

La Eucaristía del Jueves Santo omite la conclusión habitual de toda misa: la despedida y la bendición. Queda un espacio abierto que empalma silenciosamente con la liturgia del Viernes Santo; es la continuación de una sola celebración que terminará con la bendición final de la misa de Pascua.

Concluida la celebración de la Misa, se despoja el altar en que se ha celebrado. No se deben encender velas o lámparas ante las imágenes de los santos.

TRASLADO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

PROCESIÓN CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Esta noche, después de la oración, el sacerdote no nos despide, sino que nos invita a prolongar nuestra presencia cerca Cristo de cuyo sacramento se reservará en un altar diferente del altar del Sacrificio, signo del trono de nuestro Rey. Según el ejemplo de los apóstoles, roguemos al Señor que nos permita compartir no solamente su Cena, sino también su cruz y su resurrección.

Comienza la procesión, presidida por la cruz en medio de cirios e incienso, en la que se lleva el Santísimo Sacramento a través de la iglesia hacia el lugar de la reserva, ya preparado en una capilla y convenientemente preparado. Mientras tanto se canta un himno (Pange Lingua) o un canto eucarístico. Cuando la procesión llega al lugar de la reserva, el sacerdote inciensa el Santísimo mientras se canta el (Sugerencia), "Adoremos reverentes".

1. Adoremos reverentes / al Señor sacramentado cante el rito del presente / superior al del pasado. Nuestros ojos lo contemplen / con filial, humilde fe.

2. Gloria al Padre, gloria al Hijo / y al Espíritu Señor. Al Dios Santo, Uno y Trino, / alabanza y bendición. Suba al cielo en testimonio / el incienso del amor. Amén.

A partir de este momento la comunidad realiza una Adoración prolongada, que puede hacerse en forma solemne delante del Santísimo sacramento reservado. Pasada la medianoche cesa toda adoración solemne, pues ya ha comenzado el día de la Pasión del Señor. Igualmente si la adoración se hace el día Viernes Santo antes de la celebración de la Pasión.

CANTOS (sugerencias)

Un mandamiento nuevo, nos dio el Señor; El amor de Cristo nos reúne; -Bendigamos al Señor; -Tú eres, Señor, el Pan de vida; -El Señor nos da su amor; -Cristo te necesita para amar; -Y yo lo resucitaré; -Cantemos al amor de los amores; -Danos un corazón grande para amar; -Amar es entregarse.

MOMENTO DE ORACIÓN PERSONAL ANTE CRISTO-EUCARISTÍA

Éste es un momento especial de agradecimiento al Maestro por su presencia entre nosotros. Aunque hagamos memoria de su Pasión, él ya ha resucitado. Pero, si bien es éste un momento de recogimiento, de contemplación y encuentro silencioso con el Cristo-Eucaristía, hay alegría y gozo por la certeza de su presencia permanente. Luego del momento de adoración que se ha dispuesto para la comunidad, en el tiempo personal que cada uno disponga, se pueden leer y meditar los textos siguientes:

- Institución de la Eucaristía: 1 Cor 11, 23-26;

- El discurso eucarístico, la Pascua del Pan de Vida: Jn 6, 1ss.;

- La hora del Maestro: Jn 13-17;

- Himno a la caridad: 1 Cor 13, 1-13;

- La caridad en acción: Sant 2, 1-26

- La primacía de la caridad: Mt 22,34-40,

- Las obras de misericordia: Mt 25, 31-46;

- Síntesis del misterio de Cristo: Flp 2, 6-11

ORACIÓN DE ADORACIÓN

Creo, Señor y Dios mío que estoy en tu presencia, que me miras y escuchas mi oración. Tú eres infinitamente grande y santo: yo te adoro. Tú me lo has dado todo: yo te doy gracias. No te he reconocido en mi prójimo: yo te pido perdón de todo corazón. Tú eres infinitamente rico en misericordia: yo te pido todas las gracias que sabes necesito. Amén.

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Jesús Maestro, te doy gracias / y bendigo la inmensidad de tu amor / por el gran regalo de la Eucaristía. / Por amor actualizas y renuevas en ella el misterio pascual, / te das como alimento en la comunión / y permaneces con nosotros en el sagrario. Que te sienta presente en la Eucaristía; / que yo saque aguas con gozo de las fuentes de la salvación. Que comprenda y viva cada vez mejor la Eucaristía / que te reciba siempre con fe y amor, / y que pueda visitarte diariamente en este sacramento.

R/. Jesús, manso y humilde de corazón, hazme santo e irreprochable por el amor.

(Beato Santiago Alberione)

El momento de oración personal ante la presencia real del Maestro en el Santísimo Sacramento, puede prolongarse visitándolo el Viernes Santo antes de la celebración de la Pasión del Señor.


Respuesta  Mensaje 12 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:54

VIERNES SANTO

Mirar al Crucificado

Jn 18, 19-42

“Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos”. Todo el relato de la pasión según san Juan –especialmente el prendimiento y el diálogo con Pilatos– manifiesta la soberanía y majestad de este Jesús que había dicho: “Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente” (Jn 10,18). Verdaderamente Jesús reina desde la cruz. Ahora se cumple lo que Él mismo había anunciado: “Yo cuando sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32). La multitud inmensa de los redimidos es fruto de esta eficaz atracción del Crucificado.

“Está cumplido”. Jesús ha llevado a cabo perfectamente la obra que el Padre le encomendó (Jn 17,4). Ha realizado el plan del padre, ha cumplido las Escrituras, nada ha quedado a medias. La redención es un hecho consumado y sólo falta que cada hombre acepte dejarse bañar por su sangre y acuda a beber el agua que brota de su costado abierto. En Cristo estamos salvados.

“Mirarán al que atravesaron”. Si los que miraban la serpiente de bronce en el desierto quedaban curados (Nm 21,4-9), ¡cuánto más los que miran con fe al Hijo de Dios crucificado! (Jn 3,14-15). San Juan nos invita a esa mirada contemplativa llena de fe. Esta mirada de fe permite que se desencadene sobre nosotros el infinito amor salvador que se encuentra encerrado en el corazón del Redentor traspasado por nuestros pecados.

 

CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR. (Rojo)

Día de Ayuno y abstinencia.

Acompañamos a Jesús en su camino hasta el Calvario, donde hará la ofrenda total de su vida al Padre. Toda su vida fue entrega, y por eso es también entrega su muerte. Hoy no se celebra ninguna misa, y la distribución de la comunión se hará con las hostias ya consagradas el Jueves Santo. La liturgia nos presenta la Cruz para que la veneremos y la lectura de la Pasión para hacer memoria de los últimos momentos de la vida terrena de Jesús.

ORACIÓN (No se dice Oremos)

Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia y santifica con tu eterna protección a esta familia tuya por la que Cristo, tu Hijo, instituyo, por medio de su Sangre, el misterio pascual, Que vive y reina por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA Is 52, 13-53, 12

Del libro de Isaías.

Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande. Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano, así también él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído. ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor? Él creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca. El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

En este canto, Isaías describe la pasión salvadora y gloriosa del siervo de Yahvé. Sobre él cayó el pecado de todos los hombres. Él soporta el desprecio, los azotes, la opresión, el juicio injusto. Y en todo esto permanece manso y humilde de corazón, sostenido en el Padre. Él encarna todo el sufrimiento humano, incluido el de la muerte afrentosa. Y, por ende, abre un camino a la salvación que no pasa por el éxito ni por el poder, sino por la mansedumbre como única respuesta a la violencia del mundo.

SALMO Sal 30, 2.6.12-13.15-17.25

R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Yo me refugio en ti, Señor, ¡qué nunca me vea defraudado! Yo pongo mi vida en tus manos: Tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.

R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Soy la burla de todos mis enemigos y la irrisión de mis propios vecinos; para mis amigos soy motivo de espanto, los que me ven por la calle huyen de mí. Como un muerto, he caído en el olvido, me he convertido en una cosa inútil.

R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Pero yo confío en ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi Dios, mi destino está en tus manos". Líbrame del poder de mis enemigos, y de aquellos que me persiguen.

R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia. Sean fuertes y valerosos, todos los que esperan en el Señor.

R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

SEGUNDA LECTURA Heb 4, 14-16; 5, 7-9

De la carta a los Hebreos.

Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. Él dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquél que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión. Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Cristo es el auténtico Sacerdote del Nuevo Testamento, diferente de los sacerdotes que se encargaban de los sacrificios pascuales en el templo de Jerusalén. Él no hizo otro sacrificio más que la entrega de su propia vida en la cruz. No fue un ritual externo lo que nos trajo la salvación. Fue él mismo, como único y eterno sacerdote.

ACLAMACIÓN Flp 2, 8-9

Cristo se humilló por nosotros hasta aceptar por obediencia la muerte, y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre.

EVANGELIO Jn 18, 1-19, 42

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

C. Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar un huerto y allí entró con ellos. Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó:

+"¿A quién buscan?".

C. Le respondieron:

S. "A Jesús, el Nazareno".

C. Él les dijo:

+"Soy Yo".

C. Judas, el que lo entregaba estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: "Soy yo", ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó nuevamente:

+"¿A quién buscan?".

C. Le dijeron:

S. "A Jesús, el Nazareno".

C. Jesús repitió:

+"Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que éstos se vayan".

C. Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me confiaste". Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco. Jesús dijo a Simón Pedro:

+"Envaina tu espada. ¿Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?".

C. El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era el que había aconsejado a los judíos: "Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo".

C. Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice, mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:

S. "¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?".

C. Él le respondió:

S. "No lo soy".

C. Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús le respondió:

+"He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho".

C. Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole:

S. "¿Así respondes al Sumo Sacerdote?".

C. Jesús le respondió:

+"Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?".

C. Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás. Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron:


Respuesta  Mensaje 13 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:55

S. "¿No eres tú también uno de sus discípulos?".

C. Él lo negó y dijo:

S. "No lo soy".

C. Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquél al que Pedro había cortado la oreja, insistió:

S. "¿Acaso no te vi con él en la huerta?".

C. Pedro volvió a negarlo, y en seguida cantó el gallo.

C. Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua. Pilato salió adonde estaban ellos y les preguntó:

S. "¿Qué acusación traen contra este hombre?".

C. Ellos respondieron:

S. "Si no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos entregado".

C. Pilato les dijo:

S. "Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la ley que tienen".

C. Los judíos le dijeron:

S. "A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie".

C. Así debía cumplirse lo que había dicho Jesús cuando indicó cómo iba a morir. Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó:

S. "¿Eres tú el rey de los judíos?".

C. Jesús le respondió:

+"¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?".

C. Pilato replicó:

S. "¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?".

C. Jesús respondió:

+"Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que Yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí".

C. Pilato le dijo:

S. "¿Entonces tú eres rey?".

C. Jesús respondió:

+"Tú lo dices: Yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz".

C. Pilato le preguntó:

S. "¿Qué es la verdad?".

C. Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo:

S. "Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo. Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?".

C. Ellos comenzaron a gritar, diciendo:

S. "¡A él no, a Barrabás!".

C. Barrabás era un bandido.

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo azotó. Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto púrpura, y acercándose, le decían:

S. "¡Salud, rey de los judíos!".

C. Y lo abofeteaban. Pilato volvió a salir y les dijo:

S. "Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena".

C. Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Pilato les dijo:

S. "¡Aquí tienen al hombre!".

C. Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron:

S. "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!".

C. Pilato les dijo:

S. "Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo".

C. Los judíos respondieron:

S. "Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir porque él pretende ser Hijo de Dios".

C. Al oír estas palabras, Pilato se alarmó más todavía. Volvió a entrar en el pretorio y preguntó a Jesús:

S. "¿De dónde eres tú?".

C. Pero Jesús no le respondió nada. Pilato le dijo:

S. "¿No quieres hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y también para crucificarte?".

C. Jesús le respondió:

+"Tú no tendrías sobre mí ninguna autoridad, si esta ocasión no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti ha cometido un pecado más grave".

C. Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban:

S. "Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César".

C. Al oír esto, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar llamado "el Empedrado", en hebreo, "Gábata". Era el día de la Preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo a los judíos:

S. "Aquí tienen a su rey".

C. Ellos vociferaban:

S. "¡Sácalo! ¡Sácalo! ¡Crucifícalo!".

C. Pilato les dijo:

S. "¿Voy a crucificar a su rey?".

C. Los sumos sacerdotes respondieron:

S. "No tenemos otro rey que el César".

C. Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.

C. Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado "del Cráneo", en hebreo "Gólgota". Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio. Pilato redactó una inscripción que decía: "Jesús el Nazareno, rey de los judíos", y la colocó sobre la cruz.

Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. "No escribas: 'El rey de los judíos', sino: 'Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos'".

C. Pilato respondió:

S ."Lo escrito, escrito está".

C. Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí:

S. "No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca".

C. Así se cumplió la Escritura que dice: "Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica". Esto fue lo que hicieron los soldados.

C. Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo:

+"Mujer, aquí tienes a tu hijo".

C. Luego dijo al discípulo:

+"Aquí tienes a tu madre".

C. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió como suya.

C. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo:

+"Tengo sed".

C. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús:

+"Todo se ha cumplido".

C. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.


Respuesta  Mensaje 14 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:56
Aquí todos se arrodillan, y se hace un breve silencio de adoración)

C. Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: "No le quebrarán ninguno de sus huesos". Y otro pasaje de la Escritura dice: "Verán al que ellos mismos traspasaron".

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús -pero secretamente, por temor a los judíos- pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue tam-bién Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

En la Pasión según san Juan, se dice que las últimas palabras pronunciadas por Jesús fueron: "Todo se ha cumplido". Los hombres y las mujeres tienen encomendada por Dios una tarea a realizar. Y lo que da sentido a la vida es acabarla, concluirla como un ideal. Cristo, el Maestro y el Señor no es un personaje del pasado. Es alguien vivo en quien creemos y a quien hacemos presente en el mundo de hoy. Por eso no sólo escucharemos el relato de la pasión y muerte del Maestro, sino que nos situaremos delante de ella para llenarnos de los frutos de la salvación; para vivir con esperanza la siembra de un amor que rompiéndose nos da la vida; para unirnos a él con nuestro amor y pueda seguir cumpliéndose hoy su misterio pascual.

ORACIÓN UNIVERSAL

1. Por la santa Iglesia

Oremos, queridos hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz, la unidad y la protección en toda la tierra, y nos conceda, una vida serena, para alabar a Dios Padre todopoderoso.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, en Cristo revelaste tu gloria a todos las naciones: conserva la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere inquebrantable en la fe, proclamando tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.

Se hace oración en silencio.

2. Por el Papa.

Oremos también por nuestro santo padre el papa N., para que Dios nuestro Señor que lo eligió en el episcopado, le conceda vida y seguridad en su Iglesia, para regir al pueblo santo de Dios.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, tu sabiduría gobierna todas las cosas: atiende nuestras súplicas, y protege con tu amor al Papa que nos diste, para que el pueblo cristiano que tú gobiernas, al cuidado de este pastor, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo nuestro Señor.

3. Por el pueblo de Dios y sus ministros

Oremos también por nuestro obispo N., (y sus obispos auxiliares), por todos los obispos, presbíteros y diáconos, por todos los ministros de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, con tu Espíritu se santifica y gobierna todo el cuerpo de la Iglesia; escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus miembros, y, haz que ayudados por el don de tu gracia, todos te sirvan a ti con fidelidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

4. Por los catecúmenos

Oremos también por los (nuestros) catecúmenos, para que Dios nuestro Señor abra sus mentes y corazones y les comunique su amor, y al recibir el perdón de todos los pecados, por el bautismo de la nueva vida, se incorporen a Jesucristo Señor nuestro.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, que haces crecer siempre tu Iglesia con nuevos hijos; aumenta en los (nuestros) catecúmenos la fe y la sabiduría, para que, al renacer por el bautismo, los cuentes entre tus hijos adoptivos. Por Jesucristo nuestro Señor.

5. Por la unidad de los cristianos

Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que a cuantos buscan en sus obras la verdad, Dios nuestro Señor los reúna y proteja en su única Iglesia.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, que reúnes todo cuanto está disperso: mira a las ovejas de tu rebaño; para que cuantos fueron consagrados en un mismo bautismo, permanezcan unidos, por la integridad de la fe y por el vínculo del amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

6. Por los judíos

Oremos también por los judíos: a ellos primero les habló el Señor nuestro Dios, que les conceda progresar en el amor a su nombre y en la fidelidad a su Alianza.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo que has hecho tuyo por la primera Alianza llegue a conseguir la plenitud de la Redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

7. Por los que todavía no creen en Cristo

Oremos igualmente por los que todavía no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, concede que los que no creen en Cristo encuentren la verdad, actuando siempre con sincero corazón; y a nosotros, concédenos crecer en el amor fraterno y en el deseo de ser santos, y poder así ser verdaderos testigos de tu amor en medio de los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

8. Por los que no creen en Dios

Oremos también por los que no creen Dios, para que merezcan llegar hasta él, al seguir con sincero corazón lo que es recto.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, tú creaste al hombre y lo hiciste capaz de buscarte y de encontrarte, consiguiendo así la paz verdadera; concede a los que no creen en ti, al ver las pruebas de tu amor en medio de las dificultades y de los problemas de la vida, llegar a conocerte como único Dios verdadero y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

9. Por los gobernantes

Oremos también por los gobernantes de todas las naciones y por sus ministros y magistrados: para que Dios nuestro Señor oriente sus pensamientos y sus corazones según su voluntad hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, que tienes en tu mano los corazones de los hombres y los derechos de las naciones, mira con amor a nuestros gobernantes, para que en todas partes del mundo, la seguridad de la paz, el desarrollo de los pueblos y la libertad de conciencia se mantengan firmes con tu protección. Por Jesucristo nuestro Señor.

10. Por los que padecen necesidad

Oremos, hermanos amadísimos, a Dios Padre todopoderoso, para que purifique el mundo de todo error, quite las epidemias, aleje el hambre, nos libre de los terremotos, incendios e inundaciones y de la sequía, abra las cárceles, rompa tantas cadenas, conceda la seguridad a los viajeros, la vuelta a los ausentes, la salud a los enfermos, y la salvación a los moribundos.

Se hace oración en silencio.

Padre todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren, escucha las súplicas de los que te invocan en cualquier tribulación, para que experimenten todos en sus preocupaciones la alegría de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

SEGUNDA PARTE

ADORACIÓN DE LA CRUZ

Este rito es lo más específico de la liturgia del Viernes Santo. Se llama "Adoración de la cruz", pero en realidad no adoramos la cruz, sino a Jesucristo que en ella murió y en ella venció el pecado y la muerte. La cruz es también signo de nuestra victoria y, por ende, es la señal del cristiano.

TERCERA PARTE

LITURGIA DE COMUNIÓN

Sobre el altar se extiende el mantel y se coloca el corporal y el libro. Luego el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, trae el Santísimo Sacramento desde el lugar de la reserva.

PADRENUESTRO

CODERO DIOS

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios todopoderoso y eterno, tu nos has redimido por la santa muerte y la resurrección de Jesucristo, mantén viva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, por la participación en este santo misterio, permanezcamos dedicado a tu servicio. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Te pedimos, Señor, que descienda una abundante bendición sobre tu pueblo, que ha recordado la muerte de tu Hijo con la esperanza de su resurrección: llegue a él tu perdón, concédele tu consuelo, acrecienta su fe y asegúrale la eterna salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

 


Respuesta  Mensaje 15 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:57

Hoy es día de silencio y de espera. Jesús, que compartió toda experiencia humana, pasa por la experiencia de la muerte. Con esperanza estamos junto al sepulcro, confiando en que la muerte no tendrá la última palabra. Ninguna celebración se realiza en este día. Será recién por la noche, entre el sábado y el domingo, la que nos permitirá celebrar el retorno de Jesús a la vida.

Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte, y se abstiene de celebrar el sacrificio de la Misa, manteniendo el altar sin manteles hasta que, después de la solemne Vigilia o espera nocturna de la Resurrección, dé lugar a la alegría pascual cuya plenitud extenderá a lo largo de cincuenta días hasta Pentecostés.

En este día, la comunión sólo puede darse a modo de viático.

MISA DE LA VIGILIA PASCUAL

En la solemne Vigilia Pascual, toda la Iglesia se alegra y canta con el triunfo de Jesús. En él, Dios Padre nos ha mostrado su voluntad de que la muerte no tiene la última palabra. Por eso, ésta es la noche para regocijarnos en el amor de Dios, amor que siempre quiere la vida, la libertad y la alegría. Muchos gestos acompañan el festejo de esta noche: el fuego de la luz nueva, el agua de la vida nueva, la Palabra, la eucaristía, el pregón pascual; en fin, todo aquello con lo cual queremos alabar a Dios y renovar nuestra vida de hijos e hijas de Dios.

Las distintas lecturas del Antiguo Testamento nos llevan a contemplar la obra del Padre a través de la historia. Él estuvo siempre presente con su voluntad de salvar a la humanidad. Salvar del pecado, de la opresión, de la desesperanza. Él dio siempre su Palabra para que su pueblo viva, y fue generoso al regalarnos su gracia. La resurrección de su Hijo Jesús y el don del Espíritu son su regalo más grande.

LITURGIA DE LA LUZ

PRIMERA PARTE

Solemne comienzo de la Vigilia, llamado Lucernario

Bendición del fuego y preparación del Cirio

En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende un fuego. Una vez que se ha congregado el pueblo en el lugar, se acerca el sacerdote con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio pascual. No se lleva cruz procesional ni cirios encendidos. Si por dificultades diversas no puede prepararse un fuego en el exterior del templo, el rito se adapta según las posibilidades.

El sacerdote dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,

mientras él y los fieles hacen la señal de la Cruz; el sacerdote dice el saludo acostumbrado y recuerda brevemente el sentido de la vigilia nocturna, con estas palabras u otras semejantes:

Queridos hermanos:

En esta noche santa, en la que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la Vida, la Iglesia invita a sus hijos diseminados por toda la tierra a que se reúnan y permanezcan en vela para orar.

Si hacemos memoria de la Pascua del Señor, escuchando su Palabra y celebrando sus misterios, esperemos con fe compartir su triunfo sobre la muerte y vivir siempre con él en Dios.

A continuación el sacerdote bendice el fuego y dice, con las manos extendidas:

Oremos

Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz, santifica este fuego nuevo concédenos que, por esta celebración pascual, seamos de tal manera inflamados con los deseos celestiales, que podamos llegar con un corazón puro a la fiesta de la luz eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

Concluida la bendición del fuego nuevo, un ministro acerca el cirio pascual al sacerdote que, con un estilete, marca una cruz sobre el mismo. En el extremo superior de la cruz marca la letra griega Alfa, y en el inferior, la letra Omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz, los números del año en curso. Mientras tanto se dice:

1. Cristo ayer y hoy, (Marca la línea vertical de la cruz)

2. Principio y Fin, (marca la línea horizontal de la cruz)

3. Alfa (marca la letra Alfa en la parte superior de la cruz)

4. y Omega. (marca la letra Omega en la parte inferior de la cruz)

5. A Él pertenecen el tiempo (marca en el ángulo superior izquierdo la primera cifra del año actual)

6. y la eternidad, (marca en el ángulo superior derecho la segunda cifra del año actual)

7. A Él la gloria y el poder, (marca en el ángulo inferior izquierdo la tercera cifra)

8. por los siglos de los siglos. Amén. (marca en el ángulo inferior derecho la última cifra del año actual)

Acabada la inscripción de la cruz y de los otros signos, el sacerdote puede fijar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:

1. Por sus llagas

2. santas y gloriosas

3. nos proteja

4. y nos conserve

5. Cristo el Señor. Amén.

El sacerdote enciende el cirio, valiéndose del fuego recién bendecido, mientras dice:

La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu.

PROCESIÓN

En la procesión que iniciamos, Jesucristo nos precede como Luz que guía. Por eso toda nuestra celebración estará presidida por el cirio pascual, símbolo de Cristo Resucitado.

Después de encender el cirio, un ministro toma carbones encendidos del fuego nuevo y los coloca en el incensario. El sacerdote impone incienso. A continuación, el diácono u otro ministro idóneo recibe el cirio pascual y se ordena la procesión. El turiferario, con el turíbulo humeante, precede al diácono o al otro ministro que lleva el cirio pascual; siguen el sacerdote con los ministros y el pueblo, llevando en sus manos cirios apagados.

Ante la puerta de la iglesia, el diácono de pie, eleva el cirio y canta:

La luz de Cristo.

Y la asamblea contesta:

Demos gracias a Dios.

Todos avanzan hacia el templo totalmente a oscuras, precedidos por el diácono (o el sacerdote) con el cirio pascual. En la puerta de la iglesia, el diácono se detiene y, levantando el cirio, vuelve a cantar:

La luz de Cristo.

Y la asamblea contesta:

Demos gracias a Dios.

Todos encienden sus velas de la llama del cirio pascual, y entran en la iglesia.

Cuando ha llegado frente al, altar, el diácono se vuelve hacia la asamblea, y levantando de nuevo el cirio, canta por tercera vez:

La luz de Cristo.

Y asamblea contesta:

Demos gracias a Dios.

Se encienden entonces todas las luces en la iglesia, excepto los cirios del altar, y se da inicio al pregón pascual.

ANUNCIO PASCUAL EN FORMA LARGA

Alégrese en el cielo el coro de los ángeles, exulten los ministros de Dios, y por la victoria de un Rey tan grande, resuene la trompeta de la salvación.

Alégrese también la tierra inundada de tanta luz, y brillando con el resplandor del Rey eterno, se vea libre de las tinieblas que cubrían al mundo entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia, adornada con los fulgores de una luz tan brillante; y resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

Por eso, queridos hermanos, al contemplar la admirable claridad de esta luz santa, invoquemos la misericordia de Dios omnipotente, y ya que sin mérito mío se dignó agregarme al número de sus servidores, me infunda la claridad de su luz, para que sea plena y perfecta la alabanza a este cirio.

y. El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

Realmente es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto de la mente y del corazón al Dios invisible, Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Él pagó por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán, y borró con su sangre la sentencia del primer pecado.

Estas son las fiestas pascuales, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Esta es la noche en que sacaste de Egipto a nuestros padres, los hijos de Israel, y los hiciste pasar a pie por el mar Rojo.

Esta es la noche que disipó las tinieblas de los pecados con el resplandor de una columna de fuego.

Esta es la noche en que por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo, arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y agregados a los santos.

Esta es la noche en la que Cristo rompió las ataduras de la muerte y surgió victorioso de los abismos.

De nada nos valdría haber nacido si no hubiésemos sido redimidos!

Qué admirable es tu bondad con nosotros!

Qué inestimable la predilección de tu amor: para rescatar al esclavo, entregaste atu propio Hijo!

Pecado de Adán ciertamente necesario, que fue borrado con la sangre de Cristo! Oh feliz culpa, que nos mereció tan noble y tan grande Redentor!

Noche verdaderamente feliz!

Sólo ella mereció saber el tiempo y la hora en que Cristo resucitó del abismo de la muerte.

Esta es la noche de la que estaba escrito: La noche será clara como el día, la noche ilumina mi alegría.

Por eso, la santidad de esta noche aleja toda maldad, lava las culpas, devuelve la inocencia a los pecadores y la alegría a los afligidos; expulsa el odio, trae la concordia y doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia, recibe, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te presenta por medio de sus ministros, en la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas.

Ya sabemos lo que anuncia esta columna de fuego que encendió la llama viva para gloria de Dios.

Y aunque distribuye su luz no disminuye su claridad al repartirla, porque se alimenta de la cera que elaboraron las abejas para hacer esta lámpara preciosa.

Noche verdaderamente dichosa, en la que el cielo se une con la tierra y lo divino con lo humano!

Por eso, te rogamos, Señor, que este cirio consagrado en honor de tu Nombre, continúe ardiendo para disipar la oscuridad de esta noche y, aceptado por ti como perfume agradable, se asocie a los astros del cielo.

Que lo encuentre encendido el lucero de la mañana, aquel lucero que no tiene ocaso: Jesucristo, tu Hijo, que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el género humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

SEGUNDA PARTE

LITURGIA DE LA PALABRA

En esta Vigilia, madre de todas las Vigilias, se proponen nueve lecturas: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo (epístola y evangelio).

Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote se dirige al pueblo con estas palabras u otras semejantes:

Hermanos: Después de comenzar solemnemente esta Vigilia, escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos relata cómo el Señor salvó a su pueblo en el transcurso de su historia y finalmente envió a su Hijo para redimirnos. Oremos para que nuestro Dios lleve a su plenitud la redención obrada por el misterio pascual.


Respuesta  Mensaje 16 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:58

PRIMERA LECTURA Gén 1, 1-2, 2

COMENTARIO

La creación del mundo descubierta, revela al Creador. De ese descubrimiento surge el relato de la creación, en el que la palabra poderosa de Dios es proclamada en la raíz del cosmos y del hombre. Visto desde el Creador; el mundo es todo bueno.

Del libro del Génesis.

Al principio, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas; y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: éste fue el primer día. Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió. Dios hizo el firmamento, y éste separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él; y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: éste fue el segundo día. Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió. Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla, y árboles frutales que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió. La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno. Así hubo una tarde y una mañana: éste fue el tercer día. Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años, y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió. Dios hizo los dos grandes astros -el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche- y también hizo las estrellas. Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno. Así hubo una tarde y una mañana: éste fue el cuarto día. Dios dijo: "Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen pájaros sobre la tierra, por el firmamento del cielo". Dios creó los grandes monstruos marinos, las diversas clases de seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las especies de animales con alas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces los bendijo, diciendo: "Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra". Así hubo una tarde y una mañana: éste fue el quinto día. Dios dijo: "Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y animales salvajes de toda especie". Y así sucedió. Dios hizo las diversas clases de animales del campo, las diversas clases de ganado y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y Dios vio que esto era bueno. Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo". Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, diciéndoles: "Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra". Y continuó diciendo: "Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde". Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: éste fue el sexto día. Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos. El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 103, 1-2a.5-6.10.12-14ab.24.35

R. Señor, envía tu Espíritu y renueva toda la tierra.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz. R.

Afirmaste la tierra sobre sus cimientos: ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto, las aguas tapaban las montañas. R.

Haces brotar fuentes en los valles, y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas y hacen oír su canto entre las ramas. R.

Desde lo alto riegas las montañas, y la tierra se sacia con el fruto de tus obras. Haces brotar la hierba para el ganado y las plantas que el hombre cultiva. R.

¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡Todo lo hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía! R.

ORACIÓN

Oremos

Dios todopoderoso y eterno, tú eres admirable en todas tus obras; te pedimos que quienes hemos sido redimidos por ti, comprendamos que la creación del mundo, en el comienzo de los siglos, no es obra de mayor grandeza que el sacrificio pascual de Cristo, realizado en la plenitud de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

SEGUNDA LECTURA Gén 22, 1-18

COMENTARIO

El hijo del sacrificio es el que salva a Abrahán. La confianza en que no lo perdería le anima a no retenerlo. Abrahán recobra al hijo multiplicado en un pueblo; en él está Dios que se lo devuelve.

Del libro del Génesis.

Dios puso a prueba a Abraham. "¡Abraham!", le dijo. Él respondió: "Aquí estoy". Entonces Dios le siguió diciendo: "Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que Yo te indicaré". A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día, alzando los ojos, divisó el lugar desde lejos, y dijo a sus servidores: "Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes". Abraham recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac; él, por su parte, tomó en sus manos el fuego y el cuchillo, y siguieron caminando los dos juntos. Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: "¡Padre!". Él respondió: "Sí, hijo mío". "Tenemos el fuego y la leña -continuó Isaac- pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?". "Dios proveerá el cordero para el holocausto", respondió Abraham. Y siguieron caminando los dos juntos. Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: "¡Abraham, Abraham!". "Aquí estoy", respondió él. Y el Ángel le dijo: "No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único". Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Abraham llamó a ese lugar: "El Señor proveerá", y de allí se origina el siguiente dicho: "En la montaña del Señor se proveerá". Luego el Ángel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo, y le dijo: "Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, Yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz".

Palabra de Dios.

SALMO Sal 15, 5.8-11

R. Protégeme, Dios mío, porque en ti me refugio.

El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.

Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R.

Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. R.

ORACIÓN

Oremos

Dios y Padre de los creyentes, que multiplicas a los hijos de tu promesa derramando la alegría de llegar a ser hijos de Dios, y por el misterio pascual cumples la promesa hecha a Abrahán de hacerlo padre de todas las naciones; concede a los pueblos de la tierra responder dignamente a la gracia de tu llamado. Por Jesucristo, nuestro Señor.

TERCERA LECTURA Éx 14, 15-15, 1a

COMENTARIO

La liberación concreta de una opresión histórica, la de Israel en Egipto, se hizo paradigma de todas las liberaciones. Tuvo significado infinito porque Dios vino en ella al encuentro como el Salvador.

Del libro del Éxodo.

El Señor dijo a Moisés: "Ordena a los israelitas que reanuden la marcha. Y tú, con el bastón en alto, extiende tu mano sobre el mar y divídelo en dos, para que puedan cruzarlo a pie. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios, y ellos entrarán en el mar detrás de los israelitas. Así me cubriré de gloria a expensas del Faraón y de su ejército, de sus carros y de sus guerreros. Los egipcios sabrán que soy el Señor, cuando Yo me cubra de gloria a expensas del Faraón, de sus carros y de sus guerreros". El Ángel de Dios, que avanzaba al frente del campamento de Israel, retrocedió hasta colocarse detrás de ellos; y la columna de nube se desplazó también de adelante hacia atrás, interponiéndose entre el campamento egipcio y el de Israel. La nube era tenebrosa para unos, mientras que para los otros iluminaba la noche, de manera que en toda la noche no pudieron acercarse los unos a los otros. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo retroceder el mar con un fuerte viento del este, que sopló toda la noche y transformó el mar en tierra seca. Las aguas se abrieron, y los israelitas entraron a pie en el cauce del mar, mientras las aguas formaban una muralla, a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron, y toda la caballería del Faraón, sus carros y sus guerreros, entraron detrás de ellos en medio del mar. Cuando estaba por despuntar el alba, el Señor observó las tropas egipcias desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión entre ellos. Además, frenó las ruedas de sus carros de guerra, haciendo que avanzaran con dificultad. Los egipcios exclamaron: "Huyamos de Israel, porque el Señor combate en favor de ellos contra Egipto". El Señor dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios, sus carros y sus guerreros". Moisés extendió su mano sobre el mar y, al amanecer, el mar volvió a su cauce. Los egipcios ya habían emprendido la huida, pero se encontraron con las aguas, y el Señor los hundió en el mar. Las aguas envolvieron totalmente a los carros y a los guerreros de todo el ejército del Faraón que habían entrado en medio del mar para perseguir a los israelitas. Ni uno solo se salvó. Los israelitas, en cambio, fueron caminando por el cauce seco del mar, mientras las aguas formaban una muralla, a derecha e izquierda. Aquel día, el Señor salvó a Israel de las manos de los egipcios. Israel vio los cadáveres de los egipcios que yacían a la orilla del mar, y fue testigo de la hazaña que el Señor realizó contra Egipto. El pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés, su servidor. Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor:

Palabra de Dios.

SALMO Éx 15, 1b-6.17-18

R. Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria.

Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: Él hundió en el mar los caballos y los carros. El Señor es mi fuerza y mi protección, él me salvó. Él es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de mi padre y yo proclamo su grandeza. R.

El Señor es un guerrero, su nombre es "Señor". Él arrojó al mar los carros del Faraón y su ejército, lo mejor de sus soldados se hundió en el Mar Rojo. R.

El abismo los cubrió, cayeron como una piedra en lo profundo del mar. Tu mano, Señor, resplandece por su fuerza, tu mano, Señor, aniquila al enemigo. R.

Tú llevas a tu pueblo, y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que preparaste para tu morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos. ¡EI Señor reina eternamente! R.

ORACIÓN

Oremos

Dios nuestro, cuyas maravillas vemos brillar también en nuestros días, porque lo que hiciste a favor de tu pueblo elegido librándolo de la persecución del Faraón, lo realizas por medio del agua del bautismo para la salvación de las naciones; te pedimos que todos los hombres del mundo se conviertan en verdaderos hijos de Abraham y se muestren dignos de la promesa de Israel. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

CUARTA LECTURA Is 54, 5-14

Del libro de Isaías.

Tu esposo es Aquel que te hizo: su nombre es Señor de los ejércitos; tu redentor es el Santo de Israel: Él se llama "Dios de toda la tierra". Sí, como a una esposa abandonada y afligida te ha llamado el Señor: "¿Acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?", dice el Señor. Por un breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo; en un arrebato de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti con amor eterno, dice tu redentor, el Señor. Me sucederá como en los días de Noé, cuando juré que las aguas de Noé no inundarían de nuevo la tierra: así he jurado no irritarme más contra ti ni amenazarte nunca más. Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti. ¡Oprimida, atormentada, sin consuelo! ¡Mira! Por piedras, te pondré turquesas y por cimientos, zafiros; haré tus almenas de rubíes, tus puertas de cristal y todo tu contorno de piedras preciosas. Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será grande la paz de tus hijos. Estarás afianzada en la justicia, lejos de la opresión, porque nada temerás, lejos del temor, porque no te alcanzará. Palabra de Dios.

SALMO Sal 29, 2.4-6.11-12a.13b


Respuesta  Mensaje 17 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:58

SALMO Sal 29, 2.4-6.11-12a.13b

R. Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste.

Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R.

Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R.

Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor. Tú convertiste mi lamento en júbilo. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R.

ORACIÓN

Oremos

Dios todopoderoso y eterno, para que tu nombre sea glorificado multiplica la solemne promesa que hiciste a nuestros padres en la fe y aumenta con tu adopción los hijos de la promesa, para que tu Iglesia reconozca, desde ahora, el cumplimiento de cuanto creyeron y esperaron los patriarcas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

QUINTA LECTURA Is 55, 1-11

Del libro de Isaías.

Así habla el Señor: ¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también! Coman gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y leche. ¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, en algo que no sacia? Háganme caso y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos manjares. Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David. Yo lo he puesto como testigo para los pueblos, jefe y soberano de naciones. Tú llamarás a una nación que no conocías, y una nación que no te conocía correrá hacia ti, a causa del Señor, tu Dios, y por el Santo de Israel, que te glorifica. ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar. Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes. Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.

Palabra de Dios.

SALMO Is 12, 2-6

R. Sacarán aguas con alegría de las fuentes de la salvación.

Éste es el Dios de mi salvación: yo tengo confianza y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación. R.

Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación. Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, anuncien entre los pueblos sus proezas, proclamen qué sublime es su Nombre. R.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso: ¡que sea conocido en toda la tierra! ¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel! R.

ORACIÓN

Oremos

Dios todopoderoso y eterno, esperanza única del mundo, por la voz de tus profetas diste a conocer los misterios salvadores que sucederían en el tiempo; acrecienta los santos propósitos de tu pueblo, porque tus fieles no podrán alcanzar la santidad sin la ayuda de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

SEXTA LECTURA Bar 3, 9-15. 32-4, 4

Del libro de Baruc.

Escucha, Israel, los mandamientos de vida; presta atención para aprender a discernir. ¿Por qué, Israel, estás en un país de enemigos y has envejecido en una tierra extranjera? ¿Por qué te has contaminado con los muertos, contándote entre los que bajan al abismo? ¡Tú has abandonado la fuente de la sabiduría! Si hubieras seguido el camino de Dios, vivirías en paz para siempre. Aprende dónde está el discernimiento, dónde está la fuerza y dónde la inteligencia, para conocer al mismo tiempo dónde está la longevidad y la vida, dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién ha encontrado el lugar de la Sabiduría, quién ha penetrado en sus tesoros? El que todo lo sabe, la conoce, la penetró con su inteligencia; el que formó la tierra para siempre, y la llenó de animales cuadrúpedos; el que envía la luz, y ella sale, la llama, y ella obedece temblando. Las estrellas brillan alegres en sus puestos de guardia: Él las llama, y ellas responden: "Aquí estamos", y brillan alegremente para aquel que las creó. ¡Éste es nuestro Dios, ningún otro cuenta al lado de él! Él penetró todos los caminos de la ciencia y se la dio a Jacob, su servidor, y a Israel, su predilecto. Después de esto apareció sobre la tierra, y vivió entre los hombres. La Sabiduría es el libro de los preceptos de Dios y la Ley que subsiste eternamente: los que la retienen, alcanzarán la vida, pero los que la abandonan, morirán. Vuélvete, Jacob, y tómala, camina hacia el resplandor, atraído por su luz. No cedas a otro tu gloria, ni tus privilegios a un pueblo extranjero. Felices de nosotros, Israel, porque se nos dio a conocer lo que agrada a Dios.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 18, 8-11

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. R.

Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos. R.

La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. R.

Son más atrayentes que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo del panal. R.

ORACIÓN

Oremos

Dios nuestro, que haces crecer a tu Iglesia convocando a todos los pueblos; protege siempre a cuantos purificas en el agua del bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

SEPTIMA LECTURA Ez 36, 17a.18-28

De la profecía de Ezequiel.

La palabra del Señor me llegó en estos términos: "Hijo de hombre, cuando el pueblo de Israel habitaba en su propio suelo, lo contaminó con su conducta y sus acciones. Entonces derramé mi furor sobre ellos, por la sangre que habían derramado sobre el país y por los ídolos con que lo habían contaminado. Los dispersé entre las naciones y ellos se diseminaron por los países. Los juzgué según su conducta y sus acciones. Y al llegar a las naciones adonde habían ido, profanaron mi santo Nombre, haciendo que se dijera de ellos: 'Son el pueblo del Señor, pero han tenido que salir de su país'. Entonces yo tuve compasión de mi santo Nombre, que el pueblo de Israel profanaba entre las naciones adonde había ido. Por eso, di al pueblo de Israel: 'Así habla el Señor: Yo no obro por consideración a ustedes, casa de Israel, sino por el honor de mi santo Nombre, que ustedes han profanado entre las naciones adonde han ido. Yo santificaré mi gran Nombre, profanado entre las naciones, profanado por ustedes. Y las naciones sabrán que Yo soy el Señor -oráculo del Señor- cuando manifieste mi santidad a la vista de ellas, por medio de ustedes. Yo los tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio suelo. Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes. Ustedes habitarán en la tierra que Yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y Yo seré su Dios'".

Palabra de Dios.

SALMO Sal 41, 3.5bcd; 42, 3-4

R. Mi alma tiene sed de Dios.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios? R.

¡Cómo iba en medio de la multitud y la guiaba hacia la Casa de Dios, entre cantos de alegría y alabanza, en el júbilo de la fiesta! R.

Envíame tu luz y tu verdad: que ellas me encaminen y me guíen a tu santa Montaña, hasta el lugar donde habitas. R.

Y llegaré al altar de Dios, el Dios que es la alegría de mi vida; y te daré gracias con la cítara, Señor, Dios mío. R.

ORACIÓN

Oremos

Dios de poder inmutable, cuyo resplandor no conoce el ocaso, mira con bondad a tu Iglesia, signo de tu presencia entre nosotros; prosigue serenamente la obra de la salvación humana según tu proyecto eterno, y haz que todos los hombres experimenten y vean cómo lo abatido por el pecado se restablece, lo viejo se renueva, y la creación se restaura plenamente por Cristo, de quien todo procede. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Después de la última lectura del Antiguo Testamento con su salmo responsorial y la correspondiente oración, se encienden los cirios del altar y el sacerdote entona el himno "Gloria", que todos prosiguen mientras se tocan las campanas, de acuerdo con las costumbres del lugar.

ORACIÓN COLECTA

Oremos

Dios nuestro, que iluminas esta santísima noche con la gloria de la resurrección del Señor; acrecienta en tu Iglesia el espíritu de adopción de hijos para que, renovados en el cuerpo y en el alma, te sirvamos con plena fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Luego, todos se sientan y un lector proclama la lectura del apóstol san Pablo.

EPÍSTOLA Rom 6, 3-11

COMENTARIO

El Sacramento del Bautismo esta directamente asociado a la fiesta de Pascua. En la Iglesia primitiva los catecúmenos recibían su bautismo, confirmación y comulgaban por primera vez en este día. También hoy, muchas comunidades eligen este día para celebrar los bautismos de adultos. Por el Bautismo nos sumergimos en la muerte de Cristo y nacemos con él a una vida nueva. Este paso de la muerte a la vida que se dio en Cristo de una vez para siempre se renueva en cada uno de nosotros. Porque estamos en la vida, Pablo nos exhorta a que no vivamos más en el pecado.

De la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.

Hermanos: ¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva. Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo: nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este cuerpo de pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado. Porque el que está muerto, no debe nada al pecado. Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Palabra de Dios.

SALMO Sal 117, 1-2.16-17.22-23


Respuesta  Mensaje 18 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 04:59

SALMO Sal 117, 1-2.16-17.22-23

Luego un salmista o un cantor entona el salmo, al que el pueblo responde con el Aleluya. Si es necesario, el Aleluya inicial es cantado por el mismo salmista.

R. Aleluya, Aleluya, Aleluya.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! R.

La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.

La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. R.

Concluida la lectura todos se ponen de pie y el sacerdote entona solemnemente el Aleluya, que todos repiten:

Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Para proclamar el Evangelio no se llevan cirios, sino sólo el incienso, si se usa.

EVANGELIO Lc 24, 1-12

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día’”. Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.

Palabra del Señor.

LITURGIA BAUTISMAL

La liturgia bautismal contiene dos temas fundamentales: la Resurrección y el Bautismo. Ambos se complementan siendo uno símbolo del otro. La resurrección de Jesús por el bautismo, es real resurrección de Cristo en los cristianos.

LETANÍA DE LOS SANTOS

La liturgia bautismal tiene como preludio el canto de la letanía de los santos. Imploremos la intercesión de la comunidad de los santos, para que un día merezcamos compartir, en su compañía, la vida eterna y cantar las alabanzas del Señor.

LETANÍAS

Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Santa María, Madre de Dios. Ruega por nosotros.

San Miguel. Ruega por nosotros.

Santos Ángeles de Dios. Rueguen...

San Juan Bautista. Ruega...

San José. Ruega...

Santos Pedro y Pablo. Rueguen...

San Andrés. Ruega...

San Juan. Ruega...

Santa María Magdalena. Ruega...

San Esteban. Ruega...

San Ignacio de Antioquía. Ruega...

San Lorenzo. Ruega...

Santas Perpetua y Felicitas. Rueguen...

Santa Inés. Ruega...

San Gregorio. Ruega...

San Agustín. Ruega...

San Atanasio. Ruega...

San Basilio. Ruega...

San Martín. Ruega...

San Benito. Ruega...

Santos Francisco y Domingo. Rueguen...

San Francisco Javier. Ruega...

San Juan María Vianney. Ruega...

Santa Catalina de Siena. Ruega...

Santa Teresa de Ávila. Ruega...

Todos los santos y santas de Dios. Rueguen...

Por tu bondad. Líbranos, Señor.

De todo mal. Líbranos, Señor.

De todo pecado. Líbranos, Señor

De la muerte eterna. Líbranos, Señor.

Por el misterio de tu encarnación. Líbranos, Señor.

Por tu muerte y tu resurrección. Líbranos, Señor.

Por la venida del Espíritu Santo. Líbranos, Señor.

Nosotros que somos pecadores, te pedimos. Escúchanos, Señor.

Si hay bautizandos:

Para que por la gracia del bautismo hagas renacer a estos elegidos tuyos. Escúchanos, Señor.

Si no hay bautizandos:

Para que con tu gracia santifiques esta fuente en la que han de renacer tus hijos.

Escúchanos, Señor.

Jesús, Hijo del Dios vivo. Escúchanos, Señor.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.

Si hay bautizandos, el sacerdote, con las manos juntas, dice la siguiente oración:

Padre todopoderoso y eterno, acompaña con tu poder los sacramentos de tu inmensa bondad y envía el espíritu de adopción para engendrar nuevos pueblos que la fuente bautismal dará a luz para ti, y así logre, con tu ayuda, plena eficacia, lo que obramos por nuestro humilde ministerio. Por Jesucristo nuestro Señor.

BENDICIÓN DEL AGUA COMÚN

Si no hay bautizandos ni se ha de bendecir el agua bautismal, el sacerdote bendice agua común con la siguiente oración:

Queridos hermanos: Invoquemos con humildad a nuestro Dios y Señor para que bendiga esta agua con la cual seremos rociados en recuerdo de nuestro bautismo. Que él nos renueve a fin de permanecer fieles al Espíritu Santo que hemos recibido.

Y después de una breve pausa de oración en silencio, con las manos juntas, prosigue:

Señor y Padre nuestro, en esta noche en que celebramos la maravilla de nuestra creación y la maravilla más grande aún de nuestra redención, dígnate bendecir esta agua. Tú la has creado para dar a la tierra su fecundidad y para dar a nuestro cuerpo frescura y limpieza. Tú has hecho de ella también el instrumento de tu misericordia; por ella has libertado a tu pueblo de la esclavitud y has apagado su sed en el desierto; por ella los profetas han anunciado la nueva alianza que tu querías sellar con todos los hombres; por ella que Jesús santificó en el Jordán, tú has renovado nuestra naturaleza pecadora en el baño del nuevo nacimiento. Que esta agua, una vez más nos haga revivir y nos haga participar de la alegría de nuestros hermanos que han sido bautizados en esta Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO

Queridos hermanos, (nosotros también) por el Misterio Pascual, hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo, a fin de que, vivamos una vida nueva. Por lo tanto, después de haber terminado el tiempo de la cuaresma, renovemos la renuncia a Satanás que hemos hecho en nuestro bautismo; renovemos nuestra profesión de fe en el Dios vivo y verdadero y en su Hijo Jesucristo, prometiendo servir fielmente a Dios en la santa Iglesia católica. Por lo tanto:

¿Prometen apartarse del pecado, para vivir en la libertad de los hijos de Dios?

Sí, prometemos.

¿Prometen rechazar todas las seducciones del mal, para que no domine en ustedes el pecado?

Sí, prometemos.

¿Prometen renunciar al demonio, padre y autor del pecado?

Sí, prometemos.

Después el sacerdote prosigue, diciendo:

¿Creen en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?

Sí, creemos.

¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de santa María Virgen, padeció y fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?

Sí, creemos.

¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la Vida eterna?

Sí, creemos.

Y el sacerdote concluye:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos hizo nacer de nuevo por el agua y el Espíritu Santo, y que nos concedió la remisión de los pecados, nos guarde en su gracia en el mismo Jesucristo nuestro Señor, para la vida eterna.

El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras se entona un canto bautismal. Cuando el sacerdote concluye la aspersión, se hace la Oración universal, en la que participan por primera vez los recién bautizados.

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, recibe las oraciones de tu pueblo junto con estas ofrendas, de manera que tu acción sacramental inaugurada por los misterios pascuales nos sirva de remedio para la eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1 Cor 5, 7-8

Cristo, nuestra Víctima pascual, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, esta fiesta con los panes ácimos de la pureza y la verdad. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Infunde en nosotros, Padre, tu espíritu de amor, para que, saciados con los sacramentos pascuales, permanezcamos unidos en la misma fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

BENDICIÓN SOLEMNE

Dios todopoderoso los bendiga en esta solemne fiesta de Pascua y, por su bondad, los proteja de toda sombra de pecado.

R. Amén.

Él, que por la Resurrección de su Hijo los ha renovado para la Vida eterna, les conceda la recompensa de la inmortalidad.

R. Amén.

Y ya que han celebrado con honda alegría esta Pascua, al terminar los días de la pasión del Señor, les conceda participar con inmensa alegría de los gozos eternos.

R. Amén.

Y los bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo.

R. Amén.

Donde sea costumbre, según la oportunidad pastoral y si no se hizo antes de la bendición, se puede introducir un saludo a la Virgen, cantando el Regina coeli u otro canto apropiado. Para ello puede utilizarse el siguiente esquema.

SOLEMNE SALUDO A NUESTRA SEÑORA

El sacerdote se dirige brevemente a los fieles con estas palabras u otras semejantes:

Queridísimos hermanos: En esta noche, la más santa de todas, en la que permaneciendo en vela hemos celebrado la Pascua del Señor, es justo alegrarse con la Madre de Jesús por la Resurrección de su Hijo.

Este fue el acontecimiento que realizó plenamente su esperanza y dio a todos los hombres la salvación. Así como nosotros, pecadores, la hemos contemplado unidos en el dolor, así, como redimidos, la honramos unidos en el gozo pascual.

Después de la introducción, si la imagen de la Virgen está en el altar donde se celebra, el sacerdote puede incensarla, mientras los instrumentos musicales suenan festivamente. El sacerdote dice:

Oremos

Señor, que has alegrado al mundo por la Resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, concédenos que por la intercesión de su Madre, la Virgen María, alcancemos los gozos de la Vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

En la despedida, el diácono o el mismo sacerdote dice:

V. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

Esta despedida se dice durante toda la octava de Pascua

El Cirio Pascual se ha de encender en todas las celebraciones litúrgicas más solemnes del tiempo pascual


Respuesta  Mensaje 19 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:00

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

¡Ha resucitado!

Jn 20,1-9

 “¡Ha resucitado!”: Es la noticia que hoy nos es gritada, proclamada. Esta es la noticia. Es la certeza que se nos da a conocer. La gran certeza, la que sostiene toda nuestra vida, la que le da sentido y valor. ¡Ha resucitado! No podemos seguir viviendo como si Cristo no hubiese resucitado, como si no estuviese vivo. No podemos seguir viviendo como si no le hubiera sido sometido todo. No podemos seguir viviendo como si Cristo no fuera el Señor, mi Señor. No podemos seguir viviendo “como si”. Sólo cabe buscar con ansia al Resucitado, como María Magdalena o los apóstoles; o mejor, dejarse buscar y encontrar por Él.

“¡Ha resucitado!”: También nosotros podemos ver, oír, tocar al Resucitado (1 Jn 1,1). No, no es un fantasma (cfr. Lc 24, 37-43). Es real, muy real. Cristo vive, quiere entrar en tu vida. Quiere transformarla. No, nuestra fe no se basa en simples palabras o doctrinas, por hermosas que sean. Se basa en un hecho, un acontecimiento. Sí, verdaderamente ha resucitado el Señor. Para ti, para mí, para cada uno de todos los hombres. Hoy puede ser decisivo para ti. Él quiere irrumpir en tu vida con su presencia iluminadora y omnipotente. Es a Él, el mismo que salió del sepulcro, a quien encuentras en la Eucaristía.

“¡Ha resucitado!”: La noticia que hemos recibido hemos de gritarla a otros. Si de verdad hemos tocado a Cristo, tampoco nosotros podemos callar “lo que hemos visto y oído” (He 4,20). No somos sólo receptores. Cristo resucitado nos constituye en heraldos, pregoneros de esta noticia. Una noticia que es para todos. Una noticia que afecta a todos. Una noticia que puede cambiar cualquier vida: “Cristo ha resucitado, está vivo, para ti, te busca, tú eres importante para Él, ha muerto por ti, ha destruido la muerte, te infunde su vida divina, te abre las puertas del paraíso, tus problemas tienen solución, tu vida tiene sentido”. (FGD)

 

MISA DEL DÍA

I. RITOS INICIALES

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 138, 18. 5-6

He resucitado, y estoy de nuevo contigo, aleluya. Pusiste tu mano sobre mí, aleluya; qué admirable es tu sabiduría. Aleluya.

O bien: Lc 24, 34; Cfr. Ap. 1, 6: En verdad resucitó el Señor. Aleluya. A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

ACTO PENITENCIAL

(Sí se realiza el rito de la bendición y aspersión).

El tiempo Pascual da un lugar relevante al recuerdo de nuestro bautismo. Porque con él nacimos a la vida nueva que nos conquistó Jesucristo. Por eso hoy, en lugar del acto penitencial acostumbrado, seremos rociados y purificados con agua bendita en recuerdo de nuestro bautismo

(Durante la aspersión conviene cantar un canto con sentido bautismal)

Si no se realiza el rito de la aspersión:

— Tú resucitaste lleno de gloria. Señor, ten piedad.

— Tú nos haces pasar de la muerte a la vida. Cristo, ten piedad.

— Tú nos llamas a vivir como resucitados. Señor, ten piedad.

SE DICE GLORIA A DIOS.

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. Se dice Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que hoy has abierto para nosotros las puertas de la eternidad por la victoria de tu Hijo unigénito sobre la muerte, te pedimos que quienes celebramos la Resurrección del Señor, por la acción renovadora de tu Espíritu, alcancemos la luz de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Hech 10, 34. 37-43

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

Pedro, tomando la palabra, dijo: «Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien y sanando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo.

Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de su resurrección.

Y nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de él, declarando que los que creen en él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

En el relato de los Hechos de los Apóstoles que acabamos de escuchar, el apóstol Pedro nos ofrece una estupenda síntesis del misterio de Jesucristo: ungido por Dios, pasó haciendo el bien, y curando todas las enfermedades y dolencias; lo mataron, pero Dios lo resucitó. Testigo de esto son los Doce, que comieron y bebieron con él. Los que creen en él reciben el perdón de sus pecados.

SALMO Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23

R. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él.

O bien: Aleluya, aleluya, aleluya.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! R.

La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.

La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. R.

SEGUNDA LECTURA Col 3, 1-4

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.

Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la vida de ustedes, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Jesucristo resucitado ya vive “los bienes del cielo”. El Bautismo hace al cristiano participar de la vida gloriosa del Señor resucitado. Pablo nos exhorta a mostrar con obras concretas una vida renovada y distinta. Bautizados en Cristo, hombres y mujeres nuevos, tenemos el don de Dios para vivir esa vida de resucitados ya ahora, en la alegría del amor y creando cada día más lazos de comunión.

O bien: 1Cor 5, 6-8

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto. Hermanos: ¿No saben que “un poco de levadura hace fermentar toda la masa”? Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad.

Palabra de Dios.

SECUENCIA

Cristianos, ofrezcamos al Cordero pascual, nuestro sacrificio de alabanza.

El Cordero ha redimido a las ovejas: Cristo, el inocente, reconcilió a los pecadores con el Padre. La muerte y la vida se enfrentaron en un duelo admirable: el Rey de la vida estuvo muerto, y ahora vive. Dinos, María Magdalena, ¿qué viste en el camino? He visto el sepulcro del Cristo viviente y la gloria del Señor resucitado.

He visto a los ángeles, testigos del milagro, he visto el sudario y las vestiduras. Ha resucitado Cristo, mi esperanza, y precederá a los discípulos en Galilea. Sabemos que Cristo resucitó realmente; tú, Rey victorioso, ten piedad de nosotros.

ALELUYA 1Cor 5, 7b-8a

Aleluya. Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua. Aleluya.

EVANGELIO Jn 20, 1-9

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

“Se han llevado al Señor y no sabemos donde lo han puesto”. Es el anuncio de María Magdalena que reciben Pedro y Juan. Éstos corren hasta el sepulcro y constatan los hechos. No se trata de un robo, sino de un signo que habla de la resurrección del Maestro. Entonces Pedro y Juan se abren a la fe. Pero esta fe necesita aún ser profundizada: han de revivir toda la esperanza mesiánica a la luz de la cruz para comprender por qué, “según las escrituras “, Jesús debía “resucitar de entre los muertos”. Por eso los apóstoles y principalmente Pedro, el primero que entra en la tumba vacía, serán los primeros testigos de la fe en la Resurrección.

Donde se celebre Misa vespertina, también puede leerse el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas. Lc 24, 13-35

EL CREDO

Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada intención, pedimos: Ayúdanos a mostrar la alegría pascual.

·       Para que la Iglesia sea luz y salvación de todos los pueblos. Oremos.

·       Para que los pueblos sumergidos en las tinieblas de la miseria y la opresión, reciban la luz y la fuerza de Cristo

·       Resucitado. Oremos.

·       Para que todos los que sin sentirse cristianos trabajan por un mundo mejor encuentren la luz y fortaleza de Jesús Oremos.

·       Para que los que sufren encuentren en Cristo resucitado la esperanza para seguir luchando. Oremos.

·       Para que todos nosotros honremos esta Pascua dando testimonio de una vida nueva. Oremos.

(Añadir y/o sustituir intenciones dando lugar a otras que reflejen las necesidades del momento y/o de la comunidad).

III. LITURGIA EUCARÍSTICA

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Padre santo, exultantes de gozo pascual te ofrecemos este sacrificio por el que admirablemente renace y se nutre tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

En la Plegarias eucarísticas se utilizan los textos propios.

PREFACIO PASCUAL I.

RITO DE COMUNIÓN

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CORDERO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Cor 5, 7-8

Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, esta fiesta con los panes sin levadura de la pureza y la verdad, aleluya, aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, protege paternalmente a tu Iglesia con amor incansable, para que, renovada por los misterios pascuales, llegue a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

IV. RITO DE CONCLUSIÓN

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Padre, dirige tu mirada sobre esta familia tuya, por la cual nuestro Señor Jesucristo no dudó en entregarse a las manos de los verdugos y sufrir el suplicio de la cruz. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN

Canto final

Al despedir al pueblo, durante toda la octava, hasta el domingo II de Pascua se dice:

V. Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya. Santo


Respuesta  Mensaje 20 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:02

ANTÍFONA DE ENTRADA

El Señor resucitó de entre los muertos, según lo había dicho; alegrémonos y regocijémonos todos, porque él reina para siempre, aleluya.

Se dice el Gloria a Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que siempre haces crecer a tu Iglesia dándole nuevos hijos, concédenos la gracia de vivir de acuerdo con la fe que recibimos en el bautismo. Por nuestro Señor JesucristoÉl que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 2, 14.22-33

De los Hechos de los Apóstoles.

El día de Pentecostés, Pedro poniéndose de pie con los Once, levantó la voz y dijo: "Hombres de Judea y todos los que habitan en Jerusalén, presten atención, porque voy a explicarles lo que ha sucedido. A Jesús de Nazaret, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su intermedio los milagros, prodigios y signos que todos conocen, a ese hombre que había sido entregado conforme al plan y a la previsión de Dios, ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque no era posible que ella tuviera dominio sobre él. En efecto, refiriéndose a él, dijo David: 'Veía sin cesar al Señor delante de mí, porque él está a mi derecha para que yo no vacile. Por eso se alegra mi corazón y mi lengua canta llena de gozo. También mi cuerpo descansará en la esperanza, porque Tú no entregarás mi alma al Abismo, ni dejarás que tu servidor sufra la corrupción. Tú me has hecho conocer los caminos de la vida y me llenarás de gozo en tu presencia'. Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del Mesías, cuando dijo que 'no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción'. A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. Exaltado por el poder de Dios, él recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen".

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Esta primera proclamación de la resurrección de Jesús, se dirige, en primer lugar, a los miembros del pueblo judío. Con el pasar del tiempo se extenderá también a todos los habitantes de la tierra, sean judíos o gentiles. Nuestra fe nace de estos primeros anuncios y se continúa en la historia. Siempre que haya un cristiano anunciando que Jesús murió y resucitó por nuestra salvación, estará unido a esta tradición originaria.

SALMO Sal 15, 1-2a.5.7-11

R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: "Señor, tú eres mi bien". El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte! R.

Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré. R.

Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R.

Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. R.

ALELUYA Sal 117, 24

Aleluya. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.

EVANGELIO Mt 28, 8-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Las mujeres, que habían ido al sepulcro, después de oír el anuncio del Ángel, se alejaron rápidamente de allí, atemorizadas pero llenas de alegría, y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán". Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que había sucedido. Éstos se reunieron con los ancianos y, de común acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de dinero, con esta consigna: "Digan así: 'Sus discípulos vinieron durante la noche y robaron su cuerpo, mientras dormíamos'. Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo". Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna.

Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día de hoy.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Hay quienes, aun habiendo sido testigos de grandes acciones de parte de Dios, no están dispuestos a dar el paso de la fe. Porque no es lo mismo "ver" actuar a Dios que creer en él. Muchos creen sin haber sido testigos de maravillas y portentos. La fe va más allá de las verificaciones científicas. Lo más importante no es saber cómo Cristo resucitó, sino qué significado tiene para la comunidad de sus seguidores y discípulos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, con bondad, Señor, los dones de tu pueblo y haz que, renovado por la confesión de tu nombre y por el bautismo, lleguemos a la felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA, I,

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Rom 6, 9

Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene poder sobre él, aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, derrama con abundancia la gracia del sacramento pascual en nuestras almas, para que nos hagas dignos de tus dones a quienes has llevado por el camino de la salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 21 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:03

ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Ecli 15, 3-4

El Señor dio de beber a su pueblo el agua de la sabiduría; él es el apoyo de sus hijos y no desfallecerán, él los exaltará para siempre, aleluya.

Se dice Gloria a Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que nos renuevas por medio de la celebración pascual; te pedimos que acompañes a tu Pueblo con los dones celestiales para que alcanzando la perfecta libertad, goce plenamente en el cielo de las realidades por lo que ahora se alegra en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 2, 36-41

De los Hechos de los Apóstoles.

El día de Pentecostés, Pedro dijo a los judíos: Todo el pueblo de Israel debe reconocer que a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías. Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: Hermanos, ¿qué debemos hacer?. Pedro les respondió: Que cada uno de ustedes se convierta y se haga bautizar en el Nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa ha sido hecha a ustedes y a sus hijos, y a todos aquéllos que están lejos: a cuantos el Señor, nuestro Dios, quiera llamar. Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. Los que recibieron su palabra se hicieron bautizar; y ese día se unieron a ellos alrededor de tres mil.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

Desde los inicios, la predicación cristiana exigió un compromiso. Hoy, el anuncio de Pedro, actúa como catequesis que desemboca en el sacramento del Bautismo después de la confesión de los pecados y la conversión. Por tanto, los que recibieron el bautismo se comprometieron gracias al testimonio de los apóstoles.

SALMO Sal 32, 4-5.18-20.22

R. La tierra está llena del amor del Señor.

La palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Nuestra alma espera en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.

ALELUYA Sal 117, 24

Aleluya. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.

EVANGELIO Jn 20, 11-18

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras?. María respondió: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras?

¿A quién buscas?. Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Jesús le dijo: ¡María!. Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: ¡Raboní!, es decir, ¡Maestro!. Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes'. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

María Magdalena reconoció al Señor y Maestro resucitado por sus palabras. Este encuentro tan cargado de afecto y emotividad transforma a María, quien en lugar de entristecerse porque el maestro subía al Padre, sale a anunciar la alegría de la resurrección a los otros discípulos. María se convierte así en la apóstol de los apóstoles.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios nuestro, recibe con misericordia la ofrenda de tu familia, para que bajo tu protección, no pierda los dones recibidos y alcance los bienes eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Col 3, 1-2

Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Escúchanos, Dios todopoderoso, y concede que tus hijos, a quienes diste la incomparable gracia del bautismo, se preparen para recibir la felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 22 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:05

ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 25, 34

Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, aleluya.

Se dice Gloria a Dios.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que todos los años nos alegras con la celebración solemne de la resurrección de tu Hijo; concédenos por tu bondad, que este jubilo alcance su plenitud en la Pascuala del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 3, 1-10

De los Hechos de los Apóstoles.

En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada "la Hermosa", para pedir limosna a los que entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: "Míranos". El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: "No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina". Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos. Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios. Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada "la Hermosa", y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

La curación de un enfermo por Pedro y Juan demuestra cómo, con la Resurrección y Pentecostés, han comenzado los tiempos nuevos; porque los enfermos considerados impuros por la ley, no podían entrar al templo. Ahora este enfermo entra dando gracias.

SALMO Sal 104, 1-4.6-9

R. Alégrense los que buscan al Señor.

¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! R.

¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro! R.

Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.

Él se acuerda eternamente de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R.

ALELUYA Sal 117, 24

Aleluya. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.

EVANGELIO Lc 24, 13-35

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino, hablaban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!". "¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y, al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron". Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?". Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?". En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once y a los demás que estaban con ellos, y éstos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!". Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Estos discípulos sencillamente volvían a su casa y a su trabajo, después de que habían perdido las esperanzas. Pero se acostumbró llamarlos "los peregrinos de Emaús". Peregrino fue, el pueblo de Israel, porque nunca tuvo la posibilidad de detenerse en su marcha.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta con bondad, Señor, el sacrificio de nuestra redención y obra en nosotros la salvación del alma y del cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA, I,

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 24, 35

Aleluya, Los discípulos reconocieron al Señor Jesús al partir el pan, aleluya.

ORACIÓN DEPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, los sacramentos de tu Hijo que hemos recibido, nos renueven espiritualmente y nos conviertan en nueva criatura. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 23 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:06

ANTÍFONA DE ENTRADA Sab 10, 20-21

Señor, todos celebraron tu mano protectora; porque tu sabiduría abrió la boca de los mudos y soltó la lengua de los mas  pequeños, aleluya.

Se dice el Gloria a Dios

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios nuestro, que has congregado a los pueblos diversos en la confesión de tu Nombre, concede a los que han renacido en el bautismo, una misma fe y una misma caridad en sus obras. Por nuestro Señor Jesucristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 3, 11-26

De los Hechos de los Apóstoles.

Como el paralítico que había sido sanado no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió hacia ellos, que estaban en el pórtico de Salomón. Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: "Israelitas, ¿de qué se asombran? ¿Por qué nos miran así, como si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre? El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerlo en libertad. Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida, mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Por haber creído en su Nombre, ese mismo Nombre ha devuelto la fuerza al que ustedes ven y conocen. Esta fe que proviene de él, es la que lo ha sanado completamente, como ustedes pueden comprobar. Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes. Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer. Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados. Así el Señor les concederá el tiempo del consuelo y enviará a Jesús, el Mesías destinado para ustedes. Él debe permanecer en el cielo hasta el momento de la restauración universal, que Dios anunció antiguamente por medio de sus santos profetas. Moisés, en efecto, dijo: 'El Señor Dios suscitará para ustedes, de entre sus hermanos, un profeta semejante a mí, y ustedes obedecerán a todo lo que él les diga. El que no escuche a ese profeta será excluido del pueblo'. Y todos los profetas que han hablado a partir de Samuel, anunciaron también estos días. Ustedes son los herederos de los profetas y de la Alianza que Dios hizo con sus antepasados, cuando dijo a Abraham: 'En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. Ante todo para ustedes Dios resucitó a su Servidor, y lo envió para bendecirlos y para que cada uno se aparte de sus iniquidades'.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

El milagro es obra del nombre de Jesús, es decir, del poder de Jesús que recibió del Padre en el momento de su resurrección. Jesús había estado en medio de nosotros como el "servidor de Dios", pero ahora hablar de su nombre es una manera de afirmar su divinidad.

SALMO Sal 8, 2a.5-9

R. ¡Señor, nuestro Dios, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? R.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y esplendor; le diste dominio sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies. R.

Todos los rebaños y ganados, y hasta los animales salvajes;

las aves del cielo, los peces del mar y cuanto surca los senderos de las aguas. R.

ALELUYA Sal 117, 24

Aleluya. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. Aleluya.

EVANGELIO Lc 24, 35-48

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos". Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto".

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Desde el día de su resurrección Jesús había renacido a la vida gloriosa, pero quiso encontrar a sus discípulos en varias oportunidades, para convencerles de que su nueva condición, no era una vida disminuida, algo fantasmal, sino la entrada definitiva a la plenitud de la vida.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, con bondad, Señor, este sacrificio que te ofrecemos con gratitud por los nuevos bautizados, mientras imploramos tu ayuda sobre nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA

ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1 Ped 2, 9

Ustedes son un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz, aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Respuesta  Mensaje 24 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:08

Gloria. Prefacio pascual I.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 77, 53

El Señor hizo salir de Egipto a su pueblo y lo llevó por un camino seguro; el mar sepultó a sus enemigos. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que estableciste el misterio pascual como alianza de la reconciliación humana concédenos manifestar en las obras lo que celebramos con la fe. Por nuestro Señor Jesucristo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 4, 1-12

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

Mientras los Apóstoles hablaban al pueblo, se presentaron ante ellos los sacerdotes, el jefe de los guardias del Templo y los saduceos, irritados de que predicaran y anunciaran al pueblo la resurrección de los muertos cumplida en la persona de Jesús. Éstos detuvieron a los Apóstoles y los encarcelaron hasta el día siguiente, porque ya era tarde. Muchos de los que habían escuchado la Palabra abrazaron la fe, y así el número de creyentes, contando sólo los hombres, se elevó a unos cinco mil. Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los escribas, con Anás, el Sumo Sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los miembros de las familias de los sumos sacerdotes. Hicieron comparecer a los Apóstoles y los interrogaron: «¿Con qué poder o en nombre de quién ustedes hicieron eso?». Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue sanado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos. Él es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular. Porque en ningún otro existe la salvación, ni hay bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos».

Palabra de Dios.

COMENTARIO

La curación del paralítico y la predicación sobre Jesús lleva a los apóstoles a tener que comparecer ante las autoridades. La vida cristiana conlleva riesgos. En tanto que obramos como cristianos, predicamos lo que hacemos y hacemos lo que predicamos, encontraremos dificultades, adversidades y hasta persecuciones.

SALMO Sal 117, 1-2. 4. 22-27

R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!

O bien: Aleluya.

Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! Que lo digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! R.

La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. R.

Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor: el Señor es Dios, y él nos ilumina. R.

ALELUYA Sal 117, 24

Aleluya. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en Él. Aleluya.

EVANGELIO Jn 21, 1-14

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar». Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros». Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?». Ellos respondieron: «No». Él les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar». Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: «Vengan a comer». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

Los discípulos retoman sus trabajos originales: van a pescar. El sentimiento de desilusión y abandono habría sido muy fuerte. Sin embargo, en la orilla, el Señor se presenta de un modo misterioso. Es el resucitado, pero no es fácil reconocerlo. No hay ningún criterio humano para identificar a Jesús resucitado, salvo el amor y la intuición del discípulo amado.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, realiza en nosotros por tu bondad, lo que significan estas ofrendas pascuales, para que, de las alegrías y fatigas de la tierra, nos elevemos a los deseos de los bienes del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio de Pascua I.

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en esta noche en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado.

Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA Cfr. Jn 21, 12-13

Dijo Jesús a sus discípulos: «Vengan a comer». Y tomó el pan y se lo dio. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, protege siempre con amor de Padre al pueblo que has salvado, por la Pasión de tu Hijo, y que se alegra con su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.


Respuesta  Mensaje 25 de 25 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 04/05/2011 05:09

Gloria. Prefacio pascual I.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 104, 43

El Señor hizo salir a su pueblo con alegría, y a sus elegidos, entre cantos de triunfo. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que haces crecer el número de quienes creen en ti con la abundancia de tu gracia, mira con bondad a tus elegidos y reviste de feliz Inmortalidad a los que han renacido por el bautismo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 4, 13-21

Lectura de los Hechos de los apóstoles.

Los miembros del Sanedrín estaban asombrados de la seguridad con que Pedro y Juan hablaban, a pesar de ser personas poco instruidas y sin cultura. Reconocieron que eran los que habían acompañado a Jesús, pero no podían replicarles nada, porque el hombre que había sido sanado estaba de pie, al lado de ellos. Entonces les ordenaron salir del Sanedrín y comenzaron a deliberar, diciendo: “¿Qué haremos con estos hombres? Porque no podemos negar que han realizado un signo bien patente, que es notorio para todos los habitantes de Jerusalén. A fin de evitar que la cosa se divulgue más entre el pueblo, debemos amenazarlos, para que de ahora en adelante no hablen de ese Nombre”. Los llamaron y les prohibieron terminantemente que dijeran una sola palabra o enseñaran en el Nombre de Jesús. Pedro y Juan les respondieron: “Juzguen si está bien a los ojos del Señor que les obedezcamos a ustedes antes que a Dios. Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído”. Después de amenazarlos nuevamente, los dejaron en libertad, ya que no sabían cómo castigarlos, por temor al pueblo que alababa a Dios al ver lo que había sucedido.

Palabra de Dios.

COMENTARIO

El interrogatorio no debe haber sido para nada cortés ni diplomático. Los apóstoles tuvieron que soportar la humillación y la prepotencia de quienes pensaban que tenían que ocultar aquello que les pudiera hacer perder influencia sobre el pueblo. A pesar de su poca instrucción, ellos supieron exponer su causa, porque no se trata de saber hablar, sino de decir lo que hay que decir. Ellos estaban convencidos de que Jesús es el Salvador. No debemos preocuparnos por no tener instrucción para predicar, sino de saber cuál es el fundamento de nuestra fe.

SALMO Sal 117, 1. 14-16. 18-21

R. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.

O bien: Aleluya.

¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! El Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación. Un grito de alegría y de victoria resuena en las carpas de los justos. R.

“La mano del Señor hace proezas, la mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas”. El Señor me castigó duramente, pero no me entregó a la muerte. R.

“Abran las puertas de la justicia y entraré para dar gracias al Señor”. “Ésta es la puerta del Señor: sólo los justos entran por ella”. Yo te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. R.

ALELUYA Sal 117, 24

Aleluya. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en Él. Aleluya.

EVANGELIO Mc 16, 9-15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. En seguida, se apareció a los once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”.

Palabra del Señor.

COMENTARIO

El texto que leemos hoy es un resumen de las apariciones de Jesús resucitado. Se trata de varios relatos que están dispersos en los evangelios de Lucas y de Mateo y que aquí terminan con un mandato de Jesús de predicar en todo el mundo. Nuestra predicación de hoy, también tiene su origen en aquel ¡primer día de la semana! y en este mandato eclesial.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor Dios, por estos misterios pascuales concédenos ser constantes en la acción de gracias, para que la continua eficacia de tu obra redentora sea fuente de inagotable alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA I.

V/. El Señor esté con ustedes.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en esta noche en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado.

Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA Gál 3, 27

Aleluya. Todos los que han sido bautizados en Cristo están revestidos de Cristo. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre, mira con bondad a tu pueblo y, ya que lo has renovado con los sacramentos de la vida eterna, concédele alcanzar la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 



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