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General: el miedo al rechazo
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: IKH@NN@  (Mensaje original) Enviado: 19/09/2014 21:52
 

El miedo al rechazo


La necesidad de integración es algo que experimentamos desde que somos pequeños. Ya en el patio de la escuela se forman grupos y nadie quiere quedarse sin pertenecer a uno aunque esto suponga ciertos sacrificios, como tener que cambiar las actividades que nos gustan por otras que son compartidas o bien aceptadas en el grupo. Lo cierto es que la madurez nos hace ver este tipo de situaciones con otra perspectiva, aprendemos que a veces no está mal ser diferente o defender una postura que no apoya nadie o muy pocos; sin embargo, no nos volvemos inmunes al placer que supone estar integrados en un grupo de personas.

El miedo al rechazo que produce angustia y llega a afectar seriamente a la estabilidad de la persona no es más que una radicalización de un temor que en el fondo compartimos todos. Lo cierto es que este miedo se retroalimenta, ya que puede ser precisamente la causa de que nos encontremos con el temido rechazo. ¿Por qué? Porque por miedo al rechazo, igual que cuando éramos pequeños, intentamos convertirnos en quién creemos que los demás quieren o aceptarían. Así, sin darnos cuenta, podemos provocar una sensación de artificialidad en los demás que efectivamente provoque el temido rechazo.

El temor a ser rechazado puede producir graves trastornos y problemas no sólo en lo emocional sino también en lo físico. En el momento de “enfrentarse” a la opinión o el simple hecho de participar en una reunión, la oportunidad de conocer a alguien en una cita o en una entrevista laboral, etc la persona que sufre este temor se siente amenazada, angustiada, deprimida, avergonzada, etc.; entre otros sentimientos.

Es más que frecuente que esta persona también se sienta muy insegura y hasta ansiosa, queriendo que la situación pase lo más rápido posible. Pensar simplemente en la repercusión que tendrá en los demás su vestimenta, su peinado, sus dichos, sus risas, etc, es motivo de total preocupación. Cuando se deben enfrentar a la realidad, se sonroja, sufre de palpitaciones, transpira más de la cuenta, siente la boca seca y tiene la necesidad imperiosa de “huir”, por ejemplo, pidiendo permiso para ir al baño.

Las personas más dependientes son las que padecen una gran necesidad por ser aprobados por los demás, ya sea su pareja, sus padres, sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus colegas del instituto, su jefe, sus hermanos, sus vecinos o hasta los desconocidos. Cuando se topan con un entorno hostil o no del todo “bonito” se asustan. El miedo al rechazo es tal que tratan de imitar la conducta de los otros y se comportan de una forma muy diferente a la que realmente son.

La autocensura y el cambio de roles (o interpretación de un papel) produce la pérdida de identidad, todo por evitar la desaprobación. Pero detrás de esto, sin dudas hay un problema mucho más grave: un complejo de inferioridad y una muy baja autoestima. En la mayoría de los casos esto es una consecuencia directa de un entorno familiar demasiado exigente o autocrítico, donde los padres sólo querían que los hijos cumplan con sus expectativas y sus sueños incumplidos.

Existen también situaciones que son traumáticas durante la etapa escolar y esas heridas no sanan tan fácilmente. Por ejemplo, cuando los compañeros se burlan del que sacó malas calificaciones, lo logró saltar tan alto ni correr tan rápido, lleva gafas o bruckets en los dientes, ocurrió algo con su ropa, se equivocó frente a los demás en la clase, etc. Aunque no se crea, esto puede continuar afectando la psique de una persona durante muchos años, aún después de ser adulto y haber terminado la escuela.

En muchos casos, son los propios prejuicios los que marginan a la persona, los hacen perder su espontaneidad, su “chispa”. Cree que no tiene nada que valga la pena para aportar a la sociedad o al grupo de amigos, que no son inteligentes lo suficiente como para opinar o decir algo que sea interesante, que “sume” verdaderamente.

Es por ello que adoptan una conducta de escondite o de escape, también de anonimato, para no resaltar nunca ni llamar la atención. Piensan que nadie los quiere escuchar cuando en realidad son ellos mimos los que no toleran sus palabras. Prefieren decir “estoy de acuerdo” o “me parece bien” antes de entrar en polémica, defender una postura o discutir con alguien.

La necesidad de complacer a los demás es muy dañina para nosotros mismos, porque renunciamos a nuestros deseos y nos traicionamos, nos sentimos incómodos, evitamos reuniones, fiestas o eventos, preferimos callar, etc.

Puede ocurrir al iniciar una relación de pareja como para agradar a un jefe en un empleo nuevo. Es tal la necesidad de conseguir la aprobación que no demostramos cómo realmente somos, tememos el abandono, el rechazo y la indiferencia. Es preciso entonces romper con los prejuicios y arriesgarse un poco más a ser auténtico o espontáneo, pero sin exagerar. El cambio ha de ser paulatino y analizando los efectos que causa.

lamenteesmaravillosa.com



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 20/09/2014 04:20

Aprende a superar el miedo al rechazo de los demás

por Miriam R.

  8  Comentarios

Aprende a superar el miedo al rechazo de los demás

Nadie es monedita de oro, en la convivencia con los demás siempre habrá personas a las que no les agrademos. Hay que aceptar que no somos simpáticos para todo el mundo, y aprender a manejarnos con quienes no nos quieren demasiado.

¿Has sentido alguna vez, miedo al rechazo? ¿Has experimentado una sensación de impotencia y bloqueo frente a otras personas? Seguramente después de una situación de éste tipo lo único que deseas es salir del lugar.

El miedo al rechazo es una experiencia desagradable, que nos conecta con la sensación de ser juzgados y nos hace sentir frente a un tribunal todo el tiempo. Las personas se creen observadas y juzgadas, pero en realidad, la mayoría de las veces, la única mirada acosadora, proviene de uno mismo.

Siempre habrá quienes no nos consideren interesantes, y éste es un detalle más que fundamental, pues no se trata de agradar a los demás, sino aprender a sobrellevar el desagrado que algunas personas pueden experimentar hacia nosotros.

Hay situaciones en las que el rechazo ciertamente existe, nos afecta y provoca en nosotros una fuerte emoción que saca a relucir nuestro orgullo y nos prepara la defensa, pero también despierta el dolor que debemos aprender a enfrentar junto con el miedo mismo.

Rechazo imaginario

Es importante entender que existe la posibilidad del rechazo, pero sólo se trata de eso, es posible, más no seguro.

Cuando las personas es tipo de miedo, no pueden distinguir la diferencia que hay entre la posibilidad y la realidad. Por eso, la mayoría de las veces, esta sensación e rechazo está infundada. Pero ¿por qué? Se trata de un mecanismo de defensa, de evasión; en el fondo el miedo al rechazo, es el miedo a ser, a mostrarnos tal cual somos, porque nos creemos inferiores y pensamos que nuestra opinión nunca es la correcta.

Un ejemplo claro es cuando en una reunión esperamos que el otro hable primero para saber que piensa y decir algo acorde a su pensamiento.

En términos de ajedrez, se es bueno en defensa pero malo en ataque. Otro ejemplo es sentirse totalmente abatido porque alguien te contradice a tal punto de haberte dejado marcado “para siempre”, cuando para el otro se trató sólo de una conversación más.

Las personas que experimentan este miedo, acostumbradas a esperar y a mirar muy detalladamente el entorno, tienen una capacidad crítica muy buena pero a la larga les juega en contra. Al juzgar a los demás, se sienten superiores frente a los otros, pero cuando saben o creen saber que alguien los juzgará el sentimiento es de inferioridad.

Cuando nos sentimos menos, evitamos ciertas situaciones, nos cerramos. El problema es que ante el miedo al rechazo, se huye antes de tiempo. La sensación solo radica en nuestros pensamientos, sin que necesariamente el rechazo sea real.

Consejos

Si sufres de este miedo, te recomiendo que sigas los siguientes consejos. Pero si el miedo que experimentas ha inundado muchas partes de tu vida, recurre a un terapeuta que te guíe en el camino a la aceptación y autoconocimiento.

  • Aprende a manejar de modo sano los conflictos
  • Analiza la causa concreta por la que decidiste aislarte
  • Separa la aceptación de los demás de tu propia autoestima
  • Deja la responsabilidad de la aceptación, o no, en el otro. Nadie tiene la obligación de estar de acuerdo contigo en todo, pero si el deber de respetarte, al igual que tú a los demás.
  • Reconoce que le temes a algo que has inventado; la opinión que crees que tendrá la otra persona.
  • Está bien preguntarse qué haría el otro, pero tienes que preguntarte, que quieres hacer tú.
  • Exponte poco a poco a las situaciones temidas.

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Gracias amiga por traer tan interesante tema .....



 
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